Escrito por: Wilder Pérez Roque
MANAGUA, NICARAGUA.– Nicaragua, el segundo país latinoamericano más empobrecido y ubicado en una de las regiones más violentas del mundo por las «maras» (pandillas) y el narcotráfico, implementa una política de seguridad ciudadana con perfil comunitario que le ha permitido reducir la tasa de homicidios y ser uno de los más seguros de América Latina.
En Nicaragua, donde la pobreza afecta al 42,7 % de la población y la extrema pobreza a un 7,6 %, y donde más del 70 % de los trabajos corresponde al sector informal, donde los salarios son bajos y sin acceso a la seguridad social, la tasa de homicidios es de 8,7 por cada 100.000 habitantes.
En tanto, la tasa de robos en Nicaragua, que en la década de 1980 vivió una guerra civil que dejó miles de muertos, es de 71,5 por cada 100.000 habitantes.
El Informe Regional de Desarrollo Humano 2013-2014 del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), titulado «Seguridad Ciudadana con Rostro Humano», que recoge datos de 18 países de América Latina, pone a Nicaragua como ejemplo de cómo la pobreza no necesariamente genera violencia.
«El caso de Nicaragua es un importante hito a nivel regional, es atípico», explicó el asesor en seguridad del Centro Regional de Servicios para América Latina del PNUD, Juan Pablo Gordillo, durante la presentación del informe en Managua esta semana.
El caso es especialmente inusual porque Nicaragua es uno de los países más pobres de América Latina y el Caribe, lo que rompe con el mito de que la pobreza genera violencia, insistió Gordillo, para quien el modelo de seguridad ciudadana de este país «es exportable».
En homicidios con armas de fuego, Nicaragua obtuvo el registro más bajo con un 42,1 %, mientras que el más alto fue en Ecuador, con 91.
Honduras, vecina de Nicaragua, tiene la mayor tasa de homicidios del mundo, con 92 por cada 100.000 habitantes, según el informe «Delincuencia Organizada Trasnacional en Centroamérica y el Caribe: Una Evaluación de las Amenazas», difundido en septiembre de 2012 por Naciones Unidas.
Muy por debajo de esa cifra se encuentra El Salvador, con 69 homicidios por cada 100.000 habitantes; Guatemala, con 39; Panamá, con 14,9, y Costa Rica, con 10,3.
El éxito de la seguridad ciudadana en Nicaragua se debe a su modelo policial, el que de acuerdo a su directora, Aminta Granera, es «preventivo, comunitario y proactivo» y con «rostro humano».
La Policía Nacional sostiene que «la fortaleza de la seguridad que ofrece Nicaragua está en la parte comunitaria y preventiva», porque se esfuerzan «más en prevenir que en corregir un delito», según su directora.
En Nicaragua hay 17,9 policías por cada 10.000 habitantes, según datos oficiales.
Otro dato que destaca el Informe Regional de Desarrollo Humano 2013-2014 es sobre la trata de personas.
Para el coordinador residente en Nicaragua del Sistema de las Naciones Unidas, Pablo Mandeville, los altos niveles de seguridad en este país coinciden con la forma de ser de su población.
Explicó que en los países vecinos de Nicaragua, Costa Rica y Honduras, al menos un 50 % de la población pide mano dura para los delincuentes, en cambio, en este país solamente un 17,1 % pide esa actitud.
Para Naciones Unidas, el modelo de seguridad de Nicaragua es «exportable» y la receta es tener una policía con perfil comunitario, que prevenga la violencia juvenil, y con un «abordaje diferenciado, preventivo e integral de la violencia intrafamiliar y sexual», de acuerdo con el estudio.
Otros elementos son contar con un sistema de educación policial, que haya «enfoque de género, planificación institucional, estadísticas institucionales, y el manejo de las relaciones la información y la imagen institucional».