En Rep. Dom. El Presidente tiene un poder absoluto y hace lo que le venga en gana. Viola las leyes con rampante impunidad y favorece a sus amigos con el Poder; pone a funcionarios y allegados a chantajear, extorsionar, presionar y amenazar para que le den sumas millonarias. Practica la corrupción amparado en su dominio y control de la justicia.
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Escrito por Jesús Del Toro.Yahoo Noticias
10 de febrero de 2017.-Se dice que la persona que ocupa la presidencia de Estados Unidos es la más poderosa del mundo, por razones diversas que van desde ser el comandante supremo del mayor poder militar del mundo o el mandatario de la primera economía mundial o las capacidades de información estratégica, de inteligencia y de reacción a escala global que posee para realizar sus funciones y tomar decisiones.
Pero al final no es todopoderoso y hay muchas cosas que un inquilino de la Casa Blanca simplemente no puede o no le dejan hacer.
Sus limitaciones son diversas: desde las de mandato legal y seguridad nacional y personal hasta las de imagen, valores y hasta sentido común. Estas son, por solo citar algunas, 10 cosas que a un presidente de Estados Unidos no le está permitido hacer, al menos en un escenario formal.
En Rep. Dom. El Presidentes tiene un poder absoluto y hace lo que le venga en gana. Violas las leyes con rampante impunidad y favorece a sus amigos con el Poder; pone a funcionarios y allegados a chantajear, extorsionar, presionar y amenazar para que le den sumas millonarias. Practica la corrupción amparado en su dominio y control de la justicia.
1. Practicar deportes extremos
Hace unos días se difundieron fotos del expresidente Obama practicando el surfing en las costas de las Islas Vírgenes Británicas, e incluso lo hizo en la llamada modalidad del ‘kitesurfing’, cuando además de ir montado en una tabla acuática el deportista es propulsado y levantado por el viento gracias a una suerte de enorme cometa o paracaídas. Esas actividades deportivas le estaban vetadas cuando era presidente, por razones de seguridad, aunque sí podía practicar, por ejemplo, el golf o el baloncesto.
2. Interpretar o emitir leyes
La Constitución claramente divide las facultades de los tres poderes y asigna a la Corte Suprema la responsabilidad y capacidad de interpretar las normas legales y definir sobre su constitucionalidad y al Congreso la función de legislar, promulgando, modificando o anulando leyes.
El presidente puede emitir órdenes ejecutivas con amplio margen de maniobra, pero siempre dentro de sus facultades de ley. Muchos candidatos presidenciales, por ejemplo, prometen cosas que en realidad no dependen directamente de él. En ese sentido, no puede, por ejemplo, legalizar o amnistiar a los indocumentados, prohibir o permitir de modo absoluto el aborto, abolir una ley o decidir sobre creación de impuestos o en qué gastar el presupuesto. Para todo ello necesita aval del Congreso, si bien el mandatario tiene cierta discrecionalidad a la hora de aplicar las leyes y ejercer el presupuesto previamente asignado. Fotode presidentes dominicano.
3. Conducir un vehículo y usar a fondo un teléfono inteligente
Por razones de seguridad, se evita que el presidente de Estados Unidos conduzca un auto u otra clase de vehículos debido al riesgo de que resulte lesionado en caso de un incidente. Puede hacerlo, a juicio del Servicio Secreto, en entornos controlados, como es el caso de cochecitos en campos de Golf. Y tampoco puede usar un smartphone como cualquier persona, pues para prevenir intrusiones y mantener su seguridad no puede usar un teléfono con capacidad de grabar audio o tomar fotos o videos. E incluso el uso de mensajes de texto y redes sociales lo tiene restringido (o fue así en el caso de Barack Obama, pues no es claro desde qué aparato tuitea Donald Trump desde que asumió la Presidencia).
Franklin Roosevelt al tomar posesión de la presidencia por cuarta vez, en 1945, una cantidad única y que ha después fue restringida a dos peridos. (AP)
4. Ser electo en el poder por más de 8 años
Fue hasta 1947 cuando se estableció en la Enmienda #22 que un presidente de Estados Unidos solo puede ser electo al cargo por un máximo de dos periodos (de cuatro años cada uno). Y aunque no fue ley hasta entonces, solo un presidente, Franklin D. Roosevelt, fue electo más de dos veces (cuatro en total entre 1933 y 1944), y dos años después de su muerte (acaecida en 1945) la ley al respecto cambió.
Así, por más a gusto que un mandatario viva en la Casa Blanca, su límite son ocho años, si bien existe una excepción: si una persona llega a la presidencia por la falta del presidente previo (si este muere o es destituido), esos años en los que el mandatario termina el periodo de su predecesor no cuentan en la suma de ocho. Pero nunca se ha dado ese caso.
5. Aceptar regalos a cambio de favores o influencias
Existen estrictas reglas que regulan qué clase de regalos puede o no recibir un empleado del gobierno federal, aunque el presidente, por la naturaleza de su cargo, está exento de la mayoría de esas restricciones. Un mandatario, así, recibe gran cantidad de regalos y en gran parte de los casos estos son catalogados y asignados a diversas instancias del gobierno dependiendo de su naturaleza.
En ciertos casos, el presidente puede quedarse con algunos regalos considerados personales. Pero en ningún caso puede aceptar o solicitar regalos o prebendas a cambio de favores, decisiones o actos de influencia, pues tales actos podrían constituir sobornos e incluso, si implicaran a gobiernos o entidades extranjeras, podrían implicar agravios mayores. En general, el presidente requiere el aval del Congreso para recibir regalos o condecoraciones provenientes de gobiernos y dignatarios extranjeros.
6. Declarar la guerra
El presidente es el comandante en jefe de las fuerzas armadas de Estados Unidos y tiene facultades para ordenar acciones militares por sí mismo dentro de cierto contexto y condiciones (por ejemplo, operaciones antiterroristas en el extranjero). Pero no puede declarar formalmente la guerra contra otra nación, facultad que corresponde al Congreso, e incluso operaciones de menor escala también requieren un aval legislativo.
Por ello, la última vez que un presidente comandó las fuerzas armadas del país en una guerra formalmente declarada por el Congreso fue durante la Segunda Guerra Mundial (1941-1945), pues conflictos tan amplios como las guerras de Corea y Vietnam fueron intervenciones avaladas por el Congreso pero que no tuvieron una declaración de guerra como tal.
Se ha dicho que negocios de Trump, como su concesión de un hotel en un edificio histórico del gobierno Washington DC, podría implicar pagos o interferencias impropias. (Reuters)
7. Beneficiar sus propios negocios con decisiones de gobierno
El caso de Donald Trump, un magnate con ingresos millonarios provenientes de sus empresas, desató el debate sobre qué debe pasar con sus negocios y decisiones empresariales. Aunque se ha mencionado el riesgo y problema de los conflictos de interés, legalmente el presidente está exento de las prohibiciones que pesan sobre otros funcionarios públicos.
Pero eso no significa que no pueda tener ingresos distintos a su salario, ni que no deba responder en caso de que favorezca con sus decisiones a sus empresas, socios o terceros relacionados con ellas. En el primer caso mandatarios anteriores han colocado su dinero en fondos sobre los que no tienen control, y ganan o pierden en función del desempeño de esos valores. Trump no lo hará, pero ha dicho que se apartará de la gestión de sus empresas, que quedan a cargo de sus hijos, algo que con todo resulta bastante ambiguo. Pero, de darse el caso en que un presidente beneficia directamente a sus empresas o patrimonio económico personal con decisiones, acciones u omisiones de gobierno (o afectara con ello el interés nacional), sí podría ser objeto de sanción, sobre todo si implica actividades en el extranjero.
8. Cometer delitos y violar la ley
En Rep. Dom. El Presidentes tiene un poder absoluto y hace lo que le venga en gana. Violas las leyes con rampante impunidad y favorece a sus amigos con el Poder; pone a funcionarios y allegados a chantajear, extorsionar, presionar y amenazar para que le den sumas millonarias. Practica la corrupción amparado en su dominio y control de la justicia.
Por más poderoso que sea el presidente estadounidense, debe someterse al imperio de la ley y cumplir con sus mandatos. Así, por ejemplo, está obligado desde a decir la verdad bajo juramento hasta a cumplir las leyes en materia penal, fiscal, civil y demás. Ciertamente, puede ordenar un ataque contra un enemigo cabalmente establecido, por ejemplo el líder de un grupo terrorista, y si durante ello esa persona muere eso se considera parte de una operación militar o antiterrorista. Puede gestionar y administrar el presupuesto dentro de los parámetros autorizados por el Congreso y con amplia discreción. Pero no puede ordenar el asesinato de personas, ni apropiarse de recursos públicos, ni violar los derechos de los demás ni quebrantar la ley. Si lo hace, puede ser sometido a un proceso de destitución.
9. Aceptar o conceder títulos nobiliarios
Las historias de las familias reales europeas con sus reyes, príncipes, duques y demás atraen a grandes audiencias, pero esas élites y los títulos que ostentan fueron abolidos en Estados Unidos desde la misma formulación de la Constitución para apuntalar el carácter republicano y democrático de la nación. Por ello, ningún presidente de Estados Unidos puede nombrar a alguien Duque de Filadelfia ni aceptar (sin aval del Congreso) que un monarca extranjero lo eleve a la nobleza. Un presidente, con todo, sí puede conceder condecoraciones y aceptar ciertos reconocimientos (como el Premio Nobel) que cuenten con la aprobación legal respectiva.
Barack Obama al recibir en 2009 el Premio Nobel de la Paz. Ese reconocimiento también lo recibieron durante su mandato Theodore Roosevelt y Woodrow Wilson. (AFP)
10. Designar a quien le plazca en el gabinete, embajadas o la Corte Suprema
El presidente es el jefe del Poder Ejecutivo, pero no por ello puede designar irrestrictamente a quien desee a los puestos principales del gabinete, del servicio diplomático y del Poder Judicial de Estados Unidos. Para ello requiere presentar la nominación de un candidato al Senado, que tras un proceso de audiencias, análisis y deliberación decide y vota por la confirmación de secretarios, embajadores y altos jueces, entre otros cargos. Y en ocasiones el Senado llega a rechazar o incluso se abstiene de considerar a un nominado del presidente, aunque eso ha sucedido en un número reducido pero sonado de casos.