Aprovechar el momento para fortalecer la conciencia cívica

Escrito por: Teófilo Quico Tabar

Santo Domingo, jueves 30 de mayo 2024.- Muchas veces se producen situaciones a las que una buena parte de la población no le presta la debida atención. Me refiero a la forma en que se han desarrollado los acontecimientos políticos durante e inmediatamente posterior al proceso electoral 2024. Se produjeron como un país civilizado y en los rieles de la institucionalidad, a pesar de cualquier apreciación sobre algún hecho particular. La realidad es que la generalidad de las acciones se desenvolvió de una forma propia de países que creen en la democracia y en el respeto.

Insisto mucho en esto, porque las generaciones más jóvenes probablemente no tengan idea o conocimiento de lo que significaron por mucho tiempo en nuestro país los procesos electorales. Y lo hago porque pertenezco a una generación con ocho décadas o más sobre los hombros, que desde mediados del siglo 20 y lo que va de este, que tuvo experiencias traumáticas en esos períodos electorales. Que dejaban huellas negativas imborrables. Semanas para conocer los resultados. Meses de incongruencias, querellas y acciones legales. Sin embargo, hoy las cosas son diferentes.

Que quede claro, que lo que expreso ha sido un proceso en el que casi todos los actores han colaborado o se han visto forzados a cambiar para llegar a estos resultados. Se han asimilado y superado aquellas experiencias amargas. Aquellas luchas internas y entre partidos diferentes en las que, sin darse cuenta, lamentablemente ellos mismos daban notas de atropello a la democracia y a la participación popular. En tal sentido, no solo debemos sentirnos orgullosos por lo que hemos avanzado en ese aspecto, sino continuar profundizando en la creación de conciencia ciudadana, incluyendo los valores democráticos.

Y que todos los actores tengan presente, que cualquier proceso de educación cívica y lo relativo a la creación de valores, debe realizarse dentro del concepto de educación con una dimensión de transmisión de conocimientos e incrementando la información. Que la educación, o sea, los valores, conocimientos y pericias, aunque se les de la importancia y trascendencia por sus efectos a largo plazo y en su profundidad, debe hacerse dentro de los valores éticos y morales desde ya.

Tener presente estudios que han demostrado que el desarrollo de los valores ocurre por etapas a lo largo de la vida. Que en dicho proceso desempeñan un papel predominante los diferentes ambientes y contextos sociales en los cuales se mueve la persona desde el momento mismo del nacimiento. Que el afianzamiento de los valores ocurre principalmente dentro los primeros años de su vida, hasta la adolescencia; pero también pueden producirse cambios posteriores a raíz de situaciones traumatizantes o a presiones por parte de las estructuras deformadas.

Todo proceso de cambio de valores implica la participación, no solo de las personas como individuos, sino la acción de la misma sociedad a través de sus instituciones, incluyendo las organizaciones oficiales, partidarias, sindicales, profesionales, iglesias y sobre todo la familia. Entender que los procesos de formación de valores no dependen de una sola y única institución social, como es el sector educativo, sino que es responsabilidad de toda la sociedad organizada. Tener presente, finalmente, que educación tendente a la creación de conciencia cívica es el mejor camino hacia la paz, armonía, desarrollo, integración, freno a la delincuencia y descomposición moral.

 

 

 

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