Escrito por: Raúl Pérez Peña (BACHO)
Santo Domingo, miércoles 26 de julio 2017.- El reciente 16 de julio la Marcha Verde asumió una dimensión social e histórica que es ineludible continuar, sin prisa ni pausa. No se habían cumplido seis meses de haber brotado con fuerza creciente el sentimiento contra la corrupción y la impunidad.
Cifrada en centenares de miles, la ciudadanía ha sido movilizada por reclamos directos al gobierno y poderes cómplices. La cúpula del PLD responde con cinismo, mientras exhibe con desparpajo riquezas emanadas del lodazal.
Como el pueblo está “jarto” incrementará las movilizaciones apoyando la Marcha Verde. Por ejemplo: movilizaciones municipales y barriales y unas seis marchas nuevas provinciales/regionales: Moca, Mao, Cotuí, Nagua, San Cristóbal y San Juan de la Maguana. Sería un nuevo ciclo hasta el primer aniversario de la Marcha Verde el 22 de enero próximo.
La iniciativa de l
as seis marchas provinciales anteriores fue asumida en cada provincia.
Nos espera a enriquecer esa trayectoria en los meses venideros hacia la gran movilización de aniversario el 22 de enero.
Ese compromiso no excluye abordar cualquier tema orientado a fortalecer la coordinación manteniendo la disciplina.
Es obvio que una determinada estructura pudiera mejorar el trabajo con miras a cada movilización. Pero habría que advertir el riesgo de discusiones consumistas de tiempo.
En todo caso, la asamblea del 18 de julio mostró la unánime satisfacción por el éxito de la megamarcha del domingo 16.
Entonces, la ruta de la Marcha Verde emana el mejor ánimo en la población y en la gran masa protagónica del fenómeno social.
¿A quién preocupa la Marcha Verde? Al gobierno, al Palacio y sus asalariados. Tienen el rancho ardiendo, según se dice en la pelota.
La Marcha Verde se mantiene invicta: “de siete, siete”. Y con un “rally encendido”.
La preocupación ante eventuales rumbos no debe preocupar al pueblo.
Parece que el PLD sufre taquicardia cotidiana, con la cabeza aturdida, dando tumbos y atontado por sus propios mareos mediáticos. Se fue al piso el expediente fallido bajado de la cúpula a una Procuraduría actuante como “sello gomígrafo”, mientras aprieta el cerco de la historia, siempre del lado del pueblo.