Escrito por: Enrique Cabrera Vásquez
San Pedro de Macorís, sábado 31 de marzo-2018.- Bajo amenaza de prohibición y sin ninguna protección de autoridades policiales, algunos barrios de esta ciudad vieron pasar por sus calles grupos de Gagá, comparsa grupal integrada por dominico-haitianos que, a ritmo afroantillano, y ceñido a la cintura de pañuelos de diferentes colores y otros adornos pintoresco, salen a bailar sus creencias mágico religioso para la temporada de Viernes Santo.
La presencia de los Gagá este año estuvo precedido por tensiones ante disposiciones oficiales de su prohibición, medida que luego fue desmentida ante la reacción enérgica de actores culturales, grupos sociales y cuestionamiento político. El gobernador provincial Luis Miguel Piccirilo, se vio precisado a enviar una nota a los medios diciendo que en ningún momento había ordenado la prohibición del baile de Gaga sino que dispuso su regulación y vigilancia debido a que en temporada pasada se habían producido enfrentamientos con resultados de muertes y heridos. Empero, cada año en las Fiestas Patronales de esta ciudad en el Malecón ocurren riñas y enfrentamientos sangriento entre micro traficantes de estupefacientes y otros motivos personales, y nunca las autoridades han hablado de prohibir este evento de carácter popular.
Julio Almonte uno de los gagá denunció que cuando ellos llevaron al cuartel policial de esta ciudad la documentación del Ministerio de Cultura que ordenaba su actuación un oficial que dijo ser asistente del general les dijo que pese a ellos no permitirían su presencia. «Ellos mandan allá y nosotros mandamos aquí», había dicho con altanería el oficial.
El anuncio de prohibición atrajo a reconocidos gestores culturales y medios de comunicación desde la capital quienes cubrieron la actividad y se mostraron vigilante ante cualquier provocación o acción fuera de lo normal tendente a impedir la actividad de los gagá.
Este viernes Santo grupos de Gagá se desplazaron con su música y baile por algunos barrios de la parte alta de la ciudad. La Patana, Villa Magdalena, Barrio Lindo, México, Restauración, fueron algunos de los sectores populares que vieron pasar por su entorno el grupo humano danzando su ritmo llamativo coreando sus canciones indescifrables.
A pesar de que el Gagá es una costumbre de baile y música de naturaleza y origen haitiana su presencia en nuestra ciudad en los últimos años exhibe una participación de mucho más dominicanos que haitianos. Incluso en algunos de ellos se observa mayoritariamente dominicano.
Los grupo Gagá más conocido en esta ciudad son los de Barrio Lindo y del 30 de marzo y ambos esta integrado en su totalidad por dominicano.
Esto evidencia que hijos, descendientes de haitianos, o dominicano de otra descendencia han adoptado el Gagá como una manifestación folclórica propia sin tomar en cuenta sus raíces étnica e histórica.
El mismo baile de los Guloya, expresión folclórica propia de los llamados cocolos, isleños procedentes de las islas del caribe inglés, francés, holandés, que vinieron a nuestro país a principio del siglo XX atraído por el empuje de nuestra industria azucarera, es bailado hoy por dominicano en su totalidad.
Esta realidad muestra que pese a que ambas manifestaciones culturales no son autóctona, descendiente de haitianos y cocolos lo han hecho suyo extendiendo sus vínculos y participación hacia los dominicanos.
En San Pedro de Macorís los cocolos originales prácticamente han desaparecido, hoy se ven sus hijos, nietos, bisnietos, en el caso haitiano, que eran traído por los gobiernos de Trujillo, Balaguer, Guzmán, Jorge Blanco, para labores exclusiva del corte de la caña, una gran parte de ellos se ha ido alejando de esas actividades y se han dedicado a poner negocios, o realizar otras faenas productivas para vivir.
El anuncio de las autoridades de que el baile de Gagá tendría presencia de protección policial no se ejecutó, por parte se vio ningún asomo de agentes o unidades policiales ya sea vigilando o con una presencia preventiva. Empero, las actividades de los Gagá trascurrieron dentro de la normalidad y no se produjo ningún incidente que lamentar.