De Javier Taeño
Una mano sobresale de una fosa común en Irak (Reuters)Una mano sobresale de una fosa común en Irak (Reuters)Hace ya varios días que la ciudad iraquí de Tikrit, muy conocida por ser el lugar en el que nació Sadam Hussein, volvió a manos gubernamentales tras meses de control por parte de Estado Islámico. Y lo cierto es que este lugar parece haberse convertido en un escenario de los horrores tras el paso del grupo extremista.
Si por algo se ha caracterizado el EI desde su fundación, tanto en Siria como en Irak, es por usar la violencia de forma indiscriminada. Ahora varias fosas comunes en las que se estima que hay más de 1.700 personas dan una muestra más de su barbarie y brutalidad.
Todas ellos fueron ejecutadas en masa y las fotos distribuidas en Internet, dentro de la campaña en redes sociales que está realizando Estado Islámico con el objetivo de darse a conocer y de paso reclutar a más voluntarios. Estos soldados asesinados estaban en Speicher, una antigua base estadounidense.
«Fue una escena desgarradora. No pudimos evitar romper a llorar también. ¿Qué salvaje mataría a 1.700 personas a sangre fría?», manifestó un funcionario de salud iraquí que está trabajando codo con codo con los forenses en Tikrit.
Pero también entre tanta desolación hay un pequeñísimo espacio para la esperanza, concretamente para ese hombre que pudo librarse de sufrir el mismo destino que todos sus compañeros gracias a su ingenio y determinación. Al estar cubierto por la sangre de sus compañeros y fingir que estaba muerto logró escapar sano y salvo.Los forenses excavan las fosas comunes (Reuters)Los forenses excavan las fosas comunes (Reuters)
«Dispararon la cuarta bala, pero no me hirió. La quinta mató al hombre a mi lado. Haciéndome el muerto, caí al suelo. Estaba cubierto por la sangre de mis compañeros y rodé hacia el valle”, revela a Reuters.
Hace ya varios meses que Human Rights Watch había avisado de las matanzas que se estaban produciendo en Tikrit en base a las fotos publicadas y a las imágenes por satélite del lugar, pero en ese momento era imposible determinar la cifra de fallecidos, aunque sí se apuntaba que podía ser muy alta.
Los hallazgos de los forenses ahora así lo prueban y llegan en un momento en el que el Estado Islámico está perdiendo comba en su lucha por extender el califato. Lejos de las rápidas conquistas de hace unos meses, ahora los extremistas están teniendo muchas más dificultades en su política expansionista y están encontrado una resistencia más férrea. Tikrit es el último ejemplo de una lucha en la que aún quedan muchas batallas que librar.