Escrito por Raúl Pérez Peña (BACHO)
lunes, 29 de mayo 2017.- Tarde o temprano la verdad flotará, pésele a quien le pese.
Al pasar los días, nada quedará oculto. A la vuelta del tiempo todo se sabrá.
La sabiduría popular acusa múltiples sentencias sobre la imposible misión de ocultar la verdad.
En este país verdades ocultas afloran repentinamente.
Se sabe de ciertas certezas creídas ocultas.
¿Qué es un ‘sobornombre’? Obviamente el nombre de un sobornado.
Pero también están los “encapuchados” de la OISOE que llevaron al suicidio al arquitecto David Rodríguez, los del Darío Contreras y otras “megaestafas”.
Si pasamos al “tucano-escándalo”, siguen impunes los “tucanombres”. Algunos orondos como si todo se ignorara.
Algo muy grave: circula “enlistado” un “fracatán” de nombres ideado para ocultar nombres.
Literalmente se duplicó el número de supuestos sobornados para ocultar reales sobornados.
Dos temas candentes son las sobreevaluaciones y la manipulación de las volumetrías, orientados ingresos incontrolables en millones incontables.
No se salvan “vigas”, ni figuras claves. Sus amplificadores incluyen en la “lista oficial” cualquier encumbrado bajo la idea de que aparezcan juntos mansos y cimarrones. (Inocentes y sobornados)
“Que se defienda fulano como pueda”. Tal es una expresión para soltarle un torpedo a uno que otro de la acera contraria en el forcejeo morado.
Ambos bandos creen que el pueblo se “mama el dedo”. Mientras se tiran al cuello, el problema es de ellos. Igual que si se muerden o se halan los cabellos.
En la esquina verde, el pueblo estrecha su unidad y afina su puntería.
No importan las descargas mediáticas ni los trucos amplificados.
El “mareo” salta a la vista con los “sobornombres”.
Por eso se impone una alerta roja en la geografía morada.
Ni ocultos ni omitidos. “Quien no tiene hecha no tiene sospecha”.
Pero atención magistrados de cualquier corte: Decía Yogui Berra que “el juego no termina hasta que no se acaba”. Ustedes se la “lucieron” con el archivo de expedientes, pero ahora estamos en otro “pley”, donde es difícil “sacarla” por el jardín central.
Mientras tanto, evoquemos a Buck Canel: “No se vayan, porque esto, se pone bueno”.