Anhelos libertarios

(Página 96 hasta la 98, del libro, El rey del Momise, Los Guloyas y los Cocolos en la industria azucarera de San Pedro de Macorís, segunda edición, 2023, autor, Enrique Cabrera Vásquez (Mellizo)

Anhelos libertarios

El negro abraza su esencia étnica

mezclándola con anhelos libertarios

mira el firmamento,

y toca su cuerpo atormentado

castigado por ser esclavo

Abre los brazos a la esperanza

que huye de su ámbito,

sueña la lejanía de sus raíces

Impotente se estremece derrotado

Pentagrama de espaldas torturadas

hombres rebelándose al silencio despótico

levitando sufrimientos consumados

Cuerpos curtidos en miserias centelleantes

desfallecidos en su dolor acumulado

Negros evadiendo la mirada del amo blanco

cotejando la inspiración de sus tambores

Germen musical de su clan alegre

Renaciendo del trabajo esclavo

cultivan rayos sol de fuego

saciando los placeres del instinto

entre plantaciones ensangrentadas

de pérdidas batallas libertarias

siglos de espanto y terror

cruzándose las respiraciones

sexo híbrido en islas holladas,

cuerpos imantados,

diversidad encontrándose en El Caribe esclavo

 

fugaces instantes somnolientos

vórtice libertad imaginada

continuidad del sufrimiento

sobre subyugada mansedumbre

 

Atrapado,

encadenado al tiranizado suplicio

no valió que huyera despavorido

cayó cual animal preciado

 

Les echaban perros rastreadores

iban tras sus olores únicos

no había escapatoria

del blanco negrero,

arrogante criminal contumaz;

espécimen tenebroso y abominable

 

Había que esconderse a sus pasos

huir por caminos misteriosos

bosques y estepas inmensas

intentando salvarse de sus garras

Y desde el primer lazo atado

caminaron los negros maniatados

en minas de oro y plata,

plantaciones de cañas y algodón,

rivalizando con indígenas enyugados

 

Negros de África

traídos a las islas del Caribe

encadenados pies y manos

unidos en un solo elemento,

haciéndoles azúcar y riqueza

al insaciable amo blanco

 

Trabajo bajo suplicios

vastas jornadas inclementes,

latigazos, tormentos, dolor,

presentes en su anatómica totalidad

mancillando la dignidad secuestrada

No había piedad en su maldad,

ni retroceder canallada,

ni compasión por los asesinados,

ni justicia para los potentados,

ni arrepentimientos penosos

Era el reino de los blancos

compitiendo por peculio y oro

acumulando capital y riqueza,

con sudor del negro avasallado

Amo y señor de los desdichados

eran los blancos invasores

Bacanal de sangre tiranizada

Regodeo frente a la hoguera

del desdichado

Clímax de riqueza asaltada

glorificadas en las alcurnias

Estigma maldito de las monarquías imperiales

(E.C.V. -M-)

 

 

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