Foto.- Cuatro individuos corren con sus rifles mientras patrullan Faluya el 5 de enero del 2014. La ciudad iraquí fue la primera que cayó en manos de extremistas suníes y es un buen ejemplo de la inoperancia de las fuerzas iraquíes para contener una ofensiva de la organización Estado Islámico. Irán está llenando ese vacío y es el principal responsable de que EI no haya llegado a Bagdad. (AP Photo.
BAGDAD (AP) — Para muchos iraquíes, su mejor aliado en la lucha contra la organización Estado Islámico no es la campaña de bombardeos aéreos de la coalición encabezada por Estados Unidos. Es Irán, considerada la principal responsable de frenar la marcha de la agrupación extremista hacia Bagdad.
Irán, un país chiita, que no es árabe, se ha hecho cargo en la práctica de la defensa de Irak contra la agresión de la organización sunita, aportando todos los pertrechos que necesitan los iraquíes.
Entre dos y tres aviones militares iraníes aterrizan diariamente en el aeropuerto de Bagdad, trayendo armas y municiones. La unidad militar más fuerte de Irán y su general más renombrado –la Fuerza Quds de la Guardia Revolucionaria y su comandante, el general Ghasem Soleimani– están organizando las fuerzas iraquíes y son en la práctica los líderes de las milicias chiitas iraquíes que constituyen la columna más importante de la resistencia. Irán lleva a cabo ataques aéreos para ahuyentar a los invasores de una provincia iraquí fronteriza con su territorio.
Como consecuencia de esto, la influencia de Teherán en Irak, que ya venía en aumento desde la partida del grueso de las fuerzas estadounidenses en el 2011, ha alcanzado niveles sin precedentes.
Los bombardeos aéreos de la coalición internacional ayudaron a hacer que los rebeldes retrocediesen en partes del norte. Pero muchos iraquíes creen que el principal objetivo de los estadounidenses es ayudar a los curdos. Los bombardeos permitieron que fuerzas curdas contuviesen el avance de los extremistas hacia la capital de la región autónoma curda.
El derrumbe de las fuerzas armadas iraquíes ante la ofensiva extremista por el norte y el oeste de Irak le dio a Irán la oportunidad de intervenir. Una cantidad de voluntarios chiitas se sumaron a la batalla, nutriendo las filas de milicianos chiitas aliados a Irán.
Esas milicias se están integrando en mayor o menor medida al aparato de seguridad iraquí, según un funcionario iraquí, quien describió esta dinámica como «el mejor regalo» que le podía hacer el Estado Islámico a Teherán.
«La presencia de Irán en Irak crece con cada día que pasa», sostuvo el funcionario, quien pidió no ser identificado porque no estaba autorizado a hablar sobre este delicado tema.
A lo largo del último año, Irán le vendió a Irak armas y equipo militar por valor de 10.000 millones de dólares, indicó. La llegada de pertrechos militares iraníes fue confirmada por el ex jefe miliciano chiita Jamal Jaafar, más conocido como Abu Mahdi al-Mohandis.
A algunos suníes les preocupa la creciente presencia iraní. El legislador suní Mohammed al-Karbuly dijo que Estados Unidos debe intensificar su apoyo a Irak en la lucha contra los extremistas para reducir la influencia de Irán.
«Irán es una fuerza dominante en estos momentos en Irak», expresó.
Otro factor de peso en la creciente influencia iraní es las suspicacias de los iraquíes en torno a las intenciones de Washington.
Hadi al-Amiri, prominente político chiita y líder de la poderosa milicia Badr, sostuvo en una reciente entrevista televisiva que Irak era víctima de décadas de políticas «erróneas» de Estados Unidos en el Medio Oriente.
Hablando esta semana en un servicio en homenaje a un soldado de la Guardia Revolucionaria abatido por un francotirador, al-Amiri dijo que el primer ministro iraquí, el chiita Haider al-Abadi, encabezaría un «gobierno en el exilio» de no haber sido por la intervención de Irán para defender Bagdad, según la agencia noticiosa iraní Fars.
El embajador estadounidense en Irak Stuart Jones admitió a la Associated Press que Irán desempeña un papel importante en la lucha contra el EI y sostuvo que el acercamiento entre Bagdad y Teherán no era algo inquietante.
Pero Ali Khedery, alto funcionario estadounidense en Irak entre el 2003 y el 2009, afirmó que la creciente influencia iraní puede es «una catástrofe desde el punto de vista estratégico».
«Ayuda a consolidar el control de Irán sobre el Levante e Irak», manifestó.
La zona de influencia de Irán incluye a la vecina Siria, donde apoya el gobierno del presidente Bashar Assad en su lucha contra una oposición mayormente suní, a Jezbolá, la agrupación más fuerte del Líbano. Fuerzas chiitas, por otro lado, tomaron el control de partes de Yemen en tiempos recientes, alimentando la inquietud en torno a la influencia iraní allí.