LA NACION
29 de septiembre de 2016,.- Para remediar los problemas de la vista hay mucho más por hacer que usar anteojos y recurrir a cirugías. Diferentes profesionales utilizan ejercicios, la alimentación y la tecnología como aliados clave.
Ortópticos, rehabilitadores visuales y oftalmólogos trabajan en problemáticas que van desde la baja visión y la ceguera, hasta la miopía, la presbicia, o dificultades visuales derivadas de afecciones neurológicas con metodologías que apuntan a la ejercitación ocular para lograr mejores funcionalidades o compensar habilidades visuales perdidas.
Ejercicios y alimentación
El doctor Raúl Flint, oftalmólogo, asegura que los ejercicios visuales diarios ayudan a mantener la salud y prevenir enfermedades. Combinado con una alimentación saludable, baja en azúcares y almidones, mejora notablemente la situación.
Los ejercicios que utiliza tienen su origen en la medicina china y también hay desarrollos posteriores. Él mismo ha creado algunos. En su libro “Comer bien para ver mejor” recomienda ejercicios para la miopía, el astigmatismo, la presbicia, el estrabismo y las retinopatías.
Recomienda realizar 10 o 15 minutos de ejercicios por día para mantener la musculatura de la vista en buen estado.:
Se puede comenzar por los movimientos oculares. Horizontales -de un lado a otro- verticales, diagonales -en una dirección y en otra- y circulares. 20 o 30 movimientos de cada uno. Luego realizar ejercicios de pestañeo. Se enfoca un objeto (en la lejanía, si uno es miope) y se inhala y exhala por la nariz. Al exhalar hay que pestañear rápidamente, como el aleteo de una mariposa. Dos minutos de este ejercicio ayuda a soltar la musculatura de la tensión.
Para quienes usan mucho la computadora, Flint recomienda utilizarla 30 o 40 minutos, detenerse, frotarse las palmas de las manos para calentarlas bien y ponerlas sobre los ojos por uno o dos minutos. “Además de ser muy agradable, con eso basta para relajar la vista”, explica. Después hay ejercicios más avanzados para abordar cada problemática específica, que incluyen visualizar una imagen con los ojos cerrados; enfocar de lejos y de cerca, o cambiar de foco y visualización.
“La medicina occidental sostiene que los orígenes de estas enfermedades son genéticos o congénitos”, explica Flint, pero dice que esto es difícil de sostener, dado que “en los últimos 50 años los problemas visuales han aumentado llamativamente. Y en 50 años no cambió la especie humana, lo que cambió es la alimentación”.
Hay que eliminar azúcares y almidones, alimentos industriales y cereales refinados. Y aclara que incluso el pan integral y las galletas de arroz se hacen con cereales refinados. “El organismo no está preparado para defenderse de eso, entonces recibe un shock de azúcar en la sangre, y eso repercute directamente en la vista, porque así se genera una glucemia típica de un diabético,” dice.
Además, una determinada combinación de alimentos puede ser beneficiosa o perjudicial para la salud visual. Por ejemplo, combinar verduras con limón es una buena idea, en tanto mezclar lácteos con huevos puede ser terrible.
¿Cefalea, picazón, visión borrosa?
El uso que se da a los ojos, un ritmo de trabajo acelerado y el uso constante de la computadora, también pueden crear problemas en la vista. Se detectan como cefaleas, picazón, mareos y pueden ser en realidad síntomas de la insuficiencia de convergencia o acomodación.
“Cuando ambos ojos comienzan a cansarse, un ojo deja de fijar, se desplaza y mira otra cosa, esto se conoce como foria. En otros casos se puede manifestar como visión borrosa. Si se duplican las letras o los números, se trata de visión doble o diplopía. Y el uso prolongado de la computadora puede causar la sensación de no ver de cerca”, explica la ortóptica Martha Fino.
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Un ejemplo típico es el estudiante que consulta por cefalea o visión borrosa, ya que hace tanto esfuerzo en enfocar cada palabra que al terminar el párrafo no recuerda el contenidoOrtóptica Martha Fino
“Un ejemplo típico es el estudiante que consulta por cefaleas, ardor o visión borrosa. Hace tanto esfuerzo en enfocar cada palabra que al terminar el párrafo no recuerda el contenido,” cuenta Fino.
Otro caso son las personas operadas de cataratas, quienes frecuentemente refieren diplopía (visión doble). Esto puede provocar pérdida de equilibrio, causándoles limitaciones en la vida diaria.
En estos casos pueden intervenir los profesionales ortópticos, quienes con ejercicios y herramientas de apoyo logran que las personas vuelvan a tener una visión cómoda optimizando la percepción visual. Algunos estrabismos y paresias leves, también pueden ser corregidos mediante estos ejercicios.
Baja visión y calidad de vida
En el terreno de problemáticas más severas, como la baja visión y la ceguera, también hay mucho por hacer. Los rehabilitadores visuales las trabajan con ejercitación, ayudas ópticas y la tecnología como aliada clave, para mejorar la calidad de vida y lograr la independencia de estas personas.
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“En la Argentina, la discapacidad visual afecta a más de tres millones de personas, lo cual representa al 7,5% de la población,” explica Graciela Morel, vicedirectora de ASAC, una asociación civil dedicada al abordaje integral de estas problemáticas.
Maculopatías, retinopatías, glaucoma, hemianopsia, ambliopías u “ojo perezoso” son cada vez más frecuentes debido, entre otras cosas, a la extensión de la vida.
Se trabaja sobre la visión potencialmente útil para la vida diaria (caminar, realizar tareas domésticas, leer, manejar dispositivos de comunicación, etc.) y sobre la visión remanente para compensar los campos de visión perdidos; se involucra al entorno, y se incorporan ayudas no ópticas, ópticas y electrónicas, como adaptadores visuales para pantallas.
La Lic. Marisa Bartolomé, coordinadora de la licenciatura en Rehabilitación Visual de la Universidad Nacional de San Martín (Unsam) e integrante del equipo de Baja Visión del Hospital Italiano relata el caso de un paciente que sufría una maculopatía, que es una lesión en la visión central: “Con ayuda óptica y ejercicios pudo utilizar su visión periférica, que estaba en buenas condiciones, aprender a posicionar la mirada en los cuadrantes en los que le quedaba visión y volver a leer, que era una de sus pasiones”.
Neuro-rehabilitación
Los problemas visuales en algunos casos pueden deberse a afecciones cerebrales, congénitas o adquiridas, por ejemplo, encefalopatía, accidente cerebro vascular (ACV) o algún tipo de lesión o deficiencia cerebral.
En estos casos, la primera tarea es una evaluación en la que “se evalúa qué aspectos y campos de la visión están afectados, cómo ve la persona, qué habilidades visuales le quedan, y qué actividades realizaba antes de sufrir la problemática, y se intenta que pueda volver a realizar sus actividades”, explica la Lic. Ayelén Butus, licenciada en Rehabilitación Visual del Instituto Fleni.
“Las intervenciones que se utilizan pueden ser restitutivas, para que la persona recupere funciones perdidas; compensatorias, en las que se desarrolla una función que está preservada para compensar otra perdida, o sustitutivas, en las que puede intervenir la tecnología, por ejemplo a través de softwares específicos para adaptar pantallas, lupas, iluminación regulada, guías de lectura, o realizarse modificaciones en el ambiente inmediato para adaptarlo a las dificultades del paciente,” explica Butus.
Algo importante es involucrar al propio paciente y su familia en la recuperación. “El entorno debe saber cómo ve esa persona y no exigirle. Además, darle materiales adaptados a las personas con dificultades visuales es bueno, pero convocar a que ellos mismos los adapten es mejor,” dice Butus.