Banco Mundial en el banquillo por manipulación rankings Doing Business, que busca medir la facilidad para hacer negocios

Exigimos que el Banco Mundial transparente totalmente la metodología de este ranking y de los cambios metodológicos que se han hecho en los últimos cinco años, a fin de despejar dudas.

En su blog, Romer muestra además que los cambios metodológicos dejaron a Chile mejor posicionado en el último año del anterior gobierno de Piñera (2014) que si no hubiese habido cambio.

Redacción AméricaEconomía

05-02- de 2018.- Una soterrada tormenta metodológica al interior del Banco Mundial ha causado una ruidosa tormenta política en Chile. En entrevista con The Wall Street Journal, el economista jefe de la institución financiera multilateral, Paul Romer, dijo que había habido manipulación en los rankings Doing Business, que busca medir la facilidad para hacer negocios que hay en cada país. Según Romer, repetidos e injustos cambios en la metodología hicieron bajar la ubicación de Chile en ese ranking. Es más, Romer indica que estos cambios podrían haber sido hechos “potencialmente” por motivos políticos, supuestamente para perjudicar al gobierno de Michelle Bachelet, quien termina su período presidencial en marzo de 2018, y favorecer el de Sebastián Piñera (2010-2014, y quien vuelve a asumir este marzo 2018).

Chile se ubica en el lugar 55 del recién publicado Doing Business 2018, mejorando dos lugares respecto al puesto 57 que ocupó en el ranking 2017, que es el más polémico. Chile comenzó a bajar en los rankings de Doing Business hace cinco años, pero el del año pasado, publicado poco antes que se lanzara la campaña presidencial que hace pocas semanas le dio el triunfo al billonario derechista Sebastián Piñera, puso a Chile en el lugar más bajo que ha ocupado desde que el ranking comenzó a publicarse en 2002. No solo eso. El año pasado Chile se situaba por primera vez por debajo de Colombia (53) y Perú (54). Y como Chile ha estado debajo de México desde 2014, quedaba en último lugar entre los países de la Alianza del Pacífico.

Exigimos que el Banco Mundial transparente totalmente la metodología de este ranking y de los cambios metodológicos que se han hecho en los últimos cinco años, a fin de despejar dudas.

En su blog, Romer muestra además que los cambios metodológicos dejaron a Chile mejor posicionado en el último año del anterior gobierno de Piñera (2014) que si no hubiese habido cambio.

La acusación que hizo el economista jefe del Banco Mundial contra la institución y contra un equipo de investigadores que trabaja bajo su responsabilidad, fue desmentida por el Banco y en entrevistas por el jefe del equipo investigador, el economista boliviano Augusto López-Claros. Ha habido varios cambios de metodología en los rankings, explicaron, pero todos ellos se han hecho con el objetivo de hacer más certeros los resultados e incorporar un número creciente de variables para mejorar la herramienta de medición. Todos estos cambios de metodología, indicaron, se han hecho sin tomar en cuenta la situación específica de ningún país.

Es difícil imaginar que se hayan hecho sucesivos cambios metodológicos solo para perjudicar una tendencia política en uno de los 190 países rankeados. Sin embargo, hay cifras extrañas que saltan a la vista para cualquiera con un mínimo de roce con este tipo de rankings. Por ejemplo, en 2017 Chile bajó fuertemente en parte porque en un indicador –pago de impuestos- cayó de la posición 33 a la 120. ¿Cómo no sonaron alarmas metodológicas en el Banco Mundial con una caída abismal como esa?

Y hay cierta sincronía sospechosa. Chile estaba en el lugar 25 del Doing Business –su mejor ubicación jamás- en 2006, año en que asumió por primera vez Michelle Bachelet (2006-2010) y bajó año tras año durante su gobierno. La posición chilena en el ranking mejoró luego al asumir Sebastián Piñera y siguió subiendo todos los años durante su gobierno. Y volvió a bajar todos los años durante el segundo gobierno de Bachelet.

Es posible que el gobierno del derechista Piñera haya mejorado el clima de negocios en Chile y que los dos gobiernos de Bachelet efectivamente hayan dificultado hacer negocios en el país. Pero las posiciones de Chile en el ranking de Doing Business año tras año durante los tres últimos gobiernos exigen del Banco Mundial una explicación más elaborada que la que ha dado. En especial luego de que Romer mostrara en su blog que la posición de Chile habría variado apenas (caída de 5 posiciones bajo el segundo gobierno de Bachelet, en lugar de las 21 que mostró) de haberse conservado la misma metodología.

Por otro lado, preocupa también que este Doing Business repose en parte importante en encuestas a actores locales en el campo legal y contable. El más reciente trabajo de campo finalizó en Chile en junio 2017, en un país polarizado que se encontraba en plena campaña electoral presidencial. ¿Cómo habrá afectado eso los resultados de la encuesta? ¿Qué cuidados tomó el Banco Mundial para evitar que los sesgos políticos pesaran decisivamente en su ranking? ¿Cómo formó sus paneles de expertos para morigerar sesgos de este tipo? No hay ninguna claridad en este sentido.

Al hacer la denuncia en las páginas del Wall Street Journal, Romer enfatizó que se revisará la metodología y, en caso de detectarse irregularidades, se recalculará la posición en el ranking no sólo de Chile sino todos los países del mundo en los últimos cuatro años, de no haberse realizado cambios metodológicos.

Eso está muy bien, pero no resuelve el problema de fondo. Las palabras del economista jefe son graves porque ponen en entredicho todos los rankings que elabora y difunde el Banco Mundial para aportar inteligencia al desarrollo económico de los 200 países que integran la institución. La comunidad internacional ha depositado su confianza en estos instrumentos. Gobiernos y empresas deciden políticas basándose en estos indicadores. Estos rankings necesitan ser insesgados y de máxima verosimilitud, además de neutrales desde el punto de vista de las conducciones políticas de cada país y calcularse al margen de sus contiendas electorales.

AméricaEconomía exige que el Banco Mundial transparente totalmente la metodología de este ranking y de los cambios metodológicos que se han hecho en los últimos cinco años, a fin de despejar dudas. Más aún, cada vez que se haga un cambio en la metodología debería mostrarse cómo afecta dicho cambio la comparabilidad con años anteriores del indicador en cuestión.

Si al hacerse transparente esta metodología se evidencian errores o peor, manipulación del ranking, el Banco Mundial debe corregir esa metodología y disculparse ante la comunidad internacional. Debiese además establecer un sistema de control más estricto, como lo hace por ejemplo con su comité de procurement, que analiza una por una todas las quejas formales de empresas que postulan a contratos de proyectos del Banco y pierden la licitación.

AméricaEconomía elabora diversos rankings y sabe que ellos nunca son perfectos. Siempre se pueden mejorar, y el hecho de que el ranking de facilidad de hacer negocios haya modificado su metodología puede ser prueba de que hace un esfuerzo por hacer las cosas mejor. Pero ahora debe probar su rigor y ecuanimidad por la vía de la plena transparencia.

Independiente de todo esto, la denuncia pública que hizo Romer en un medio de comunicación hace pensar que puede haber una pugna de poder dentro del Banco Mundial. El economista jefe, quien asumió en 2016, tiene merecida fama de iconoclasta y ha creado muchos anticuerpos en la institución. De hecho, el año pasado se le quitó responsabilidad por el ranking Doing Business en cuestión. Romer comenzó quejándose públicamente del lenguaje hermético que usan los informes y estudios de los investigadores del Banco, reclamando que están escritos en “Bankspeak” y no en un idioma humano. Hace unos meses, inició un movimiento para que los emails que se envían al interior de la institución sean mucho más cortos y que además se entiendan.

El disparo que ha lanzado en público podría ser parte de su guerra de guerrillas por reformar las costumbres de la institución. Pero la munición es lo suficientemente poderosa como para herir de muerte a muchos productos intelectuales no sólo del Banco Mundial sino de todos los organismos internacionales.

Más allá de lo que suceda a su economista jefe, el Banco Mundial tendrá que detenerse a mirar lo que ha hecho con el Doing Business, exponer públicamente su metodología, y tomar las medidas correctivas que sean necesarias. Caiga quien caiga.
Autor:

Redacción AméricaEconomía

Deja una respuesta