Escrito por: Enrique Cabrera Vásquez
San Pedro de Macorís, R.D., 29-01-2018.-
(Imágenes ilustrativas)
1
Vivo en tu sonrisa,
tan tuya, tan mía;
tan de nosotros solos;
esa que surge
cuando nos vemos, abrazamos
y tocamos nuestras manos;
y que guardo en mis sueños
de noches callada.
II
Vivo en tu sonrisa,
la que siento por mis venas
venida de tu corazón ataviado
de cariño;
me las trae por cóncava
calles y carreteras costera
flotando en nubes de magias
y anhelos escarchados.
III
Esa sonrisa tuya,
tan bella como las estrellas,
dada con ternura entrega;
la siento en mi estío
donde cuelgo mi ocio;
alzo mi mirada
en busca de tus pasos;
el cobijo de tu sombra
órbita luz de mi vida
en mi estar;
solaricia esmaltada en mi memoria;
me empecino en adueñarme de tu boca
tu sonrisa tan buena me lo provoca.
IV
Esa sonrisa tuya,
ya te dije: es mía;
fuente vesperal de mis fantasías;
sustancia de mi alegría sustantiva
revolotea mí intimidad
trenzada en mí sangre;
libido excitante
de mi sobriedad autanal;
palpitar de mi cotidianidad ilustrativa.
V
Tu sonrisa substancial;
tan especial,
entusiasma mi vida;
y sobre ella, y con ella;
mis besos interesados atrapan
tu mirada;
yo, pensándote siempre
sobre tu verdad de cristal.
Y mi voz poética
se introduce en tus arterias
buscando escuchar
de tus labios sensuales
el sonido de mi nombre.
Vl
Lontananzas de nuestras primaveras
castigo del tiempo sin alma
carne enmohecida;
lo que ayer estaba hoy no está,
todo transcurre a prisa,
a veces nos olvidamos de vivir;
las horas pasan consumiendo la vida,
no medimos nuestra existencia,
todo acaba en fugaz segundo
sin tiempo para idolátranos,
la fastuosidad intenta perpetuarnos
más todo se queda
en ese instante inesperado;
tortuosa toda existencia en desamor;
umbrales interrogantes incontestadas;
signos carcomidos por la vejez;
sobre incertidumbre de inquietud
resalta tu sonrisa fresca:
aterciopelada, primorosa;
fragancia magnetizada, fascinante.
Rauda mi porfía adultez
apegado a tu sonrisa;
ella engalana mis canas.
Ungüento locuras del ocaso
plasmada con delicadeza
por tu aliento de esperanza.
VIl
Tu sonrisa me inspira;
saluda mi alba
de atmósfera invernal;
por eso me encanta;
se desplaza con ternura sobre mi piel
rumbo a arrugarse;
acicatea mis instintos estremecidos;
provocando estas palabras mías;
proclama contra insensibilidad de resentidos;
egoístas estigmatizan todo amor absurdo
procedente del extravío del ocaso.
VIII
Desde el fondo de tu ser
habla tu sonrisa en suspiro
diciéndome lo que sientes;
y nos miramos a los ojos con amor;
tus labios llenos de escalofríos
por temor de lo que pase;
tu sonrisa mágica estampada
en mi carne inamovible
allana mi procedencia de fábula
buscando la arquitectura de mis ensueños.
IX
Esa sonrisa tuya,
icono de mis crepúsculos encanecidos;
tan bella, tan tierna;
tan sincera y única;
tan de ti para mí;
la que me brinda
cuando nos vemos
abrazados en callada complicidad;
quedan las tentaciones
de cada momento que nos damos;
dulce y delicioso
es vivir por tu sonrisa,
porque es tuya y es mía
orgulloso la exhibo en mí andar;
la gravedad que nos atrae
conjuga nuestras químicas.
Esa sonrisa tuya alegra mi alma.
X
A esa sonría tuya
respondo con besos de amores
colocado con delicadeza
en tu blanca frente de miel e ilusiones,
en tus ojos y pupilas con pasión;
y entonces viene tu silencio breve
que prolonga nuestro afectos;
y después de ese instante
no hay nada que excusar;
la poesía prohíbe deshacer
lo quimérico;
mis pulsaciones impertinente
irrumpen desnudo sobre el espejismo
de mi ensueño.
Xl
Tu sonrisa motiva un poema;
quizás este lo sea,
esculpido con sangre de mi corazón;
para que vuele por mágicos litorales
de arcoíris;
ella es tu sonrisa única;
tuya y solo tuya,
que me entrega con donaire
sin sutiliza acomodada
ni vestuario entintado;
subvirtiendo los crespones del desdén;
¡Oh! ¡Amada mía!
Cantan Las Flores
¡Acogieron tu Sonrisa con placer!…