Prosa a don José Hazim Azar
Escrito por: Enrique Cabrera Vásquez (Mellizo).
Nota: tomado de las páginas 107 hasta la 115, del libro, José Hazim Azar en el corazón de todos, de la autoría del periodista y escritor, Enrique Cabrera Vásquez (Mellizo).
San Pedro de Macorís, lunes, 1 de julio 2013
1
Labraste con tu empeño tenaz
el surco renacido
por donde transita hoy
nuestro Macorís del mar.
Ciudad amada;
solaz brisa playera,
oleajes de Mar Caribe,
desfiles de cangrejos,
plumajes de pajuil,
volar de mariposas,
aleteos de palomas,
danza de abejas en primavera,
baile Guloyas en Navidad
ansias corona verde
al despertar de madrugadas.
Anhelo luminoso de Mosquitisol.
II
La quietud del tren
aloja pretéritas faenas
de azúcar,
melaza,
guarapo y caña,
producida
en laboriosas jornadas entregada.
¡Ah, la vivencias
de aquellos tiempos añorados!
III
Tu sentido desvelo
se abrió paso
entre recuerdos idos.
sudores secados por el tiempo
y adustos rostros asombrados.
Marcaste la ruta iniciada,
continuidad de los convencidos
enfrentando los frustrados
Se esparce tu nombre venerado
por la mayoría respetado.
IV
Desde tu morada de caracoles
rociaste con altivez tu proclama
quebradiza de quejumbrosas postraciones.
Intrepidez de la conciencia
al desdén ruin de resignados.
V
Recorriste en carruaje cocolo
los bellos atardeceres del Higuamo
y estiércol olfateado
Jadeo de trabajo activado
suspiro de obreros agotados.
VI
El progreso cincelado con tus pasos
desdeña voces de frustrados
y entre el recelo vano
afloran voces cansadas
de incrédulos arrinconados.
Tu ejemplo convidando
nuevos despertares
de alegría, felicidad y progreso
al despuntar cada mañana
VII
Escasea la zafra
bruar de bueyes
y la sonora música
de machetes labra;
los portuarios sombreros
en mano,
miradas colgadas en el futuro,
tenue sonrisa de ocasión
buscando el progreso en su sudada.
VIII
Sobre el otrora humo agrisado
brilla tu silueta sideral, copiosa
recordándonos bonanza escapada;
el esplendor tomado por el abandono
y la lluvia que se niega a mojarnos.
Y desde la pujanza evocada
sobresale tu presencia enhiesta
soliviantando la dignidad atragantada.
IX
Ya no transita el tren
lleno de caña y azúcar;
no se ven los corpulentos
morenos isleños-caribeños,
raudos en su ajetreo fabril,
consumiendo Guaguavery añejado.
danzando su propia Pascua,
ataviados de espejitos y colores,
destacados plumajes sobre la cabeza,
al compás de flautas,
pitos
y tambores ritmados.
X
Merma
por los caminos cañeros,
el abigarrado trajinar de braseros
del oeste atormentado
colmando guijarros de sueños
buscando amaneceres nuevos
canto de gallos acostumbrados
XI
El invierno del ocaso eterniza
tu silueta enhiesta
símbolo majestuoso
del progreso logrado:
Es la UCE
tu obra coronada
la Universidad de todos,
patrimonio del pueblo
Emprendida con girones de ensueños,
pedazos de recuerdo
y jornadas de afanes forjados.
XII
Ahora
izamos con orgullo
tu legado inmarcesible,
renacer de alegría
estampado
en la magnitud de tu nombre.
Adalid del fausto centenario
anclado despertar de esperanza.
XIII
La lúgubre penumbra del silencio
exhibe tu faz de triunfo,
ascendente hacia el cielo
guiando los iniciados.
Tu nombre abriendo surcos
a los emergentes engalanados.
XIV
Y desde la cumbre azulada
tú voz de ilusión
ordena aplomada:
recojan los tiempos de ayer,
lo necesitamos,
nuevas retos y desafíos
esperan por nosotros,
epopeyas exaltadas
motivan nuevas escaladas.
Frontispicio
de mágicos retos soliviantados
protagonizando nuevos retos
por el Macorís anhelado.