La declaratoria de quiebra hecha por TelexFreee los dueños de ese negocio para robarles cientos de millones de dólares a miles de dominicanos residentes tanto en los Estados Unidos como en República Dominicana que en los últimos meses venían invirtiendo fuertes cantidades en esa empresa con la finalidad de obtener grandes ganancias rápidas a cambio del dinero depositado. «Me han robado mi dinero, he perdido mis ahorros, hipoteque mi casa o mi vehículo», son de las impresiones de frustración e impotencia de parte de los afectados por la supuesta quiebra de TelexFree.
Para muchos legalmente hay poca cosas que hacer para tratar de recupera el dinero invertido. El afán desmedido por alcanzar una situación de riqueza y opulencia llevó a la mayoría a creer en todas las bondades que le vendían del TelexFreee. Ahora lo que se cosecha es lamentaciones, quejas, incertidumbre y en muchos casos, un desplome estrepitoso en el orden económico y financiero que puede acarrear situaciones personales y familiares castra trófica.
El anuncio realizado por la empresa TelexFree de que se había acogido al Capítulo 11 del Código de Bancarrota en el Tribunal de Quiebras de Estados Unidos para el Distrito de Nevada, nueva vez encuentra de decenas de miles de personas perdiendo dinero simplemente por apostar a obtener ganancias rápidas, pese a conocerse anteriores operaciones con tintes fraudulentos.
TelexFree, que estuvo captando miles de adeptos para participar en su negocio “multinivel”, puso en circulación millones de dólares captados del público con la promesa de un retorno de capital casi imposible: devolver la inversión inicial en sólo tres meses, lo cual se hacía en el principio de la cadena como un estímulo a que el beneficiario primario captara otros inversionistas. Precisamente ese es el truco, ya que los altos intereses pagados se obtenían de los nuevos clientes que eran “enganchados” con el inconveniente de que los nuevos, asombrados por las ganancias “astronómicas” de los promotores, invertían cada vez mayores cantidades de dinero.
En el país uno de los atractivos para captar nuevos inversores fue una joven que en relativamente poco tiempo obtuvo “ganancias sorprendentes” que le permitieron adquirir un apartamento y un vehículo de lujo, lo cual fue un estímulo para otras personas meter ahí su dinero. A ese espejismo se le agregó la existencia de una empresa de préstamos rápidos que facilitaba recursos para la apertura de nuevas “cuentas”. Y no sólo hacía los préstamos sino que por un “pequeña comisión de los beneficios” realizaba todo el proceso de intermediación.
Los inversionistas locales no tomaron en consideración los factores de prevención, como era el hecho de que no había ninguna persona jurídica en el país a cargo; sólo una pequeña oficina de información en la avenida Ortega y Gasset y las reuniones se hacían en un hotel, no en un inmueble propio. En el país con el recuerdo de las llamadas “pirámides”, cientos de personas han participado en este esquema de inversión que se realizaba casi en su totalidad en forma electrónica.
La declaración de bancarrota de TelexFREE se debe a que llegó un momento en que captó tantos clientes a nivel mundial que no estaba en capacidad financiera de devolver los intereses y el capital a los inversionistas.
Esas personas desde ayer sólo han recibido un anuncio, firmado por alguien que se hace llamar Stuart A. MacMillan y que se presenta como nuevo ejecutivo de la empresa que según él ha entrado en un proceso de reorganización.
Sin embargo la cruda verdad es que se declaró en quiebra y de esa manera se libra de posibles sanciones por fraude, porque esa ley protege a los inversionistas, pero sólo en Estados Unidos.
La solicitud de bancarrota ocurre cuando una empresa no está en condiciones de asumir su deuda o de pagar a sus acreedores, la propia empresa o sus acreedores pueden presentar una solicitud de protección de bancarrota. La empresa cesa sus actividades, un agente vende los activos y distribuye el capital entre los acreedores. Bajo el capítulo 11, en la mayoría de los casos, el deudor mantiene el control sobre las operaciones bajo supervisión de la corte. Pero eso es en Estados Unidos. En el país esa empresa no tiene activos para que los inversionistas recuperen su inversión.
UN APUNTE.- No hay activos que vender
En República Dominicana esa empresa no tiene activos (basta con ver la oficina que tienen en la avenida Ortega y Gasset) que puedan ser vendidos para que los inversionistas recuperen su inversión. Peor aun, se trata de un negocio que involucra dinero de terceros que no está regulado por las autoridades, de manera que la Superintendencia de Bancos ni ninguna otra autoridad puede hacer nada a favor de quienes buscando ganancias rápidas invirtieron en ese esquema. Simplemente perdieron su dinero.