Escrito por: José Gómez Cerda
Santo Domingo, 08-sept., 2018.– El Cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez dijo una vez después de visitar el Hogar para Ancianos San Francisco de Asís, situado en la Avenida Independencia Kilómetro 11, de Santo Domingo, que ese centro era un «almacén de viejos». Desde entonces tuve interés en conocer ese centro para adultos mayores, recientemente lo visite, y ha cambiado positivamente.
La Asociación de Adultos Mayores que está en formación, tiene interés en conocer la realidad de cómo viven las personas mayores de 60 años, en especial los que están internos en esos centros de cuidados para las personas mayores. Junto con el amigo Marcial Romero, con quien compartimos parte de la coordinación de esta asociación, pudimos comprobar el estado actual de ese Hogar.
Las familias muchas veces no saben, no pueden o no quieren asumir la tenencia de los adultos mayores, o por lo menos de algunos de ellos. El deterioro en el funcionamiento familiar se produce, en muchos casos, cuando uno de los miembros de la familia padece una enfermedad que lo incapacita y depende de otros para realizar actividades rutinarias como bañarse, ir al baño, afeitarse, valerse por sí mismo, vestirse o movilizarse.
Vivir con la familia es lo más adecuado para su desarrollo humano y personal. Pero hay situaciones -que tienen que ver con alteraciones del grupo familiar- que justifican que el adulto mayor abandone su hogar por uno sustituto. Un Hogar de adultos mayores es lo más parecido a un hogar; no a una clínica, sanatorio u hospital.
El hogar San Francisco de Asís tiene demandas que no pueden atender, por falta de recursos económicos, para la cantidad de personas que requieren una atención, que sus familiares no pueden atender, sea por falta de recursos económicos, o porque simplemente no quieren tenerlos en sus casas.
El Hogar San Francisco de Asís es una institución que ofrece residencia permanente con atención integral y especializada a los adultos mayores de ambos sexos, tanto auto-independientes como con incapacidades físicas o mentales, que se encuentren en dificultades económicas.
La obra está a cargo de la Congregación de las Hermanitas de los Ancianos desamparados, fundada en España en 1873; actualmente cuenta con dos casas, una en Santo Domingo y otra en Jarabacoa.
Tiene como misión fomentar en los adultos mayores el espíritu de familia, a fin de que se sientan como en su propia casa, ofreciendo un servicio desinteresado, con amor y cariño. Las tareas asistenciales están a cargo de 10 monjas (hermanitas), 20 profesionales de salud, 22 auxiliares de enfermería, 2 trabajadoras sociales, un equipo formado por 75 personas y varios voluntarios.
Las hermanitas dicen, como San Francisco de Asís; “Empieza haciendo lo necesario, continua haciendo lo posible; y de repente estarás haciendo lo imposible”:
Todas las personas, hombres y mujeres, que están viviendo en ese centro, es porque tienen problemas de salud, limitaciones económicas, problemas familiares, lo cual se traduce principalmente en situaciones de salud, cuidado físico y mental, y de alimentación.
Quienes tienen la dirección de este Hogar para adultos mayores, son Las hermanitas de los Desamparados, que tienen diferentes nacionalidades, quienes tienen más de 30 años cuidando a adultos mayores, muchos de los cuales han sido abandonados por sus familiares y dejados a su suerte.
El Hogar San Francisco de Asís, en Santo Domingo, se inició en la década de los 50, solo para hombres, con unos 100 pacientes, dirigido por las Hermanitas de los Ancianos Desamparados, quienes dirigieron el Hogar, hasta el 1961, cuando salieron del país, regresando en el 1988, a petición del Cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez,
El Hogar cuenta con capacidad para 275 pacientes de ambos sexos, 10 religiosas son las responsables de cuidarlos en cuerpos y almas, también un grupo de jóvenes aspirantes a la vida religiosa.
El carisma religioso constitucional y específico de las Hermanitas de los Ancianos, es el ejercicio constante de la virtud de la caridad cristiana en el soporte, cuidado y asistencia espiritual y corporal de los adultos mayores desvalidos, de ambos sexos.
Entre los internos más de 60 padecen de alzheimer, otros son no- videntes, muchos tienen amputaciones, una gran parte anda en sillas de ruedas, otros sufren enfermedades cardíacas, muchos son diabéticos, entre otros padecimientos degenerativos.
Existen centros especializados para adultos mayores, con atenciones personalizadas, eficaces, pero el costo de internamiento es muy caro, por eso la mayoría de las familias pobres optan por los Hogares de adultos mayores, donde son aceptados sin ninguna condición económica, y las familias pagan lo que puedan aportar.
La rutina es que cada día, a pies o sillas de ruedas, los comensales llegan a la mesa a desayunar, merendar, almorzar, tomar café, pastillas y cenar. El día los pasan hablando entre ellos, viendo televisión, haciendo juegos, dando paseos…Algunos pueden salir del recinto, estar con familiares y amigos, con la condición de regresar antes de las 7 de la noche.
Lo que ellos necesitan es estar en contacto con otras personas, convivir, sentirse importantes y eso es lo que encuentran en el Hogar de Adultos Mayores San Francisco de Asís.
A lo largo de 30 años las monjas que atienden el Hogar de Adultos Mayores San Francisco de Asís, han tenido muchas experiencias: gente que diariamente visita a sus familiares internos, otros que sólo se limitan a dar una ayuda económica, otros que una vez al años van a visitar a sus familiares internos y hasta familias que los abandonan totalmente y nunca vuelven a saber de los que están internos. ¡Se olvidan de ellos para siempre, los dejan abandonados!
La Asociación de Adultos Mayores se propone estudiar las experiencias vividas, el proceso de adaptación social de las personas mayores que viven en esos hogares. El principal objetivo es atender a personas mayores para que tengan una calidad de vida digna y una vejez feliz.
Las monjitas que cuidan del cuerpo y el espíritu de los adultos mayores internos en el Hogar San Francisco de Asís, cumplen las palabras cristianas de; “Tuve hambre y me diste de comer, tuve sed y de diste de beber, estuve enfermo y me visitaste.”
Exhortamos a los familiares de los adultos mayores que están internos, en ese Hogar, o cualquier otro de los que existen el país, a estar más cercas de ellos; al Estado de evaluar sus ayudas económicas, tendientes a mejorar la calidad de los servicios, y a las empresas, sociedad civil y Organizaciones No gubernamentales (ONG), a cooperar con estos Hogares de adultos Mayores, para que brinden un servicio más amplio y de calidad para los internos en esos hogares.
La Central Latinoamericana y del Caribe de Trabajadores Pensionados, Jubilados y Adultos Mayores (CLATJUPAM), que agrupa asociaciones en 18 países de América Latina, felicita el trabajo que vienen realizando las autoridades de los hogares para adultos mayores, y la Asociación de Adultos Mayores, dominicana, las exhortan a continuar ese difícil trabajo humanista, reconociendo la labor que están realizando las monjas, y sus colaboradores, que dedican sus vidas a proteger, defender, ayudar, orientar y animar a los adultos mayores. ¡FELICITACIONES!