Nota: esta parte corresponden a las páginas 95,96, 97, 98 y 99, del libro titulado Freddy Gatón Arce, vuela en arcoíris de palabras, escrito por el periodista Enrique Cabrera Vásquez (Mellizo). Un ensayo biográfico sobre la vida de este poeta, narrador, educador, abogado, y novelista, nacido en San Pedro de Macorís.
Escrito por: Enrique Cabrera Vásquez (Mellizo).
SAN PEDRO DE MACORIS,.– martes.- 14.- mayo.- 2019.- Dentro de la hilera productiva del quehacer literario de Freddy Gatón Arce nos encontramos con La guerrillera Sila Cuásar, una novela cuyo contentivo resalta la errabunda de una sicalíptica mujer de rustico modales que por sentimiento propio se convierte en parte de la historia como tropa de los coludos de Horacio Vásquez. Porque el día que asesinaron a su padre “fue tiempo de juicio en casa y en su ingenio. Y cuando era una jovencita y mi marido estaba fuera, una primanoche, un hombre me arrinconó preguntándome mi nombre y me tumbó de una galleta. Yo juré vengarme, volverme macho, revolucionar, lo que fuera, con tal de vengar la ofensa, y la vengué. Pero luego, rezando en su tumba lo perdoné, aunque ya le había cogido el gusto a los tiros y a la política”.
Así se hizo guerrillera Sila Cuásar. Así se hizo famosa y celebre hasta la obscuración de sus años llevados de fatiga en fatiga hasta el languidecer de su sentir de dos sexos. “Y que fue varias veces mujeres y varias veces hombres, según pasión, crianza y coyuntura. Y dicen que fue leída como su abuelo y guapa como su padre, pero que como reencarna y juzga cómo marcha lo que hizo y cómo hablan lo que dijo y lo que en tinta y papel. De estos misterios no sobra ni falta para su figura embrumada y rica en aconteceres…”.
“Sila regresa cada vez distinto personaje, diferente aura. Nadie sabe de cual allá, en cual acá, en todas partes y en ninguna. Quizás Bernabé, intrigante y labioso, lo supo uno que otro día, pero esto no se puede asegurar ni en altar de brujo”. “Así que esta Sila que ustedes ven nació en el 74 del siglo pasado, en Azua».
Sila como guerrillera, como combatiente; la que creció en Guayubín, la que dejó su tiempo en los espejos, la que nunca olvidó sus razones para el combate y el desafío; agradecida de su procedencia biológica, caminó sobre lodo de sangre, entre aullidos de dolor y rabia. Clavó sus uñas en la carne de los hombres y acarició excitada vientres femenino, plasmó su coraje personal en la imaginación creciente de Freddy Gaton Arce. Ahora es letras y es historia, y su nombre se da a conocer contada en prosas novelística.
“cuando ella se oye decir sin abrir los labios: Soy de los Cuásar de Venezuela, de Azua, de no se sabe dónde. Hembra de llano y de subida. Me crié en Guayabín, el abuelo revolucionando, escribiendo, y papá, matado tan joven, el general Gavino. Ese muerto es de Benito Monción. Esas son las cosas que hacen que uno apueste a la vida y se juegue con la muerte comoquiera”.
La novela nos describe los sucesos históricos de la batalla del 30 de marzo de 1844, la batalla de Sabana Larga, en 1856, habla de Juana Saltitopa, de la batalla de la ínea Noroeste; la actitud valiente y digna de la esposa del general Antonio Duvergé, cobardemente fusilado por el anexionista Pedro Santana, en el Seibo, las escaramuzas del gobierno de Mon Cáceres, los pleitos del general Alfredo Victoria, la presidencia de Bordas, los enfrentamientos armados entre Bolos y Colus, el gobierno de Cesáreo Guillermo; la hazaña del poeta general Fabio Fiallo, las torturas infringidas al general Ciprián Bencosme, de manos de los interventores del “norte revuelto y brutal “, del coraje de los alzados de Mon Natera y Vicentico Evangelista, contra los yanquis en la región este en la intervención de 1916 al 24,; las corridas en armas de Enrique Blanco.
A través de La guerrillera Sila Cuásar nuestra memoria viaja, y repasa una cronología de crónicas de las lucha fratricidas de principio del siglo XX y que tuvieron “características de lances personales colectivos, pues los contendientes se enfrentaron por lo general cara a cara, a pocos metros de distancia unos de otros, o parapetados en templos, azoteas, arboles cercano”. La novela muestra de manera patética aquel tiempo de nuestra historia, cruda, cuando los hombres se devoraban en la irracionalidad de sus ambiciones.
Esta novela corta bien puede convertirse en un corto cinematográfico.
Nota: esta parte corresponden a las páginas 95,96, 97, 98 y 99, del libro titulado Freddy Gatón Arce, vuela en arcoíris de palabras, escrito por el periodista Enrique Cabrera Vásquez (Mellizo). Un ensayo biográfico sobre la vida de este poeta, periodista, abogado, y novelista, nacido en San Pedro de Macorís.