El presidente de EEUU quiere que las centrales termoeléctricas del país recorten sus emisiones en un 32% para el 2030
WASHINGTON.- (EFE).-Barack Obama anunciará este lunes un ambicioso plan para combatir el cambio climático que busca que Estados Unidos reduzca para el 2030 en un 32% las emisiones de carbono de las centrales termoeléctricas respecto a los niveles del 2005. La medida es la versión definitiva de una orden ejecutiva conocida como ‘Plan de Energía Limpia’ que el Gobierno estadounidense adelantó hace un año y que, después de un periodo de comentarios y cambios, es aún más ambiciosa, de acuerdo con los detalles obtenidos por ‘The Washington Post’ y ‘The Wall Street Journal’.
La norma presentada entonces por la Agencia de Protección Medioambiental (EPA, por su sigla en inglés) ponía como objetivo la reducción de las emisiones en un 30% para el 2030 y su versión definitiva aumenta esa meta hasta el 32%.
Para calentar motores antes del anuncio oficial (a las 18.15 horas en la Casa Blanca, las 00.15 hora española), Obama ha publicado un vídeo en la página oficial de la Casa Blanca en Facebook en el que advierte de que «el cambio climático no es un problema para otra generación. Ya no». Un mensaje con el que quiere transmitir la idea de que combatir el cambio climático y los fenómenos extremos que comporta –el último de ellos los graves incendios en California, por ejemplo– es una tarea urgente que se debe emprender ya.
«Por eso, el lunes, mi Administración presentará la versión final del ‘Plan de Energía Limpia’ de Estados Unidos, el paso más grande y más importante que hemos tomado nunca para combatir el cambio climático», explica el presidente demócrata en el vídeo, que no especifica las metas de reducción de emisiones que se anunciarán hoy. El mandatario subraya que se niega a «condenar a nuestros hijos y nietos a un planeta que ya no pueda arreglarse».
PIEZA CLAVE DE LA AGENDA
El plan, considerado la pieza clave de la agenda de Obama contra el cambio climático, tendrá con toda certeza una notable resistencia de la oposición republicana, de la industria del carbón y de los estados más dependientes de esa fuente de energía.
Cada estado deberá elaborar planes para reducir sus emisiones con base en unas metas personalizadas que les otorgará la EPA y tendrán dos años más de lo previsto para comenzar a avanzar hacia esas metas, de acuerdo con ‘The Washington Post’.
La norma complementa el objetivo general con el que Estados Unidos se ha comprometido ante la ONU con miras a la conferencia global sobre cambio climático que se celebrará en diciembre en París. Esa meta, formalizada en marzo, consiste en que Estados Unidos reducirá para el 2025 sus emisiones de efecto invernadero –en total, no solo las procedentes de centrales termoeléctricas– entre un 26% y un 28% respecto a los niveles del 2005.
La cumbre de París pretende cerrar un acuerdo global vinculante que evite que el calentamiento global sobrepase los dos grados centígrados con respecto a los valores preindustriales, y Estados Unidos busca con sus medidas convertirse en un referente para otros países industrializados y emergentes.
FACTURAS ELÉCTRICAS MÁS ECONÓMICAS
Además de combatir el cambio climático, la Administración de Obama argumenta que su nueva norma para reducir la dependencia del carbón repercutirá en facturas eléctricas más bajas para los consumidores en el 2030 y en mejoras en la salud pública.
No obstante, cuando se publicó la regla preliminar el año pasado, tanto la oposición republicana como la Cámara de Comercio estadounidense argumentaron que destruiría puestos de trabajo y costaría miles de millones de dólares a la economía.
El aspirante presidencial republicano Marco Rubio ya ha criticado el plan, al considerar que «elevará el coste de la electricidad para millones de estadounidenses» y no mitigará los efectos del cambio climático.
Mientras, la favorita en las primarias demócratas para las elecciones del 2016, Hillary Clinton, ha expresado su respaldo al plan de Obama, que ha definido como «un significativo paso adelante a la hora de afrontar la amenaza urgente del cambio climático». «Es un buen plan, y cuando sea presidenta, lo defenderé», asegura Clinton, que ha afirmado que los aspirantes republicanos a la Casa Blanca «no ofrecerán una solución creíble» al problema.