La muerte de “Juancito Sport”. Un oportuno comentario de la periodista Altagracia Salazar, publicado en facebook
LIBRAME SEÑOR DEL DIA DE LAS ALABANZAS o la muerte de “Juancito Sport”
Los norteamericanos se inventan un héroe cada cierto tiempo. Han llegado al extremo de inventarse una calle para que sus héroes desfilen. Esa sociedad entiende que es necesario tener referentes para imitar, por esa razón construye y destruye héroes reales o falsos de manera permanente. Aquí, en Macondo, hace mucho que no tenemos héroes, Después de abril del 65 se perdió el espíritu de sacrificio que es el origen natural de los héroes. Los nuevos patriotas viven de la patria y por tanto no convencen a nadie. Es por esa razón que nuestros únicos héroes están en el mundo de los deportes y de no ser por ellos seríamos un pueblo de comunes, ciudadanos condenados a la anomia donde la trascendencia está referida al esfuerzo propio o ajeno a través del uso o abuso de los medios.
La muerte del “Juancito Sport” nos asemeja al modelo americano que construye héroes para pasearlos por la Quinta avenida aunque con un poco menos de glamour.
Como muchos “banqueros” Juancito Sport hizo una fortuna en el mundo de las apuestas y esa fortuna puesta al servicio del clientelismo político lo llevó primero al congreso y luego a la alcaldía de Santo Domingo Este.
Muerto de manera trágica, en medio de la oscuridad de sus negocios, ha convertido a esta sociedad hipócrita en una plañidera colectiva. Los méritos de Juancito Sport se han recitado en por lo menos cuatro escenarios y su cadáver exhibido como mártir de la democracia de un lado a otro del gran Santo Domingo.
Los homenajes terminan esta tarde cuando la cruda realidad ponga fin a los discursos y loas de fundamento dudoso. La Lista de “aportes” de Juancito será tan larga como los cheques que firmó a lo largo de su intensa vida.
En un país donde la mayoría de la población ronda los 40 años y donde tenemos ex presidentes, vivos, ex rectores, ex jueces y ex cualquier cosa, qué pasará cuando el buen Dios decida llevarse a un tribuno que por lo menos haya recitado una poesía en la velada de su escuela.
Después de tanta alharaca vale la pena recordar el proverbio que dice “LIBRAME SEÑOR DEL DIA DE LAS ALABANZAS”