Escrito por: Enrique Cabrera Vásquez (Mellizo).
San Pedro de Macorís, jueves 15 de junio 2017.- Desde hace varios meses se ha venido esparciendo por todo el país un masivo repudio a los frecuentes actos del robo, la corrupción y la depredación del erario público de parte de los que nos han estado gobernando en los últimos 30 años. La sociedad nacional muestra a través de las llamadas marchas verde su indignación por estos hechos inmorales e inescrupulosos. La gente dice en alta voz, Basta Ya.
Contrario a lo creencia de los políticos ladrones, vastos sectores de la población repudian sus inconductas. No es verdad que la mayoría se congracia con el peculado, que le rinde culto a la corrupción, que lo ve normal. Lo que justifican esas acciones execrables argumentan que la corrupción es una institución fuerte, que con eso no se puede, que a todos nos gusta el enriquecimiento ilícito, fácil. Y los que están en el poder como forma de disuadir, de llevar la frustración y la impotencia en la lucha, proclaman por todas partes que todos los políticos son corruptos, que los que cuestionan y denuncian la corrupción lo hacen porque están abajo y no han llegado, y que cuando lleguen harán lo mismo. Falso, el pueblo dominicano es un pueblo noble y digno. Históricamente ha enfrentado con arrojo y valentía todos los gobiernos despóticos, arbitrarios y corruptos.
El auge y aceptación social de las marchas verde refleja la prevalencia de un mayoritario sentimiento contra la continuidad de un peledeísmo gangsterisado. El clamor social es de cambio ya. Vista esta realidad vienen las interrogantes. ¿Y ahora qué vamos hacer? ¿Vamos a volcar todas estas energías y potencialidades hacia un camino electoral viciado, corrompido, manipulado y por demás secuestrado por el oficialismo en todas sus raíces?
No somos partidario de la violencia per se, pero la historia universal muestra elocuentemente las vías de que disponen los pueblos para liberarse de las ataduras de la opresión. Cuando a un pueblo, a una sociedad, se les cierran las posibilidades institucionales para alcanzar sus reivindicaciones más sentidas no hay otro camino que el de la rebelión. Y rebelión no significa necesariamente ni revolución, ni guerra civil, sino el de asumir una actitud valiente, consecuente, de desobediencia civil a todos los niveles. Articular jornadas de protestas cuyo alcance llegue a grado máximo.
Desde sus orígenes la democracia ha establecido normas de respeto ético para los servidores públicos. Las antigua Grecia y Roma nos ilustran al respeto. En la ciudad de Atenas nació el conocido principio de «gobierno del pueblo» que ha servido de modelo a las naciones civilizadas.
La guerra civil norteamericana en los años de 1861 y 1865 fue el resultado de la ambición, codicia e insensatez de los líderes de entonces que llevó a la división social y política a esa gran nación que proclamó su independencia de Inglatera el memorable 4 de julio 1776.
La Revolución Francesa de 1789 fue la respuesta de la población a un gobierno monárquico corrupto donde los cargos públicos se vendían, como ocurre en la actualidad en República Dominicana, es sabido las ofertas de compra y ventas para lograr una posición relevante en la administración publica. (Se dice que algunos consulados se venden). Y por demás, somos víctimas de una indetenible política de endeudamiento insaciable. Deuda pública que siempre paga el pueblo.
La revolución de abril de 1965 fue el levantamiento de un pueblo y una sociedad hastiada de la corrupción y de la intolerancia de un gobierno de facto. Los gobiernos del PLD han sido los más perverso y corrupto de nuestra historia. Los desmanes y fechorías cometidos por sus funcionarios son de todos conocidos.
La historia enseña las vías para alcanzar el poder político: electoral, la revolución o revuelta, la sublevación del pueblo, golpe de estado, huelga nacional, y todas las formas de lucha que la coyuntura demande. Son las circunstancias del momento que enseñan las vías.
No puede haber salida electoral frente a unos gobernantes inescrupulosos que no reparan ante nada en aras de perpetuarse en el poder. No puede haber camino electoral frente a un partido de gobierno que tiene el control tiránico de las llamadas Altas Cortes, del Tribunal Superior Electoral, la Junta Central Electoral y el control corompido de más del 90 por ciento de los medios de comunicación.
Estamos sometidos a una dictadura mediática destinada a proteger y defender a los funcionarios venales. Medios que distorsiona los hechos, que mantienen una masiva campaña de mentiras y calumnias, que asesinan reputaciones de los oponentes, que justifican alegremente todos los desafueros del gobierno.
Cuando la crisis del Partido Revolucionario Dominicano (PRD) donde la Junta Central Electoral y el Tribunal Superior Electoral le dieron ganancias de causas a Miguel Vargas Maldonado a sabiendas todo el país que éste representaba la minoría y que jurídicamente su posición de fuerza no tenía asidero jurídico serios y convincentes, planteé y propuse públicamente una jornada publica demandando la renuncia de esos jueces. Nadie me hizo caso. Hoy como en aquel momento, vuelvo y propongo, ahora al tenor del Movimiento Verde, tomar las calles reclamando la renuncia inmediata de los jueces del Tribunal Superior Electoral (TSE), Junta Central Electoral)JCE) Suprema Corte de Justicia, Tribunal Constitucional. Esos árbitros son cuadros políticos del PLD y por tanto carecen de credibilidad para dirigir unas elecciones con seriedad e imparcialidad. Esos señores representan el fraude, el engaño y el cohecho.
La marcha verde debe incluir entre sus principales demanda la renuncia inmediata de las llamas Altas Cortes. Y ello solo puede conseguirse con una vigorosa jornada que involucre a las fuerzas sensatas y cívicas del país. A las calles todos con este reclamo ético. Elecciones con reglas claras establecidas de obligatorio acatamiento. Elecciones sin fraude es lo que queremos.
Foto del periodista Enrique Cabrera Vásquez (Mellizo9, autor del presente trabajo
https://elcolosodemacorix.blogspot.com/2017/06/y-despues-de-las-marchas-verde-que.html