Los residentes de La Toronja describieron al raso Juan David Cuevas como una persona violenta y agresiva.
Foto.- El hecho se produjo alrededor de las 1:00 de la tarde frente al taller donde laboraban las personas que ahora fueron asesinadas, ubicado en el sector La Toronja, en Santo Domingo Este.
Por: Dalton Herrera
Santo Domingo, 24.-mayo-2018.- Los cuerpos de Miguel Luis Sosa Santana y Miguel Ángel Montero yacían en el pavimento frente al taller de mecánica donde laboraban, con impactos de balas y machetazos. Mientras que el cadáver de Erickson Fernando Ramírez, dueño del local, se encontraba allí dentro, con iguales signos de brutalidad. Habían sido asesinados por el raso de la Policía Nacional, Juan David Cuevas Acosta, y por su padre, Simón Cuevas Peña, mejor conocido como “El Chicharronero”.
Eran sus vecinos de al lado y tenían una rencilla desde hace 20 años por la acera del callejón que conecta la calle El Tropical, en el sector La Toronja, en Santo Domingo Este, la cual era utilizada como un parqueo por ambas partes.
El vocero de la Policía Nacional, coronel Frank Durán, informó anoche que la discusión se generó cuando Juan David llegó a su casa alrededor de la 1:00 de la tarde y encontró el vehículo marca Audi color negro, enfrente de su hogar y propiedad de los mecánicos, obstaculizando la entrada de su casa.
“Hubo una discusión entre el raso y los empleados del taller. De pronto uno de los mecánicos agarró un tubo y le dio un tubazo al agente y este reaccionó buscando una pistola. El padre del raso que estaba ahí entró a la casa buscó un machete, y entonces, ocurrió la tragedia”, sostuvo Durán, quien confirmó que “El Chicharronero” se entregó a la justicia.
Su hijo aún no se ha entregado a las autoridades. Pero según el vocero policial, el raso está siendo buscado para que responda por los hechos.
“El papá se está tratando de comunicar con el raso para que él se entregue. El padre dice que si se logra comunicar con su hijo, él se entregará”, expresó el vocero policial.
Un menor de cuatro años de edad también resultó herido en un muslo durante la reyerta.
Ignacio Reyes, vecino de La Toronja, dijo que Erickson salvó la vida del niño cuando en medio de la balacera lo cargó y corrió con él hacia el interior del taller.
“David le cayó atrás y le entró a tiros sin importar que este llevaba cargado al niño”, expuso Reyes.
El menor de edad fue trasladado al Hospital Darío Contreras por uno de los vecinos, y posteriormente fue llevado al Hospital Robert Reid Cabral, donde se encontraba estable.
Según Reyes, el niño se encargó de señalar la vivienda de quienes perpetraron el hecho cuando fue socorrido.
Los tres cadáveres fueron levantados por la médico legista, Catherine Diloné, y trasladados al Hospital Marcelino Vélez para los procedimientos de lugar.
Conocidos, tanto de las víctimas como de los victimarios, cercaron la zona ante la conmoción imperante entre los residentes.
La resencilla que llegó a esta tragedia sangienta es de antaño, según los vecinos
El raso Juan David y su padre tenían una litis judicial con los empleados del taller que no arrojó ningún tipo de resultados.
El pastor del sector La Toronja, Franklin Arias, criticó que la Policía Nacional no haya evitado esta tragedia porque el problema se había denunciado desde hace tiempo y no hicieron nada.
“Esto se pudo haber evitado. Son muchos años que los moradores denunciamos que aquí sucedería esta tragedia. Ellos habían ido hasta la justicia para que se resolviera esta rencilla y nadie hizo nada”, indicó Arias.
El pastor señaló que los agentes de la Policía sabían de este caso porque era un conflicto de hace 20 años, pero prefirieron ignorar el asunto.
“Tantas veces que nosotros llamamos a la Policía para que vengan en ayuda de este caso, y nunca venían. Qué pena que ahora, en este día, hayan venido solo a levantar los cadáveres”, agregó Arias.
Descripción del raso
Los residentes de La Toronja describieron al raso Juan David Cuevas como una persona violenta y agresiva.
“David era medio desacatado. No cogía corte. Todos aquí en el barrio sabían que tarde o temprano él iba a matar a todos. Eso era viejo y todo el mundo lo sabía. Para mí que como él era policía, sus compañeros se hacían de la vista gorda y no le paraban a nada”, reveló un morador que prefirió mantener el anonimato por temor a represalias en contra de él y de su famiila.