Villa del Carbón, Méx., 24 de febrero. Cuando Faustino Jacinto, de apenas 18 años, escuchó a su madre hablar de Estefana Gómez (que tenía 16 años) como una joven seria y de buenos sentimientos, su corazón se aceleró. En ese momento, sin conocerla, se enamoró. Se empeñó en hacerla su novia. Apenas unas semanas después de encontrarse se casaron. Era 1932. Ahora, después de casi 82 años, son uno de los matrimonios más longevos del mundo.
Una rareza en una época en la que en México el número de divorcios por cada cien matrimonios creció más de ciento por ciento entre 2000 y 2011, al pasar de 7.4 a 16, mientras los enlaces en el mismo periodo cayeron en 19.3 por ciento. De los divorciados, 54 por ciento tuvieron una vida en común de 10 años o más, y 27 por ciento menos de cinco años. La edad promedio en la que ahora se casan los hombres es de 29 años y las mujeres a los 26, de acuerdo con datos del Inegi.
Desde el 17 de octubre de 1932, cuando todavía eran adolescentes y contrajeron nupcias, la pareja ha sorteado múltiples problemas: pobreza, hambre, enfermedades y la muerte de cuatro hijos. Estefana, de 97 años, y Faustino, de 99, viven aún en el mismo lugar en el que padecieron todo esto y sus hijos crecieron: el ranchito Los Laureles, en el barrio Los Domínguez de este municipio.