Todos estamos expuestos a ella, en mayor o menor medida, y ya nos lo han advertido: sus niveles de peligrosidad son altos. Así nos puede llegar a afectar.
Cada vez que te encuentras mal crees que es un resfriado común, alergia o un simple dolor de cabeza, pero quizás el motivo sea otro. (Foto: Getty)
La emisión de gases contaminantes se ha convertido en un problema de salud global más importante de lo que creemos.
Fuente: Yahoo Vida y Estilo
06-02-2020,.- Actualmente, un 25 por ciento de la población europea se ve afectada por los síntomas que causan estas sustancias en nuestro organismo. Pero o nos pasan inadvertidos o no le damos la importancia que deberíamos. Piénsalo, ¿has tenido últimamente molestias respiratorias y de garganta? Pues no lo asocies siempre a la gripe; los efectos negativos de estas emisiones no solo se notan en las mucosas de las vías respiratorias y de los ojos, van mucho más allá.
Además de favorecer la aparición de un trastorno inmunológico, numerosas patologías cardiovasculares, como el infarto o el ictus cerebral, pueden ser causadas o estimuladas por la exposición a este tipo de emisiones.
De hecho, en días de mayor aumento de la contaminación, muchas personas pueden experimentar:
– Dolores de cabeza.
– Mareos.
– Picor de ojos.
– Dificultad para caminar.
– Dolores estomacales.
– Somnolencia.
Madrid, París y Ciudad de México están a punto de limitar la libre circulación de vehículos Diésel. (Foto: Efe)
En concreto, al humo de los motores diésel que contiene dióxido de carbono (CO 2 ), oxígeno, nitrógeno, vapor de agua monóxido de carbono (CO), dióxido de azufre, óxidos de nitrógeno (NO x ), además de los hidrocarburos y sus derivados. Y, ¡ojo! que la proporción de partículas nocivas veinte veces superior a la de los motores de gasolina.
¿Sabías que respirarlas habitualmente aumenta (mucho) el riesgo de cáncer? De hecho la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer, encargada vigilar que partículas resultan cancerígenas, sitúo a las que produce la combustión de diesel en el nivel 1 de peligrosidad, que corresponde a las que está demostrado científicamente que provocan cáncer.
Por otro lado, a mediados del invierno, los árboles y las plantas comienzan a despertar de su letargo para prepararse de cara a la primavera, época en la que empieza también la temporada de alergias y que este año se puede ver agravada por los niveles de contaminación.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) emisiones de los motores diésel pertenece al grupo más peligroso para la salud humana, declarándolo causante directo del cáncer en las personas.(Foto: Der Aktionär)
¿Cómo influye la contaminación?
“La contaminación influye muchísimo en las alergias; especialmente, la contaminación por diésel afecta negativamente a las alergias al polen ya que en las partículas de esta sustancia existen unos componentes que pueden llegar a multiplicar por 27 la alergenicidad”, señala el doctor Javier Subiza, quién ha investigado el comportamiento de los niveles de polen y contaminación en Madrid en los últimos 40 años, a Eltiempo.es .
Además, el aumento del CO2, unido al cambio climático y la subida de las temperaturas, provoca que las plantas permanezcan durante menos tiempo “invernando” y comiencen a producir antes el polen.
Recientes estudios reflejan también esta situación; expertos señalan que en Europa se ha observado una tendencia creciente en la concentración total de polen para la mayoría de los taxones, siendo de manera más destacada en las áreas urbanas.
CO2, principal factor
El aumento progresivo de la alergenicidad se ha venido aumentando en el mundo industrializado desde mediados del pasado siglo; los científicos atribuyen al aumento de los gases contaminantes, como el CO2, el factor más importante.
“La evidencia clínica revela un aumento general tanto en la incidencia como en la prevalencia de enfermedades respiratorias, así como la rinitis alérgica y el asma”, señalan los expertos en uno de los estudios, publicados en la revista PlusOne.
Menos afectados en zonas rurales
En zonas urbanas, donde se localizan los niveles más altos de contaminación, el CO2 generado por las actividades humanas realiza una función de fertilizante que puede llegar a incrementar en un 131% la producción de polen de plantas como las ambrosias.
“Por ejemplo, un polen de gramíneas contaminado es más alergénico que un polen de gramíneas limpio en el campo. Este es uno de los motivos por los que el número de alérgicos es mucho mayor en la ciudad respecto al campo, a pesar de que en este último la concentración de polen es más alta. Esto es debido, casi exclusivamente, a la polución”, destaca Subiza.
Según los cálculos, en los últimos 25 años se han multiplicado los afectados por alergias llegando hasta los 77 millones de pacientes. “La prevalencia ha aumentado muchísimo. Nos estamos moviendo en prevalencias entre un 20% y un 30% de la población en Europa. La alergia se ha convertido en el trastorno inmunológico que frecuentemente afecta al ser humano en la actualidad”, añade Subiza.
Durante el siglo XIX, cuando los niveles de contaminación eran muy bajos, las alergias respiratorias apenas tenían influencia. “En los últimos 20 años, la contaminación está contribuyendo a que esta enfermedad sea cada vez más frecuente y cada vez sea más severa”, recalca Subiza.