Por Arshad Mohammed y Yara Bayoumy Reuters, Reuters
WASHINGTON (Reuters) viernes 15 diciembre 2017.- – La posibilidad de que el presidente estadounidense, Donald Trump, pueda reconocer a Jerusalén como la capital de Israel se ha topado con la oposición de altos cargos estadounidenses y extranjeros, que temen que pueda desencadenar más violencia.
La decisión, que los altos cargos estadounidenses han dicho que no se ha ultimado, violaría décadas de no injerencia estadounidense respecto al estatus de Jerusalén, argumentando que es un conflicto sobre el que israelíes y palestinos deben negociar y decidir.
Si Trump llevase a cabo tal movimiento, podría desencadenar protestas o violencia por parte de los palestinos o musulmanes del resto del mundo, en parte por la sensibilidad que rodea en Jerusalén al Monte del Templo, como lo denominan los judíos, o Haram al-Sharif para los musulmanes.
El sitio incluye la mezquita al Aqsa, el tercer lugar más sagrado del Islam y la dorada Cúpula de la Roca. También ahí se encontraba un antiguo templo judío, el lugar más sangrado para el judaísmo, donde se ubica el Muro de las Lamentaciones.
Israel conquistó Jerusalén Este, que incluye la mencionada zona, durante la guerra de 1967. Sin embargo, el Waqf, un cuerpo religioso musulmán, controla los recintos islámicos.
En la imagen, una vista general de la Cúpula de la Roca en Jerusalén, el 4 de diciembre de 2017. REUTERS/Ronen Zvulun
Un responsable estadounidense dijo a Reuters la semana pasada que Trump podría hacer el anuncio sobre que Jerusalén sea la capital israelí el miércoles, aunque su consejero y yerno Jared Kushner dijese el domingo que no se había tomado una decisión final. [nL1N1O30GV]
Trump prometió cambiar la embajada estadounidense a Jerusalén desde Tel Aviv en su campaña presidencial. [nW1N1N702I]
Se prevé que Trump firme el documento, según varios responsables de EEUU. Un responsable dijo que probablemente Trump acompañaría la firma con una orden a sus asesores para que empezaran a planificar un eventual traslado de la embajada, aunque no estaba claro si establecería un calendario concreto al respecto.
Otros dos altos cargos estadounidenses dijeron, bajo condición de anonimato, que el plan para reconocer a Jerusalén como capital de Israel se había topado con la resistencia de la Oficina de Asuntos de Oriente Próximo del Departamento de Estado, que se encarga de la región.
Fotos de archivo de protestas palestina contra Israel.
«Varios (responsables de dicha oficina) y embajadores en la región expresaron su preocupación sobre hacer esto», dijo un alto cargo, diciendo que las preocupaciones se centraban en la «seguridad».
El Departamento de Estado remitió las preguntas a la Casa Blanca. La Casa Blanca no respondió de forma inmediata a las peticiones de comentarios sobre las dudas de los responsables sobre la posibilidad de reconocer a Jerusalén como capital de Israel.
Un cuarto funcionario dijo que la estimación de la inteligencia estadounidense sobre el reconocimiento de Jerusalén como capital israelí era que se corría el peligro de desencadenar una respuesta violenta contra Israel, y quizá también contra los intereses de EEUU en Oriente Próximo.