“Pempén, traidor de marca mayor”, es una contundente denuncia de una aparente situación real y que el autor presenta desde una ficción que atrapa al lector desde su inicio. Es un libro para leerlo de un tirón, y por demás, disfrutarlo y gozarlo a carcajadas ruidosa.
¿Por qué defino de manera atrevida al escritor Enrique Cabrera Vásquez como un escritor “maldito”? Por el estilo descarnado, irónico y lleno de crudeza con que trata a los personajes que figuran en esta obra, y que de acuerdo al escenario que presenta, constituye una acusación de hechos sucedidos en un contexto real. Al calificarlo de “maldito” me veo precisada a memorizar una definición en este sentido del laureado y ampliamente conocido escritor peruano Mario Vargas Llosa, Premio Nobel de Literatura 2010, quien manifiesta desde su experiencia y autoridad intelectual y los vastos conocimientos de todo un escritor profundo, el significado literario de ese tipo de escritores llamado admirablemente “maldito”. Al respecto éste nos dice: “Esos son los escritores que en la historia de la literatura se les llaman generalmente malditos, escritores que en lo que escriben muestran el lado oscuro de la realidad humana, de la condición humana. Esos fondos terribles, traumáticos, irracionales, de los que salen a veces esas explosiones de violencia, individuales o colectivas”.
En efecto, “Pempén, traidor de marca mayor”, constituye un sablazo a la prepotencia y la arrogancia de ciertos jefes indolentes y malvados. A través de esta obra se denuncia la insensatez humana, ese uso abusivo, torpe y desproporcionado del ejercicio del poder. Ese trato lleno de vituperios inmerecido y subvaloración en el trato en las relaciones con subalternos en cualquier dependencia pública o privada. Este libro saca a la superficie con claridad patética la doble moral, la simulación, la hipocresía, el cinismo y el chantaje intimidatorio, que se esconde debajo de la apariencia inofensiva de la ambición humana en su carrera por llegar a ser jefe.
La personificación de Pempén como traidor e ingrato, es descuartizada, desgajada; convertido en añicos por el lenguaje trémulo de Mellizo Cabrera Vásquez, quien lo desnuda y persigue con ahínco de justicia. No hay tregua ni perdón en su reclamo de desagravios frente a un jefe abusador, pusilánime y mediocre.
Es posible que después de la lectura de este libro el personaje Pempén desplace a Judas como símbolo de la traición y la ingratitud
El panorama humano y social descrito en este libro reviste mayor significación por cuanto los hechos, según el autor, se dan en una academia de altos estudios donde Pempén es profesor de filosofía y logra llegar a ser el regente, por elección de sus colegas. Es decir, que quien encabeza la malignidad y la abominación contra sus subalternos circunstanciales es un académico, al que se le supone por esa condición cierto nivel de cultura y educación para respetar a los demás. Y esto muestra de manera descarnada el alcance de la brutalidad de los llamados ilustrados y cultos.
Escandaliza el hecho de que, en un ambiente de enseñanzas superior, como lo es una universidad, prevalezca una situación tensa y dramática escenificada por seres despiadados que en el fondo aplican su complejo de inferioridad desde una “superioridad” grotesca. Evidencia, además, que en realidad son seres envilecidos, frustrados y derrotados por su propio ego.
El cuadro humano y social presentado en” Pempén, traidor de marca mayor”, constituye un episodio de importancia histórica cuya valorización podría convertirse en un guion para televisión o un cortometraje.
” Pempén, traidor de marca mayor” desenmascara la vulgaridad. Pone sobre el tapete las bajas pasiones; la irresponsabilidad, la inmoralidad, la falta de escrúpulos, la cobardía, y la infamia, como estandarte de sometimiento y control en el ejercicio de funciones delicadas. Y, sobre todo, condena la traición, la ingratitud, la deslealtad y el deshonor humano.
. Número de páginas: 60. Publicado: 2018-11-26