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Enviado por: Llenni Jimenez
La niña, que residía en la calle Tercera del sector La Puya de Arroyo Hondo, fue dada por desaparecida pasada las 12:00 del medio día del sábado tres de este mes, y en los diez días que estuvo en cautiverio, no cesó su búsqueda, ni la agonía de los familiares y vecinos. Hasta que llegó la pista.
Última imagen de Jessica y Virginia Marte, su abuela. Marcos Antonio Castillo, padre. José Andrés de los Santos
La pequeña no pudo retornar a su casa. Lo que quedó de ella hace evidente que fue víctima de un crimen macabro. Jéssica Castillo Urbáez, de diez años, fue descuartizada. Alguien se ensañó y le cortó el cuerpo en cuatro partes: le separaron el torso de la parte inferior del cuerpo, le cortaron un brazo, un pie, y le abrieron la cabeza en dos, presumiblemente con un machete.
La niña, que residía en la calle Tercera del sector La Puya de Arroyo Hondo, fue dada por desaparecida pasada las 12:00 del medio día del sábado tres de este mes, y en los diez días que estuvo en cautiverio, no cesó su búsqueda, ni la agonía de los familiares y vecinos. Hasta que llegó la pista.
En la mañana del pasado martes, a eso de las 9:10 a.m. un hombre llamó al colmado Michel, cercano a la casa de la abuela de la Jéssica, para avisar el paradero exacto del cuerpo, que ya estaba en proceso de descomposición, a medio kilómetro de distancia, en una zona denominada La Piscina.
La Policía Nacional apresó a tres personas con relación a este homicidio, dos jóvenes de 17 y 18 años, y una hermana menor de estos, entre los que se dice que estaría el que realizó la llamada al colmado informando el paradero de Jéssica.
En la cuadra donde vivió la niña bajo la protección de su abuela materna, Virginia Marte, el caso provocó consternación, más aún, cuando vieron el cadáver de la niña que aprendieron a querer jugando en el colmado de su padrino Doroteo (Dote) Paredes, quien al igual que el padre de la menor, Marcelo Antonio Castillo, considera que esta muerte ocurrió entre los que señalan como culpables. La relación de los hechos, contada por el padre y el padrino de la víctima, es de que Jéssica desapareció del colmado Michel y que poco después fue vista en el área de La Piscina, donde una mujer le abría dicho que no jugara la jicotea que confundía con un palo. Ante la ausencia de la niña, se distribuyó una fotografía por la barriada, ofreciendo diez mil pesos de recompensa para quien diera con su ubicación.
No valieron los esfuerzos. Lo peor fue que un hombre que el padre de la niña solo llamó como “Frank Féliz” y al que la Policía detuvo por escaso tiempo, alegadamente solicitó RD$500 para revelarle el lugar donde estaba la hija que procreó con Virginia Urbáez.
Delincuencia insoportable en La Puya
Castillo, padre de la víctima, afirma que no tiene problemas con ningún vecino en la barriada.
Paredes, padrino de Jéssica, y cuya foto aparece en este recuadro, afirma que los jóvenes detenidos por este hecho no son de confianza. Afirma que un cuarto hermano de quienes sospechan, habría estado en prisión por un delito. Las informaciones ofrecidas en La Puya son de que los detenidos viven solos y cometen acciones repudiadas por el sector. El padre de Jéssica salió el lunes del cementerio, luego de sepultar a su amada hija, solicitando que los culpables paguen por el crimen de la niña que apenas le pudieron reconocer por la ropa . Jéssica salió de la casa de la abuela con rumbo a donde una amiga que ayuda a atender a dos niños.
Robo y droga en el sector
Esperanza Delgado es una de las tantas amas de casa que está atemorizada por la cantidad de atracos que ocurren en este sector del Distrito Nacional, a cualquier hora.
Sus amigas corroboran que los jóvenes se trasladan de un lugar a otro a cometer estos delitos.
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