En un escenario internacional «volátil», con conflictos militares en ebullición en regiones petroleras claves (Medio Oriente, Pakistán y el norte de Irak) y mientras en EEUU y Wall Street (a puertas cerradas) celebran su Día de Acción de Gracias, el euro se ha vuelto a disparar marcando este jueves un nuevo máximo histórico frente al dólar en 1,4873 unidades.
Como se sabe, EEUU es el principal comprador de China, y el gigante asiático, a su vez, es el principal importador de petróleo y materias primas de los «países emergentes», con lo que se puede deducir que si el Imperio (en proceso recesivo) reduce sus compras, el impacto se va a proyectar inevitablemente en una crisis de China proyectada a los «países emergentes».
Ese es el punto medular del «peligro» que conlleva una potencial (y anunciada) crisis recesiva estadounidense proyectada al marco de la economía mundial globalizada.
Según publica este jueves The Wall Street Journal, vocero financiero de Wall Street, por muchos años, las naciones petroleras del Golfo Pérsico han vinculado sus monedas al dólar estadounidense.
El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, dijo el lunes, en una conferencia de prensa con Ahmadineyad en Teherán, que «el imperio del dólar está derrumbándose», al día siguiente en que su país y su aliado antiestadounidense Irán impulsaran medidas sobre el debilitamiento del dólar durante la cumbre de la OPEP en Riad, la semana pasada
No obstante, las autoridades de Arabia Saudita, la mayor economía de la región, aseguraron que no romperán el vínculo entre su moneda, el riyal, y el dólar.
El Golfo es «la primera línea del frente de momento, pero las presiones son mucho más amplias», advierte, citado por el Journal, Simon Derrick, director de estrategias cambiarias del Bank of New York Melon Corp. Esos países comparten «un factor consistente: todos se han vinculado con una moneda que está cayendo».