San Pedro de Macorís, R.D., 4 de enero 2019.- La historia de la UASD. Nuestra UASD, es bella, hermosa, llena de epopeyas patrióticas y aportes históricos. La sangre de sus mártires y el heroísmo de sus figuras más preclaras hablan por sí solo. Sin embargo, en su estructura han penetrados fieras dañinas. Gente que le importa un bledo el aporte y el significado de la Universidad Autónoma de Santo Domingo. Gente que nunca han luchado por ella. Esas lacras y alimañas y por demás, inescrupulosos, chantajistas, oportunistas y arribistas, acostumbrado a cambiar de chaqueta según el soplo de los vientos y la garantía de sus privilegios, ven la institución académica como un medio para lograr acumular riquezas, capital y poder a costa de su bien ganada imagen histórica. Todos esos atributos conquistados en lucha abierta en las calles, junto al pueblo, son pisoteados por vulgares sabandijas infiltrados en su tejido social y nómina laboral. Son los que traicionan a todo el mundo; violan sus estatutos, normas, tradiciones, reglamentos, y principios éticos y morales a sabiendas que nunca serán sancionados en razón de que cuentan con el apoyo del clientelismo político y vergonzantes acuerdos electorales soterrados, y la actitud de resignación de los conservadores que no se meten en nada mostrándose indiferentes con su pose habitual de dejar pasar y dejar hacer, mientras ven como ruidoso, desfasado y necio a todo aquel que reclama sus justos derechos y defiende los valores de la academia.
El caso del centro de UASD de San Pedro de Macorís es un ejemplo patético y dramático de lo arriba expuesto. En la pasada gestión de José Flete Morrillo (luciferino, sórdido, paranoico deprimente, ruin, manipulador y maledicente), y su despiadado asistente administrativo José Spencer Rondón (un ser malvado, perverso, megalómano, mentiroso, embustero compulsivo, y también ruin, manipulador y maledicente), los cuales cometieron toda clase de barbaridades, atropellos y violaciones a los estatutos, reglamentos y principios de la institución académica, así como a la dignidad de la condición humana de sus subalternos durante los cuatros años y seis meses que estuvieron dirigiendo el centro. Cometieron sus tropelías sin el más mínimo ápice de estremecimiento de conciencia. Barnizaban sus abyectas e inmundicias acciones con un ropaje de burlas, risas y carcajadas esquizofrénicas. En sus actuaciones se asemejaban a Nerón, Hitler, Mussolini, Duvalier y Trujillo. Y esto es mucho decir. Deduzcan ustedes su talante. Se volvieron «locos» y «envalentonaron» en sus funciones ejecutivas. El poder puso al desnudo su autenticidad bestial de odiar y desprecian todo lo que se parezca a lo humano. Tras ser desplazados de sus cargos dirán todo lo contrario; fingirán, simularán para engañar, pero su legado de maldad y atrocidades lo perseguirá de por vida, y por demás, no cambiaran, pues esa es su naturaleza personal, cultural y psico-social.
Estos dos personajes se convirtieron en dos mugres detestables. Protagonistas del odio y la discordia más soez que se pueda conocer; de manera atroz propiciaron toda clase de vejámenes, abusos y agresiones psicológicas abominables a la condición humana contra el personal docente y administrativo del centro UASD-SPM, sin el más mínimo remordimiento y escrúpulo moral alguno. Solo los afectados saben de la dimensión de su daño moral, emocional y psicológico.
Estos señores aplicaron acciones espantosas y horribles propias de un ambiente de terror, donde incluso se le prohibía a los empleados socializar con aquellos que los jefes sospechaban eran críticos de sus inconductas. Actuaban a sus anchas protegidos por el Poder de turno.
Ambos conformaron un dúo execrable, despiadado, implacable, dañino y terrorífico bestial. Sus actuaciones tiránicas no han recibidos ninguna sanción. Toda gira en promesas; promesas que son secuestradas por unos conciliábulos de apañamiento venal, cobarde y cómplice. Sus delitos hoy disfrutan de impunidad y protección por sus símiles situados en instancias del nuevo Poder con cuyo encubrimiento traicionan la confianza puesta en sus cargos por la rectora Emma Polanco y el Claustro Universitario.
Durante la pasada campaña electoral se vislumbraba la gestión de la Doña como una significativa garantía de esperanza de cambio real y verdadero frente a la felonía y la ignominia que victimizó a los empleados del centro UASD de SPM, que en medio del proselitismo creyeron en las ofertas de que las cosas cambiarían y que a partir de su rectoría habría un régimen de consecuencia ejemplar para estos personajes nefastos.
Empero, funcionarios muy cercanos a la rectora contribuyen con su irresponsabilidad a que los delitos y violaciones queden engavetados. Un expediente de unas 50 páginas robustecido con testimonios personales sobrecogedores espera la respuesta debida. Sus autores con aire desafiante proclaman que dentro de cuatro años ellos volverán y se vengaran de los que los han enfrentados y acusados. Su patología de odio y veneno es permanente.
En dos ocasiones los empleados del centro fletaron un microbús para asistir personalmente y de manera ampliada y constituyendo una representación mayoritaria inequívoca ante la presencia de autoridades competentes, donde le ratificaron su denuncia contenida en el documento que ya habían enviado por los canales correspondientes. En ese escenario solemne reiteraron su denuncia, y narraron con firmezas y de manera descarnada y desgarradora los daños y afrentas sufridas. Al salir de esas reuniones se le prometió justicia. Empero un sainete de entramado burocráticos y protección insólita ha frenado el cumplimiento de esas promesas. Todo indica que las víctimas no tienen dolientes y que sus agresores están bien protegidos.
La continuidad del señor José Spencer Rondón dentro del centro UASD de SPM constituye un foco de perturbación, provocación, inquietud, intriga, desasosiego, amenaza y tensión permanente a la paz y la gobernabilidad de las autoridades del centro encabezada por la directora Licet de León, y la sud directora Florentina Villanueva, y cuya legitima autoridad éste todavía, insiste y persiste en desconocer.
Sabemos que los profesionales de acomodarse al Poder, esos que se la ingenian para estar arriba en todas las administraciones, utilizarán el argumento fútil de que hay que dejar las cosas así, que los maltratos y persecuciones fue una situación de la pasada campaña electoral por la rectoría, que lo que paso pasó y ya. Que «borrón y cuenta nueva». Su discurso propio del sinvergüenza, del camaleón y asaltante de coyuntura, y de los que apoyan la corrupción y las irregularidades contraviene principios éticos y morales ganados limpiamente por la UASD en su larga trayectoria de lucha y defensa de los valores democráticos y respetos a los Derechos Humanos, y que fueron violentados por los dos sujetos denunciados. Los sinvergüenzas predominan donde la polución del silencio, la indiferencia y la cobardía adquiere cultura de aceptación complaciente, saben que la infamia también tiene sus defensores, como la moral y la ética. Disponen siempre de una sonrisa cómplice para los rufianes. Fomentan discurso de claudicación y apañan a los traidores y personeros de bajas pasiones. A riesgo de quedarnos solo y ser incomprendido, burlado y tildado de desfasado, necio, de que jodemos mucho, y somos loco, de parte de los que nunca luchan por nada, continuaremos con nuestra justa demanda de JUSTICIA y SANCIONES, sin importar las consecuencias.
Los empleados del centro UASD de SPM reiteran su pedido reivindicativo, inquebrantable, intransigente e inclaudicable de justicia y sanción para José Spencer Rondón, quien junto a José Flete Morillo, se caracterizaron por pisotear, ofender, atropellar, y desconocer las leyes laborales y derechos inherente adquirido y que de manera compulsiva y flagrante conculcaron. Lo atropellaron y atentaron contra su honra y dignidad con saña. Su canallada prepotencia despótica traspasó todos los límites. Las heridas recibidas han sido tan profundas que solo una reparación moral de desagravio podría cauterizar las cobardes lesiones infringidas. Es la prueba de fuego de las autoridades competente sobre este caso.
Ya es tiempo de que se demuestre con hechos concretos que ha habido un cambio real en nuestra UASD. Esta bueno de mentiras, bultos, allantes, aguaje, rebotes y evasivas. No más bla, bla. Que prime la sinceridad, la eficiencia, el coraje y la responsabilidad. Que se sancione ejemplarmente a José Spencer Rondón ya. ¡Patria o Muerte!
Enrique Cabrera Vásquez (Mellizo).
Delegado del FEPU de los centros UASD Región Este
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