Escrito por: Liliam Mateo
REPUBLICA DOMINICANA.-Este 2014 que casi concluye, los presos dominicanos cierran el año con las mismas peticiones del anterior: el cumplimiento de sus derechos a vivir en condiciones de detección compatibles con su dignidad personal y el respeto a sus derechos fundamentales consagrados en la Constitución de la República.
Si bien es cierto que el llamado trato humano, la forma de comunicación verbal, y no verbal, el ejercicio del poder y uso de la fuerza física y armas ha cambiado un poco, en algunos recintos, como es el caso de la Penitenciaría de La Victoria, los internos expusieron que las autoridades policiales que tienen el control de la seguridad carcelaria, no les brindan un buen trato.
No obstante, según las notificaciones a la Oficina Nacional de de Defensa Pública, (ONDP) solo fueron cancelados dos policías por inconductas en el ejercicio de sus funciones.
En la cárcel de Cotuí los internos también externaron sus quejas por supuestos maltratos psicológicos recibidos por parte de los militares y policías que tienen la seguridad del recinto, ya que a los que se encuentran en “celdas de reflexión”, aunque les suministran los alimentos a tiempo, “no nos dan agua ni nos permiten ir al baño cuando lo necesitamos”.
De su lado, las mujeres en celdas de reflexión denunciaron que los custodias les chantajean con lograr su libertad a cambio de favores sexuales, según revela un informe de la ONDP.
En cuanto al trato humano en los Centros de Corrección y Rehabilitación, que son prisiones más modernas, también se verifican dificultades, pues los internos de los centros de Higüey, San Pedro de Macorís y Puerto Plata se quejaron del trato recibido por los Vigilantes de Tratamiento Penitenciario.
Se produjeron acciones de maltrato físico y verbal en el Centro de Corrección y Rehabilitación de San Pedro de Macorís, donde se reportaron tres casos, tras lo cual cuatro agentes resultaron trasladados y hay tres pendientes de determinarse su situación.
El informe del ONDP, 2012-2013, presentado en este diciembre 2014, también revela que en el Centro de Corrección de Anamuya, provincia La Altagracia, fueron investigados dos agentes por maltrato físico, provocando esto la suspensión por 30 días sin disfrute de salarios, por haberse probado exceso de poder.
De igual forma, en el centro de Dajabón 10 internos se quejaron por maltrato verbal en su contra.
Ante los casos investigados, “la ONDP puso en evidencia la necesidad de que las autoridades penitenciarias revisen el funcionamiento de los Centros de Corrección y Rehabilitación, en el sentido de que al igual que en el 2013, también en el 2014, ocurrieron fugas, motines y muertes.
Prohibición celdas oscuras
Dice el informe de la ONDP que “el uso y la práctica de encierro en celdas oscuras no son actuales y aunque existe su prohibición no son parte del pasado, todavía existen inhóspitos espacios de retención de los internos por la comisión de faltas”.
Usualmente, añade la ONDP, las cárceles tradicionales son las activas en el uso de este tipo de celdas, que tienen escasa luz natural, no tienen camas y sólo se comunican con el exterior al recibir los alimentos.
“Las cárceles cuyos espacios de castigo en celdas oscuras de peores condiciones, según lo que ha podido constatar la ONDP, son las de Najayo Hombres, Nagua, Salcedo y San Francisco de Macorís”, precisa el informe.
Destaca el referido informe realizado en el 2013, pero entregado en este año 2014, que en la cárcel de Salcedo los internos recluidos en la “celda de reflexión” establecieron que reciben maltrato psicológico por las autoridades, ya que no les dan agua y tampoco se les permiten ir al baño a hacer sus necesidades fisiológicas”.
En tanto, que los internos recluidos en la “celda de reflexión”, u oscuras, de San Francisco de Macorís, denominada “El Yunque”, no se les suministran los alimentos a tiempo, “y fue constatado por miembros de la Comisión de Cárceles lo inadecuado del espacio, que resulta ser pequeño, oscuro y no ventilado”.
Agrega dicho informe que, aunque las condiciones no son tan desfavorables, en los centros de Corrección y Rehabilitación hay que mencionar que los internos aislados en celdas de reflexión, en ciertos casos, no tienen colchones y las condiciones de habitabilidad son precarias.
Además, que “en ocasiones se imponen la sanción en celda de reflexión” , sin antes cumplir con el protocolo de reunirse la Comisión de Tratamiento y determinar, primero, si ha operado falta disciplinaria y, segundo cuál sanción imponer, “lo que a todas luces no es coherente con las reglas del debido proceso administrativo”.
La comida logro positivo
A pesar de todo, la alimentación que se brinda en los centros penitenciarios es buena y aporta valores nutritivos suficientes, siendo calificado por la ONDP como “un avance para las cárceles de todo el país”.
A juicio de las autoridades penitenciarias y de los propios internos, la calidad ha variado de forma sustancial, ya que ahora consumen alimentos variados y más frescos.
No obstante, “es importante tomar en cuenta que aunque la alimentación en cuanto a su calidad ha mejorado la forma de distribución, los envases para el consumo y el lugar de su ingesta, siguen siendo precarios e indignos”.
Aclara el informe que en los Centros de Corrección “este problema está resuelto porque los internos tienen comedores y adecuados utensilios, aunque en algunos no existan la cantidad suficientes de platos, cubiertos y vasos”.
Sin embargo, en las cárceles mas antiguas “es otra la historia, la comida se les suministra en las cantinas que tienen (que muchas veces son pedazos de galones), se les entrega en el patio (en medio del sol) y la consume en sus celdas o donde se les haga más cómodo”.
El informe considera también importante tomar en cuenta que “los adolescentes recluidos en destacamentos de San Pedro de Macorís, La Romana y Barahona no reciben alimentación, ni ninguna otra atención dentro de estos espacios”, por lo que la ONDP, pide poner atención a esta situación “la cual entra en contradicción con la Convención de los Derechos del Niño, la Ley 163-03 y en consecuencia violenta gravemente el interés superior de los adolescentes sujetos a estas condiciones”.
80% en hacinamiento
El informe destaca que “más del 80% de las cárceles que pertenecen al sistema tradicional (antiguas) están en condiciones de sobre población, por lo que igual cantidad de internos viven en condiciones de hacinamiento”.
Asimismo, los niveles de sobrepoblación de las cárceles que pertenecen al sistema tradicional que van desde un 65% a un 540%, “situación que se traduce en grave violación a los derechos fundamentales de los internos en estas condiciones de habitabilidad, por ser contraria a la dignidad e integridad física de las personas”.
Esta dificultad provoca que ante el desborde de la población penitenciaria también exista incapacidad para satisfacer las necesidades básicas de los internos por parte de las autoridades.
Aclara la ONDP que los Centros de Corrección y Rehabilitación no están sobrepoblados, ya que su política de ingreso impide superar su capacidad.
“Sin embargo, deben ser tomadas medidas, ya que en ciertas jurisdicciones la demanda de la población carcelaria supera la capacidad de los centros y estos trae como consecuencia que los internos aguarden hasta meses en los destacamentos en espera de espacios para ser trasladados a los centros, como ocurre en Monte Plata, La Romana, Puerto Plata, entre otros. Incluso son enviados a recintos tradicionales fuera de la jurisdicción, como es el caso de Elías Piña y durante la permanencia de los internos en los destacamentos no reciben condiciones mínimas para sobrevivir dignamente (provisión de alimentos, medicamentos, camas)”.