Solano Reyes es hijo de Dulce María Reyes, empleada del Ayuntamiento de San Pedro de Macorís
El sexo de los fantasmas: la poesía de Edwin Solano Reyes
Fuente medio digital Acento.com
Escrito por: Rey Andújar
Si dejas entrar la oscuridad por una puerta, se borra la puerta
(Foto del joven poeta de San Pedro de Macorís Edwin Solano Reyes)
El poema, cifrado de tiempo, es quizás el arma más certera contra los objetos de esta argamasa que insistimos en llamar “presente” o “paisaje”. El poeta, a su vez, reconoce en toda esta fábula las señales de la derrota. Repito, no hay triunfo ni tregua en esto de la escritura. La literatura es una larga sala de espera en donde hay magas y alacranes, una televisión encendida, detenida en Corporán, los sábados, la génesis del megadivismo. Una literatura llena de ruidos, malparidos, accidentes. Hay poetas que quieren imitar eso. Hay otros, otras que le hacen caso al afiche de la enfermera que tiene el índice cruzado en los labios y nos invita al silencio, que en la poesía en muchas ocasiones es la pausa, el ejercicio de escuchar el susurro que hace el lenguaje al friccionar contra la fachada que es la realidad.
Expedición para cazar fantasmas es un libro que se sabe poesía. Este conjunto de composiciones exigentes e inteligentes dan la sensación de ser una estructurada y elaborada traducción de textos que quizás en su momento de incepción fueron escrituras de largo aliento. En ocasiones quien escribe debe extenderse para encontrar o dejarse encontrar por el poema. Dado que las traducciones cumplen funciones determinadas en y entre las literaturas, el análisis de estas funciones, o de las propias traducciones, debería conducir al meollo de las literaturas y de su funcionamiento. O sea, que se traduce de literatura a literatura, no necesariamente de un idioma a otro. Dice Solano Reyes que,
Si pienso en el vacío lo ocupo de existencia
un iceberg flotando sobre un mar que no siente
Si pienso en el final lo vuelvo un principio
y me pregunto por ejemplo qué sigue después de la muerte
(De “Symborska sigue hablando (remake)”)
Este libro es muy bueno. Yo lo recomiendo como un amante, con los ojos cerrados.
En un país en donde hubo-hay-habrá tantos apagones, el acto de encender un fósforo, ya sea para iluminar y/o fumar, entre otras cosas, crea siempre más preguntas que respuestas. Insisto en que si esto fuese Suiza, el poema o mi lectura fuesen diferentes. Mi traducción fuese diferente. De este modo, la literatura es su propio sistema y la buena poesía viene con su pan de conocimiento bajo el brazo. Esta poesía quema de verdad. En “Combustión espontánea” se dice “He viajado dos cuadras, dos corrientes, en busca de la desembocadura. Y allí, húmedo, el sabor de tu beso no encendía”. He aquí una exquisita combinación de contrarios: lo líquido contra lo flamable. Este cuaderno de poesía rebosa de estas acertadas contradicciones. Es casi imposible definir la línea de partición entre las figuras y los tropos. Hay un fantasma que nos da buenas razones para suponer que cada figura sintáctica conlleva implicaciones semánticas y viceversa. La diferencia la encontré en una suspensión, que es ante todo sintáctica, y un efecto retardado con carácter semántico que en casi todos los poemas, es apenas perceptible. Así de sutil y elegante es esta escritura de Edwin.
Me auscultan en el pecho y miden mis latidos con un lápiz
(suena muy bien, muévase un poco hacia la izquierda),
Escuchan mi armadura haciendo ruido, atravesada apenas
[por el viento
(de “Reunión de otredades”)
Leí no, devoré este libro de camino a Jamaica. Ha sido el vuelo más largo que he hecho hasta ahora. Madrid-Londres-Miami-Kingston. Creo que estuve día y medio viajando sin parar. ¿Fui un poco fantasma ese día? Viajar es también perder teorías. Siento que durante todo el trayecto de esta expedición, descubrí, sentí a cada momento un sabor a sensualidad, no por lo que Edwin dice, sino por lo que sugiere. El libro constantemente usa símiles, asociaciones, palíndromos y metáforas para sacar de balance la suma prevista. Este texto por completo se siente como el fantasma que se te queda en el cuerpo cuando vienes de la playa. Un suave vaivén. En “Desierto IV”, se dice: “mi yo es un yoyo / mío y/o conmigo / el yo de mi yo / yodado en el / desierto”.
Para tratar de terminar mi idea, atacaré dos cuestiones y empezaré por la última: no es casual que este libro recibiera el Premio Joven de Poesía Feria del Libro 2018. Esto me mata de la envidia porque es un libro que me gustaría haber escrito o pensado yo. Esta edición tiene un diseño espectacular y no está demás notarlo, ya que estas ediciones de la Editora Nacional se distinguen por su estética y ciertamente están mucho mejor cuidadas que en el pasado. Lo del César al César. Lo otro que me faltaba por aclarar es lo siguiente: como es más adecuado hablar de dos principios rectores del leguaje poético que distinguir entre dos clases de figuras, es solo en el nivel de las abstracciones donde se puede sostener que algunas figuras sintácticas adjudican varios significantes a un solo elemento significado, a pesar de que las figuras semánticas pueden relacionar varios términos significados con un solo significante. Hay una manera en que las figuras semánticas se parecen a sus homólogas: unas y otras pueden perder su valor a base de ser muy utilizadas. Entonces, el trabajo de la poesía, o su función, o su truco, es utilizar estas figuras sin abusarlas.