Más de 35 millones de personas en este país de 294 millones sufrió hambre el año pasado, 390.000 más que en 2005, según el último informe sobre Seguridad Alimentaria Hogareña del Departamento de Agricultura.
De ese total, 12,6 millones son niños. Esto significa que casi 20 por ciento de la población infantil de Estados Unidos no tuvo suficiente comida o, si la tuvo, no puede dar por seguro que seguirá siendo así en el corto plazo.
El estudio, que se hizo público el miércoles, coincide con el debate en el Congreso legislativo de un programa que incluye desde subsidios agrícolas hasta programas alimentarios para los pobres, y que tendrá vigencia durante cinco años.
«Estados Unidos es la única nación rica que se permite tener gente que pasa hambre en su territorio», dijo el presidente de la organización no gubernamental Pan para el Mundo, David Beckmann.
Jim Weill, presidente del Centro de Investigación y Acción en Alimentos, considera que la situación se agravó desde diciembre de 2006, cuando se realizó el último estudio al respecto.
«El costo de la comida, la energía y la vivienda sigue aumentando, mientras los salarios se congelan o bajan. La economía familiar está contra la pared. Debemos trabajar más para asegurar que los hogares pobres accedan a comidas sanas, mejorando y ampliando programas que demostraron ser exitosos», agregó.
Beckmann calificó al programa nacional de cupones de comida como «el abanderado de la seguridad nutricional para los estadounidenses», pero considera –como la mayoría entre quienes analizan el asunto– que debe ser perfeccionado.
Este programa asiste mensualmente a 26 millones de personas, permitiéndoles usar los cupones, en lugar de dinero, para comprar alimentos incluidos en una lista predeterminada. Según Beckmann, es una ayuda insuficiente.
«La asignación promedio de un dólar por comida por persona no alcanza para pagar alimentos nutritivos y adecuados», afirmó. Pan para el Mundo planea difundir su propio Informe del Hambre el próximo lunes.
El proyecto de ley para la agricultura incluye los cupones de comida. «Los legisladores tienen la oportunidad de hacer que el ingreso al programa sea más sencillo, actualizar el monto de los beneficios de acuerdo con el costo de vida, en lugar de dejar que pierdan terreno ante la inflación», señaló Weill.
Según los datos oficiales, 10,4 por ciento de los adultos en Estados Unidos y 17,2 por ciento de los niños pasaron hambre en 2006.
De los 35,5 millones de personas que lo sufrieron, 11,1 millones viven en hogares considerados como de «muy baja seguridad alimentaria», un nuevo término acuñado por el gobierno en reemplazo de «inseguridad alimentaria con hambre». El total aumentó a este nivel de los 10,8 millones registrados en 2005.
La cifra coincide con otros estudios que revelan el deterioro de las condiciones de vida de los más pobres.
Los hogares de familias negras y las de origen latinoamericano son los que más sufren el problema. En ellos, la inseguridad alimentaria llega a 21,8 y 19,5 por ciento, respectivamente.
Estos datos concuerdan con estudios oficiales según los cuales no hubo cambios en los niveles de pobreza, a cinco años del fin de la recesión económica en Estados Unidos.
Un pequeño aumento en el ingreso por casa de familia no logró sacar de la pobreza a un número significativo de personas, según informó en agosto el Departamento de Estadísticas y Censo de Estados Unidos.
La tasa de pobreza cayó a 12,3 por ciento en 2006, respecto del 12,6 por ciento de 2005, pero se mantiene sobre el 11,3 por ciento registrado en 2000, último año en que se constató una reducción.
Según los datos del gobierno, los ingresos familiares aumentaron modestamente porque más miembros trabajan y contribuyen al hogar, pero no todos se han beneficiado con esta tendencia.
En las áreas rurales, la pobreza se mantiene a un nivel de 15,2 por ciento, tres puntos porcentuales sobre el promedio nacional. El año pasado, 7,2 millones de personas que viven en el campo cayeron bajo la línea de pobreza a pesar del sostenido aumento en los precios de los productos agrícolas.
Las personas de mayor edad fueron las que hicieron mejorar las estadísticas. Tomados como grupo están mejor que en 2001. En cambio, los niveles de pobreza para los niños y adultos en edad para trabajar no se modificaron respecto de 2005 y están por encima de los registros de 2001, cuando la recesión económica tocó fondo.
Según el Censo de Estados Unidos, había 36,5 millones de pobres en 2006, casi tantos como el año anterior.