Betancourt saluda a las autoridades congregadas para recibir a los rehenes, en Bogotá. (Foto AFP)
Los argumentos oficiales de la operación de «inteligencia militar» para liberar a la política colombiana Ingrid Betancourt, plantea para los expertos más dudas que certezas. El hilo, casi infantil, de la trama para engañar a las FARC y «robarles» los prisioneros, contado por Uribe y su ejército, de ser cierto, revelaría una desarticulación de los mandos militares de las FARC que roza lo increíble para una organización guerrillera que opera desde hace más de 40 años. Las FARC todavía no hablaron, pero ya hay algunos hilos «sugerentes» que se desprenden de la versión oficial.
El miércoles, la liberación de la política Betancourt (que parecía recién salidita de la peluquería) y otros catorce rehenes (que lucían vigorosos y bien alimentados) se realizó en un escenario mediático preparado para el lucimiento de Uribe y de su ejército entrenado por el Pentágono.
Luciendo un rostro fresco y sin huellas de cansancio, Betancourt orientó sus primeras palabras a resaltar la actitud decidida de Uribe y dar gracias al ejército («de la paz») colombiano por haberla arrancado de las manos de la guerrilla.
La política derechista colombiana Ingrid Betancourt, a quien las campañas mediáticas describían falsamente como «enferma y a punto de morir», utilizó el show de su liberación como virtual relanzamiento de su carrera política mientras elogiaba desmedidamente al gobierno y a las fuerzas armadas colombianas.
Juan Manuel Santos, ministro de Defensa y aspirante presidencial, fue el otro gran beneficiario del show al exhibirse con Betancourt antes que el propio presidente Uribe.
Todo este escenario, montado para el lucimiento oficial, alimentó las dudas sobre la versión uribirista de la «operación limpia» (según el Ejército) ejecutada por la inteligencia militar colombiana para «engañar» a las FARC y liberar a los prisioneros.
No obstante la versión oficial que indica que todo el trabajo de infiltración y la operación fue ejecutado por la Inteligencia del Ejército, el diario estadounidense The New York Times señaló en su versión online, que el Pentágono confirmó la participación de Estados Unidos en la operación.
Y aunque las FARC todavía no se expidieron sobre el hecho, un habitual difusor de sus comunicados, la agencia Anncol, admite este jueves que los prisioneros «fueron arrancados a la guerrilla».
Y aunque las FARC todavía no se expidieron sobre el hecho, un habitual difusor de sus comunicados, la agencia Anncol, admite este jueves que los prisioneros «fueron arrancados a la guerrilla».
No obstante, Anncol plantea un «sabor a duda sobre el papel de los países amigos en esta operación militar con asalto a la confianza de una de las partes o de las dos, no lo sabemos».
De acuerdo con la versión oficial, la inteligencia del Ejército «infiltró» a las FARC y consiguió, mediante un engaño a sus captores, que Bentancourt y un grupo de prisioneros fueran trasladados por una presunta ONG hacia un «lugar desconocido» por «orden» del secretariado de las FARC.
Los agentes infiltrados -según la versión oficial- habrían convencido a los custodios para que entregasen a los prisioneros a un helicóptero «pintado de blanco» tripulado por militares vestidos con uniformes de las FARC, pero, en ningún momento, los efectivos que custodiaban a los prisioneros consultaron con su comando inmediato o con el secretariado de las FARC.
Primer detalle: ¿Qué pasó con la red de comunicación militar de las FARC? ¿Se descompuso? ¿Porqué supuestamente el mando de los custodios no verificó con su comando la operación de entrega?
Según la versión oficial levantada por el diario El Tiempo «La operación, que desde el primer momento fue coordinada por el comandante del Ejército, general Mario Montoya Uribe, fue avanzando hasta tal punto que dos hombres del más alto perfil en la inteligencia militar se ganaron la confianza del jefe de seguridad, de «César», el ‘carcelero’ mayor de las FARC a quien directamente el «Mono Jojoy». encomendó cuidar a los cautivos».
Según El Tiempo (un habitual «vocero» del Ejército colombiano) «los infiltrados lograron que un guerrillero de altísimo nivel, cuya identidad no ha sido revelada, convenciera a «César» de que había orden de enviar los ‘paquetes’ con el nuevo jefe de las FARC, ‘Alfonso Cano’, y que se iban a usar helicópteros de una ONG extranjera para trasladar a los secuestrados».
Segundo detalle: «César» fue el único guerrillero apresado durante la operación y hoy permanece bajo «custodia» del Ejército colombiano. ¿En vez de infiltrado, entreguista?
Según El Tiempo (un habitual «vocero» del Ejército colombiano) «los infiltrados lograron que un guerrillero de altísimo nivel, cuya identidad no ha sido revelada, convenciera a «César» de que había orden de enviar los ‘paquetes’ con el nuevo jefe de las FARC, ‘Alfonso Cano’, y que se iban a usar helicópteros de una ONG extranjera para trasladar a los secuestrados».
Segundo detalle: «César» fue el único guerrillero apresado durante la operación y hoy permanece bajo «custodia» del Ejército colombiano. ¿En vez de infiltrado, entreguista?
Curiosamente, el propio diario El Tiempo profundiza la pista: «Mientras los militares volaban hacia el campamento disfrazados de delegados de una supuesta misión extranjera, para los secuestrados -según contaron varios de ellos ya en Bogotá- el día empezó como uno más. La novedad, sin embargo, fue que el ruido de los helicópteros, que siempre anticipaba la orden de esconderse, esta vez no alteró a «César» ni a «Enrique», los dos jefes guerrilleros encargados de su custodia».
¿Qué facilitó la operación?, se pregunta El Tiempo. «Fuentes que incluso trabajaron en ella mencionan varias explicaciones: una impecable actividad de inteligencia que permitió ganarse la confianza de un perro viejo de las FARC como «César», a quien Ingrid describió como «cruel, humillante y déspota», añade el diario colombiano.
Y luego describe a «César» diciendo «Su nombre real es Gerardo Antonio Aguilar, de 49 años. Era conocido como ‘César’, jefe del frente primero de las FARC. Las autoridades lo califican como el auténtico carcelero de ese grupo subversivo y consideran que tenía un papel más relevante que el de alias ‘Martín Sombra’ (capturado por la Policía) como custodio de los plagiados».
La «experiencia» de «César» -según el Tiempo- está acreditada por la custodia de por lo menos 40 secuestrados, entre los que siempre figuraron los estadounidenses e Ingrid Betancourt.
«César» habría sido la persona que ordenó la entrega de Emmanuel, el hijo de Clara Rojas, al campesino José Crisanto Gómez.
La ex candidata presidencial abraza al comandante de las Fuerzas Militares, general Freddy Padilla de León tras descender del avión que la trasladó junto a once militares secuestrados por las FARC desde Tolemaida a la base militar de Catam en Bogotá (Colombia). (Foto EFE)
¿Tan fácil lo infiltraron al curtido guerrillero? ¿O tan fácil lo compraron como a la guerrillera «Katy»? ¿»Operación limpia» u «operación soborno»?
Después de una caminata y de cruzar el río Inírida, los prisioneros y sus custodios de las FARC vieron salir del helicóptero que aterrizó a unos personajes que la misma Ingrid Betancourt llamó «surrealistas».
Después de una caminata y de cruzar el río Inírida, los prisioneros y sus custodios de las FARC vieron salir del helicóptero que aterrizó a unos personajes que la misma Ingrid Betancourt llamó «surrealistas».
«Con chalecos que tenían insignias de una organización desconocida, los hombres de la supuesta ONG incluso dieron la orden de esposarlos antes de subir y los obligaron a usar chaquetas blancas, porque supuestamente el sitio a donde se dirigían era «tierra fría», dice El Tiempo parafraseando la versión oficial.
Tercer detalle: La condición descripta como «surrealista» de la situación ¿No llamó la atención de «César» y sus subordinados?
Según se relata en varios informes sobre la organización guerrillera, los jefes y combatientes de las FARC, como producto de décadas de supervivencia en la selva, están entrenados para percibir hasta el mínimo detalle que desentone con su entorno de operaciones.
«César» -en la versión oficial- parece haber perdido el olfato y el entrenamiento.
«Eran la 1 de la tarde y 15 minutos. Después, ya en pleno vuelo, pasó lo que Ingrid le contó al país y al mundo cuando aterrizó ayer en la base militar de Catam. Hubo un rápido movimiento en el que los dos de las FARC(«César» y un subordinado) fueron totalmente reducidos. Y luego sonó una voz: «Somos el Ejército Nacional. Están libres», consiga el relato de El Tiempo sobre la operación.
«Hubiéramos podido matarlos porque los teníamos en la mira y rodeados, pero les respetamos la vida y los dejamos en libertad como muestra de paz y esperamos una respuesta positiva ante este gesto», señaló el ministro de Defensa Juan Manuel Santos, al llegar a la base militar de Catam en Bogotá.
Y si lo mataban a «César» ¿Cómo justificaban la «operación limpia»?
En tierra, luego de que el helicóptero partiera con los prisioneros a bordo, quedaba -según el informe- un grupo de por lo menos 60 guerrilleros que le prestaban seguridad a los campamentos donde estaban los secuestrados. Ninguno registró la situación «surrealista» que si fue registrada por Betancourt.
En tierra, luego de que el helicóptero partiera con los prisioneros a bordo, quedaba -según el informe- un grupo de por lo menos 60 guerrilleros que le prestaban seguridad a los campamentos donde estaban los secuestrados. Ninguno registró la situación «surrealista» que si fue registrada por Betancourt.
¿Película de ciencia ficción, o entrega de película con «César» como primer actor?
Las FARC todavía no hablaron, pero el escenario de la operación mediática tiene un solo ganador: Uribe.
El antiguo abanderado de la «guerra contraterrorista» de Bush en América Latina que, de protector de parapoliciales asesinos y de narcotraficantes, desde el miércoles, y según las propias palabras de Betancourt, conduce el «Ejercito de la paz» de Colombia para terminar con las FARC.