Autores: Julián Pérez Porto y Ana Gardey. Foto de portada de Julián Pérez Porto
San Pedro de Macorís.– 25.- diciembre.- 2018.- Un poeta, también conocido como vate o bardo, es un individuo que se dedica a crear poesías. Una poesía, por su parte, es una composición literaria desarrollada en verso que también puede recibir el nombre de poema.
Poeta.- Los poetas, por lo tanto, son escritores que se vuelcan a las obras en verso. Cuando la persona que escribe poesía es una mujer, puede recibir la calificación de poetisa. Por ejemplo: “El poeta chileno Pablo Neruda es mi escritor favorito”, “Aunque escribí varios poemas, no me considero un poeta”, “Son pocas las personas que se hacen millonarias al convertirse en poetas”, “Mi hija es poetisa”.
Existen poetas desde la antigüedad: de hecho, la poesía suele estar asociada a los relatos orales. La composición poética, sin embargo, cambió mucho con el avance de la historia y hoy la noción de poeta abarca a autores muy diversos, cuyos textos tienen pocos puntos en común.
El griego Homero (que vivió en el siglo VIII a.C.), el italiano Dante Alighieri (1265-1321), el español Federico García Lorca (1898-1936), la española Gloria Fuertes (1917-1998), el inglés William Shakespeare (1564-1616), el aleman Johann Wolfgang von Goethe (1749-1832), la alemana Herta Müller (nacida en 1953), la estadounidense Emily Dickinson (1830-1886), el francés Charles Baudelaire (1821-1867), la argentina Alejandra Pizarnik (1936-1972) y el chileno Pablo Neruda (1904-1973) son apenas algunos de los poetas más importantes de la historia, que consiguieron trascender las fronteras y conquistar a lectores de todo el planeta.
( Arriba, imágenes de los poetas, el griego Homero y el italiano Dante Alighieri).
Como suele ocurrir con cualquier disciplina artística, no existe un criterio específico que permita definir a una persona como poeta. Hay quienes consideran que los poetas son quienes escriben versos de una cierta calidad; otros califican como poetas a los que logran publicar libros de poesía y también existen aquellos que llaman poeta a cualquier persona que escriba poesía, aún cuando no la publique.
( Arriba, imágenes de los poetas españoles Federico García Lorca y Gloria Fuertes).
Del mismo modo, hay quienes consideran que se nace poeta, así como escritor o artista en general, ya que no se trata de algo que pueda aprenderse sino de un talento que debe desarrollarse. Cada punto de vista puede ser válido, dado que son opiniones; cabe señalar que entre los poetas también se dan diversas apreciaciones acerca de este mismo tema.
( Arriba, imágenes del poeta inglés William Shakespeare, y el aleman Johann Wolfgang von Goethe).
Un buen poeta tiene la particular capacidad de utilizar el lenguaje como si se tratara de una paleta de colores con la cual puede crear imágenes que la gente de otros campos jamás podría imaginar; esto no significa que la poesía sea necesariamente bella, al menos no como se entiende este término convencionalmente, sino que aprovecha las palabras de infinitas formas, las renueva, les brinda una vida y un color que nunca habían tenido y las pone al servicio del arte.
( Arriba, imágenes de la poeta la alemana Herta Müller, de la estadounidense Emily Dickinson, y el francés Charles Baudelaire).
Lamentablemente, la figura del poeta no recibe el mismo respeto que la del novelista, por ejemplo, así como tampoco suele obtener los mismos beneficios económicos por su trabajo. Gracias a la mala información, mucha gente tiende a pensar que no cuesta trabajo o esfuerzo escribir poesía, que ésta nace de un momento de inspiración al cual no le sigue ningún tipo de proceso de revisión o reescritura. Si bien esto puede ser cierto en algunos casos, la poesía también necesita de una intensa dedicación.
(Arriba, imágenes de la poeta argentina Alejandra Pizarnik, y el chileno Pablo Neruda).
Esa percepción de la poesía convierte al poeta en un ser haragán y poco comprometido que, a diferencia del novelista, no se entrega durante largos meses a la creación de sus obras, sino que las plasma en papel en unos minutos y luego se tira a admirar el atardecer. La realidad es tan diferente como flexible: puede haber novelistas poco dedicados y poetas que no se despegan de sus escritorios, por ejemplo.
Arriba, los autores: Julián Pérez Porto y Ana Gardey.