Alianza PRM con PRSC legitima la delincuencia política

Escrito por: Enrique y Alberto Cabrera Vásquez (Los Mellizos)

SAN PEDRO DE MACORIS.– Los medios de comunicación del país informaron que, «El Partido Reformista concreta alianza electoral con el PRM», la misma noticia indica que, los reformistas aceptaron la propuesta del PRM de asignarle 50 candidaturas a diputados, 12 a senadores, tres diputaciones del Parlasen, un diputado nacional, 50 alcaldías y 85 distritos municipales». Creemos que se le ha dado demasiado a un partido y su candidato que no llegan a un 4 por ciento.

La anunciada alianza entre el Partido Revolucionario Moderno (PRM) y el Partido Reformista Social Cristiano (PRSC) tiende a legitimar la prevalencia de la delincuencia política en República Dominica. Y de manera particular, a restarle prestigio al PRM, entidad que viene denunciando el flagelo de la corrupción administrativa del gobierno del Partido de la Liberación Dominicana (PLD).

ALIANZASabido que la cúpula que dirige el PRSC es parte asociada de la corrupción estatal y gubernamental. Para los principales dirigentes de esa entidad política, degastada y en proceso de extinción, la política es vista como un negocio y nada más, por eso se han caracterizados históricamente por su vocación rapaz. La mafia, el robo y el saqueo en todas las instituciones que han tenido en sus manos hablan por sí solo. Para ese grupo de malos dominicanos lo que importa no es el país sino sus intereses de grupo chantajista, mafioso, gansteril, oportunista, ventajista y perverso. El único atributo que pueden exhibir es su asociación corrupta con el PLD gobernante. Semejante conducta no es de extrañar por cuanto los mismos representan el legado del Trujillismo- Balaguerismo una expresión escandalosa de la criminalidad política, con su secuela de represión despótica, persecución, exilio e intolerancia absoluta.

El PRM en vez de propiciar una alianza con las fuerzas más progresista del país, como Alianza País de Guillermo Moreno, partido Alianza por la Democracia (ADP) de Max Puig y Minou Tavárez Mirabal, con Juan Hubiere y su Movimiento Rebelde, entre otras fuerzas progresistas y democráticas, se inclina por juntarse con parte de la podredumbre nefasta que durante tantos años ha estado defalcando al Estado dominicano. Hay cercanía política que azaran y esta es una de ella. La historia dirá la última palabra.

A lo interno del PRM se defiende y justifica la alianza con el PRSC sobre la base de que lo que importa es el Poder. Es llegar. ¡Vaya inmoralidad! Los principios éticos no cuentan. Si de lo que se trata es del Poder por el poder al margen de todo referente moral entonces no tiene sentido luchar por ese poder potencialmente lleno de inmundicias; pues las componendas y compromisos pre concebidos en aras de ese poder invalidarán de ante mano la lucha frontal contra los depredadores del Presupuesto Nacional. Un poder para legitimar la continuidad de la delincuencia al frente del Estado es un poder maldito que presagia un futuro conductual asociado al latrocinio.

El PRM debe potenciarse sobre la dignidad y el decoro, garantía de que en verdad será diferente a lo que han sido los gobiernos ladrones del PRSC y el PLD. Si no presenta estas credenciales de seguro que su simpatía comenzará a mermar en razón de que vislumbra un accionar de permisividad y tolerancia frente a los actuales y futuros actos de corrupción.

El licenciado Luis Abinader, candidato a la presidencia del PRM, tiene una imagen de político honesto y serio. Su candidatura mantiene un crecimiento sostenido. No tiene rechazo. Su discurso suma dominicanos  identificados   con la  imperiosa necesidad de un saneamiento moral del Estado y gobierno dominicano. La mayoría del pueblo quiere un cambio. Anhela una actitud firme y decidida frente a la ignominia peledeísta. Abinader está llamado a mantener una coherencia entre su discurso y su práctica política. Y por lo tanto, debe procurar aliarse con los sectores decentes y patrióticos. Los buenos dominicanos somos mayoría y es esa mayoría que lo llevará a ganar las elecciones de mayo 2016.

Pero lo peor de este pacto es la entrega de parte del PRM de candidaturas locales con potenciales posibilidades de ganar, que en vez de fortalecer al partido lo debilitará. Con ello se corre el riesgo innecesario de fracturar la unidad interna por cuanto el PRM perjudica el liderazgo municipal y provincial partiendo de la hipótesis de que lo que importa es el Poder Presidencial. Craso error de cálculo estratégico. Porque si bien es trascendente obtener la presidencia de la república no se puede menospreciar ni subestimar los gobiernos locales y el poder legislativo, que en manos de las sanguijuelas del PRSC tendría un poder de chantaje y extorsión permanente hacia la impunidad.

En San Pedro de Macorís el ambiente político apunta las reales posibilidades de que el partido gane la alcaldía siempre que lleve como candidato al Lic. Héctor Luis Febles (El Primo), un fenómeno de simpatía política y social por todas partes. Además, simbólicamente hay que ver el Ayuntamiento de esta ciudad como si fuera del PRM por cuanto el actual síndico Tony Echavarría llegó y se ha reelegido con los votos de la mayoría perredeístas que hoy es el PRM. Hay que tomar en cuenta que el 70 por ciento de los empleados del cabildo son reconocidos simpatizantes del PRM y si el PRSC lo conquista todos serán implacablemente cancelados.

Por respeto, el PRM por lo menos debió hacer algunas encuestas seria para medir el nivel de simpatía de sus aspirantes municipales y provinciales de cara al voto, y sobre esos resultados negociar la entrega de las candidaturas locales, tal y como se acordó con la candidatura presidencial entre el ingeniero Federico (Quique) Antún Batlle y el licenciado Luis Abinader Corona.

Hay alianza que restan en vez de sumar. Aliarse con gentes despreciables, delincuentes insaciables, parásitos sociales y lumpenes carentes de conceptos es abocarse a un riesgo peligroso. Las elecciones se ganan cuando se cierran los colegios electorales, y como decía el extinto narrador de béisbol, el argentino-norteamericano Buck Canel. “No se vayan que esto se pone bueno”.

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