Labonismo, ideología del oportunista.
Escrito por: Enrique Cabrera Vásquez (Mellizo).
Nota: este trabajo fue publicado en el periódico semanario El Coloso de Macorix, en su edición No. 14 de la segunda semana de Octubre del año de 199
SAN PEDRO DE MACORIS.– El lambonismo como arma de conquista social está tomado arraigo en la realidad social dominicana. La adulonería en extremo, A ULTRANZA, como vehículo ex profeso para alcanzar premeditados objetivos personales, políticos y sociales, en los últimos tiempos se ha puesto de manifiesto, sistemáticamente muy en boga en las relaciones sociales y humanas, las cuales han estado basadas en la demagogia y la farsa como normas de convivencia y vínculos afectivos. Lamer o lamber a todo aquel (o aquellos) que por circunstancias coyunturales, transitorias, ha llegado a la altura social y pública se ha convertido en una constante de nuestra realidad actual. El lambisconear a los que tienen cierto poder material o económico es una modalidad propia en los aprovechadores de ocasiones, es el arma común de los mediocres.
El lambonismo frecuentemente es utilizado por cretinos y canallas; por individuos carentes de condiciones y atributos personales para poder escalar con decencia y dignidad una posición de respeto en el escenario de la cosa pública; su estrechez mental lo impulsa a recurrir, necesariamente, a lamerle su existencia de vida y presencia personal a todo aquel que considere situado en su entorno por encima de él en la escala de valores humano y social.
La lambeta como expresión cultural táctica para subsistir o para sobrevivir, ha convertido el espectro social dominicano en un inmenso vertedero social; en un vaho apestoso, constantemente enriquecido por la inmoralidad más honda y laureado por la más repugnante cobardía.
El rendirle culto y pleitesía a la riqueza mal habida, esa surgida del narcotráfico, el robo, la estafa, el cohecho, el tráfico de influencia, la corrupción administrativa, pública y privada, (esta última muy frecuente en los bancos comerciales, compañías de seguro, entre otras), así como por la indecencia y toda clase robo, disfrazado taimadamente de mil forma, es algo muy común en este nuestro medio de mentira y engaño.
Asistimos al entierro de la honradez y la dignidad. La inversión de valores contamina y pudre el ambiente social dominicano. A las posiciones públicas ya no se llega por los méritos alcanzados en buena lid; por la suma de virtudes ciudadana, sino por la capacidad de lambisquear, intrigar y chismotear teniendo como norte inmediato trepar y trepar a cualquier precio y sin guardar ninguna apariencia, desconociendo todas las normas morales de la civilización y del comportamiento humano.
El lambonismo se ha acentuado con tanta fuerza cultural en las relaciones humanas y sociales que ha asumido una categoría política e ideológica
El mundo social está bajo el dominio de lumpen-burgueses, lumpen-proletarios, lumpen- pequeños-burgueses; ese abanico de degenerados, de seres putrefactos, parásitos sociales, miserables, seres frustrados en todos los órdenes, mantenidos, chulos, proxenetas, alcahuetes, aprovechadores inescrupulosos, egoístas patológicos, codiciosos profesionales, farsantes, envidiosos, malsanos, funestos, los llamados ladrones de cuellos blancos de la alta sociedad, delincuentes vulgares, auténticos hampones desalmados, letrinas públicas y todas clases de vividores improductivos incrustados en los diferentes estratos sociales, que mediante el contrabando, el narcotráfico y las más escandalosas prácticas corruptas, se han erigidos en los rectores o administradores públicos de nuestra convivencia institucional.
Las vizcachas humanas que nos desgobiernan vulneran todos los preceptos posibles. Disfrutan de la impunidad que le brinda el estar en el Poder social, público y económico. Compran y corrompen a las autoridades, civiles y militares. Sus nefastos tentáculos de pillaje y exterminio se sienten monstruosamente por todas partes.
La humanidad digna y consciente lo enfrenta titánicamente. Hace esfuerzo denodado por salir airosa de este vórtice de maledicencia e iniquidad que pervierte y gangrena todo lo que le rodea.
Más tarde o más temprano estos siniestros personajes serán derrotados. La seriedad y la honestidad se impondrán y la humanidad se liberará de sus ataduras patológicas.
La conducta mediocre propio de seres recalcitrantes, inhumanos, demagogos, hipócritas, embusteros, mentirosos, calumniadores embaucadores, rufianes, charlatanes, ladrones, farfulleros, tramposos, oportunistas, apóstata, degenerados, inmorales, criminales, asesinos, represivos, abusadores, cobardes, irresponsables, tiranos, dictadores, incumplidores, déspota, nunca podrás destruir las esencias de nuestros valores espirituales, morales y filosóficos nacidos de lo mejor del pensamiento humano universal.
El lambonismo acosa y hostiga burlonamente a quienes (como yo) se niegan a sucumbir en sus redes interesadas, sus protagonistas muestran orgulloso sus logros sociales y personales, la sociedad nunca le cuestiona sus éxitos resultante de la intriga, la traición y el entreguismo desvergonzado. No obstante, la fuerza cultural que exhibe será superada por la competencia sana, sincera, diáfana, y justa. Por el predominio de valores altruistas, nobles, humanos; por la ideología del bien sobre el mal.
Indómito es este nuestro vozarrón de decoro que se antepone enhiesto al lambonismo con caricatura ideológica que corroe el conglomerado humano que invierte los valores.
Todo no está perdido, desde las entrañas de la descomposición surgen voces y conductas aceradas que denuncian contundentemente este cobarde, asqueroso y repugnante método tendente a trepar social y políticamente, levantado alegremente por la mediocridad inescrupulosa e indecente.
El lambonismo, recurso ruin, perverso, maldito y execrable, será barrido. Será aplastado por la honestidad; con una práctica social noble y altruista basada en la solidaridad humana y en la gratitud recíproca.
Por un mundo mejor denunciemos y enfrentemos el culto a la mentira, la demagogia, el engaño y la falsedad. Denunciemos y enfrentemos con responsabilidad y valentía los héroes de barro, los ídolos de cartón, los falsos dioses terrenales proyectados cobardemente por los lambones y seres sin escrúpulo ni conciencia.
Nota: este trabajo fue publicado en el periódico semanario El Coloso de Macorix, en su edición No. 14 de la segunda semana de Octubre del año de 1994.
>Estoy Recorriendo el decimo escalon del pensamiento humano, donde yo, al igual que el autor, creo que el lambonismo como practica execrable de seres incapaces de masticar chicle y caminar al mismo tiempo, esta condenada a languidecer pronto en el Bostezo de un hastio sin fondo.
Israel Matos