Escrito por: Teófilo Quico Tabar
Santo Domingo, viernes 07 de junio 2024.- Cada vez que se presente la oportunidad debemos resaltar la importancia que tiene para la nación dominicana el 30 de mayo del 1961. Porque algunos han querido opacarlo y lamentablemente una parte importante de las generaciones más jóvenes, por deficiencias de información o por muchas otras razones, no llegan a comprender la magnitud de lo que significó la llamada «Era de Trujillo». Una oprobiosa etapa en la que no se permitía ni siquiera el sagrado derecho a disentir.
Se han escrito muchos libros y artículos sobre esa desgraciada época de la vida dominicana, pero poco se ha dicho sobre las causas por la que perdieron la vida tantos seres humanos. Por la que fueron encarcelados, torturados o provocado el exilio de tantos dominicanos, acusándolos de conspirar contra el sistema. Solo por haber expresado alguna opinión contraria al régimen. No por levantarse en armas.
¿Sabe la gente cuántas valiosas vidas se perdieron por no estar de acuerdo con alguna disposición del sistema imperante, a lo que el régimen
llamaba conspiración? Solo por decir o manifestar cualquier simple disgusto o por negarse a realizar alguna acción que consideraba que vulneraba su dignidad.
¿Acaso saben las nuevas generaciones que muchas personas fueron desaparecidas por no poner un letrero que decía: en esta casa Trujillo es el jefe? Por quejarse de alguna medida. Por escuchar en radio noticias de emisoras extranjeras. Por reunirse en alguna casa y hablar bajito. Por no asistir a un acto a escuchar discursos de loas al benefactor. Eso no es un invento o exageración, era una triste realidad. ¿Saben los más jóvenes que la palabra conspiración y la de enemigo del régimen representaba la pena de muerte? Que así ocurrió con muchos que hicieron comentarios, distribuyeron panfletos, pusieron algún letrero o fueron declarados contrarios al sistema. Por alguna de esas razones les costó la vida a profesionales y jóvenes que simplemente hicieron manifestación de su derecho a disentir.
Desde tiempo nos han dicho a algunos que utilizamos expresiones fuertes y directas, incluso en documentos oficiales. Que criticamos disposiciones. No lo negamos. Pero lo hacemos porque lo consideramos necesario y como mecanismo para recordar que la mejor manera de servir bien, es haciendo las cosas claras y sin utilizar mecanismos complicados que tienden a confundir a la gente, lo que a su vez se prestan a
interpretaciones, sobre todo si son disposiciones arrastradas del pasado.
También para recordar que somos un país que, gracias al heroísmo de muchos, logramos enrumbarnos por un sistema democrático como el que hoy disfrutamos, a pesar de algunas imperfecciones pendientes de corregir. Pero se respetan los derechos, sobre todo el de disentir.
Por eso los dominicanos tenemos una deuda eterna con todos los que crearon conciencia contra el régimen oprobioso de Trujillo. Con los que a sabiendas de lo que podría ocurrirles, se decidieron a ponerle fin a esa desgraciada dictadura que oprimió al país por más de 30 años.
Por eso, sin reparos de ideologías, tenemos que mantener en nuestros pensamientos a los que lucharon por la eliminación de la tiranía ofreciendo sus vidas o creando conciencia cívica y democrática.