Por: Dr. Jesús Feris Iglesias
Santo Domingo, 09-abril-2018.- En estos días hemos observado que el Ministerio de Salud Pública -MSP- ha informado a la población dominicana de una alerta epidemiológica sobre difteria debido a que en Haití y en Venezuela han habido brotes de la enfermedad. Sin embargo, en nuestro país no ha habido ningún caso de difteria autóctono en los últimos catorce años.
Esta información, ha traído como consecuencia un pánico injustificado en la población nuestra en que los adultos quieren y van a los centros de vacunación para prevenirse a través de la vacunación, de la enfermedad, llevando además a sus hijos. Pero como si fuera poco, estas declaraciones del MSP han abarrotado las consultas de los centros hospitalarios y de las clínicas privadas en busca de vacunas para protegerse de la difteria, y peor aún, la gran cantidad de personas con laringitis o faringitis de etiología en el 90% viral, que quieren internarse y tratarse por posible difteria.
Cuánto le costará al país una alarma innecesaria como ésta salida desde el MSP? No lo sabremos, pero sí nos preocupa que las vacunas destinadas a los niños menores de cinco años de edad se agoten por vacunar a los adultos en su mayoría menores de 55 años. Las personas mayores de 55 años y el personal de salud, son los que pudieran estar en mayor riesgo en caso de que verdaderamente hubiera un brote de difteria en el país.
En verdad, no sé cual es la estrategia del gobierno dominicano en tratar de desviar la atención pública con una noticia de tal naturaleza cuando el observatorio de las enfermedades infecciosas en niños es el Departamento de Enfermedades Infecciosas del Hospital Infantil Dr. Robert Reid Cabral, que no ha tenido ningún caso de difteria en los últimos años.
Los informes anuales del Programa Ampliado de Inmunizaciones -PAI- del propio MSP en sus reportes de vacunación contra la difteria, tétanos y tos ferina a través de la vacunación a los niños menores de cinco años de edad siempre ha sido la cobertura mayor al 80%, porcentaje mínimo y óptimo aceptado por la Organización Panamericana de la Salud. Estas coberturas indican que nuestra población infantil esta debidamente protegida contra la difteria, el tétanos y la tos ferina, ya que la vacuna contra estas tres enfermedades vienen juntas en un solo vial.
La dialéctica de la naturaleza muestra que una mala acción trae como consecuencia una buena. Y la buena, en la falsa alarma, es que los adultos van teniendo conciencia de que la vacunación desde hace ya unos años, no son solo para los niños, sino como lo ha expresado la Organización Mundial de la Salud es para toda la familia. Esto así porque para el año 2020, la población mayor de 65 años será mayor que la de menos de cinco años y se quiere que se envejezca con buena calidad de vida.
Los adolescentes y adultos deberían vacunarse con las siguientes vacunas: influenza un dosis anualmente; un refuerzo contra la difteria, tétanos y tos ferina cada 10 años; varicela (si no la han padecido) dos dosis; zoster, una dosis en los mayores de 60 años; contra el virus del papiloma humano en factores de riesgo (mujeres) tres dosis entre los 11 a los 45 años, en hombres 11 a 25 años, dos o tres dosis; contra el sarampión, paperas y rubeola una o dos dosis entre los 11 y 49 años; antineumoccócica con PCV13 una dosis, seguida un años más tarde de una dosis de PPPSV23; contra la hepatitis A dos dosis y contra la hepatitis B tres dosis.
Nuestras recomendaciones en estos momentos son que como la vacunación contra Dt que está ofreciendo gratuitamente el PAI para los adultos, (ya que el PAI no contempla la vacunación rutinaria en adultos), se la apliquen para que puedan estar protegidos por 10 años del tétanos y difteria los que habían sido vacunados antes y para que se acostumbren que los adultos necesitan de las vacunas siempre.
Dr. Jesús Feris Iglesias