> Enviado y escrito por: Hernando Salazar
Bogotá, Colombia.- Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), confirmaron la muerte de su líder, Pedro Antonio Marín, conocido también como «Manuel Marulanda Vélez» o «Tirofijo» debido a un ataque cardíaco en marzo.
El anuncio se hizo un día después de que el gobierno de Colombia anunciara el deceso.
Marulanda, de 80 años, era el guerrillero más viejo del mundo, y pasó tres cuartas partes de su vida alzado en armas en las montañas y selvas de este país suramericano.
Se cree que la ciudad más grande que conoció fue Neiva, en los años 60, una capital regional que por aquel entonces tenía sólo unos 100.000 habitantes.
Nació el 13 de mayo de 1928, en el seno de una familia campesina de Génova, en la región cafetera del oeste de Colombia.
«Marulanda» fue un hombre audaz y desconfiado, un autodidacta que ganó y cultivó fama por sus habilidades militares.
«El apodo de ‘Tirofijo’ realza la puntería, esa capacidad para el combate, para movilizarse en un terreno, para mimetizarse con él y para eludir los cercos en su contra», dijo el sociólogo Fernando Cubides, un estudioso de la violencia, de la Universidad Nacional de Colombia.
Entre «Marulanda» y «Tirofijo»
Aunque el ejército colombiano lo apodó «Tirofijo», Marín adoptó el nombre de «Manuel Marulanda Vélez», un dirigente obrero del Partido Comunista que fue torturado y asesinado a mediados de los años 50.
Sin embargo, dentro de las FARC a «Marulanda» se lo llamaba de otra forma.
«Los viejos comunistas lo llaman ‘camarada’, los compadres le dicen ‘compañero’, y los guerrilleros corrientes, ‘el Viejo'», explicó a BBC Mundo el sociólogo Alfredo Molano, quien entrevistó a Marín en dos oportunidades.
Según Molano, el hombre que muchas veces estaba sin uniforme, pero con pistola al cinto, y que paseaba un perro por las montañas, tenía dos obsesiones: la construcción de trochas y caminos y la reparación de plantas eléctricas en sus ratos libres.
A pesar de que muchas veces las autoridades lo reportaron como muerto, a comienzos de los años 80 Marín apareció por primera vez en la televisión colombiana, cuando las FARC iniciaban un proceso de paz con el entonces gobierno del presidente Belisario Betancur.
Para aquel momento, «Marulanda» llevaba tres décadas alzado en armas. Se había hecho guerrillero del Partido Liberal a finales de 1948, poco después del famoso «Bogotazo», como se llama a la ola de violencia que se desató en Colombia tras el asesinato en Bogotá del dirigente liberal Jorge Eliécer Gaitán.
Pero, a lo largo de esos años tan convulsionados, Marín se sintió traicionado por la dirigencia del Partido Liberal; de ahí que en 1964 se convirtió en uno de los fundadores de las FARC, que nacieron bajo la sombrilla del Partido Comunista.
¿Comunista o liberal?
«Huyendo de la represión oficial nos radicamos como colonos en la región de Marquetalia (Tolima, centro occidente del país), donde el Estado nos expropió fincas, ganado, cerdos y aves de corral», diría Marulanda, 40 años después.
Molano cree que aunque «Marulanda» no hablaba de los medios de producción ni del materialismo dialéctico, sí lo hacía «con fundamento de la pobreza y de la arbitrariedad política».
En sus entrevistas «Marulanda» casi siempre planteaba los mismos temas: reforma agraria, educación, salud, vías de comunicación y la búsqueda de la paz.
«Su concepto básico de rebeldía era la ley y el orden. Como no se cumplan, él dice que las haría cumplir», asegura Molano.
Sin embargo, pese a la influencia del Partido Comunista, el académico define a Marín más bien como un «un liberal de izquierda».
Justamente un dirigente liberal, el ex fiscal Alfonso Gómez Méndez, oriundo de la región donde nacieron las FARC, cree que el rompimiento del dirigente guerrillero con la dirigencia de este partido impidió sucesivas negociaciones con futuros gobiernos liberales.
«Solo negoció con dos gobiernos conservadores, el de Belisario Betancur y el de Andrés Pastrana, y le fue muy mal», declara.
Pero Gómez Méndez acota: «El hecho de que a ‘Marulanda’ lo hayan ‘matado’ tantas veces, y de que no menos veces lo hayan ‘resucitado’, lo volvió un hombre absolutamente terco».
Un mito
Nadie duda de que «Marulanda» fuera una especie de mito viviente. Un mito de pocas palabras, que hablaba y aparecía poco.
Una de sus ausencias más notables fue en enero de 1999 cuando no llegó a una cita con el presidente Andrés Pastrana en San Vicente del Caguán, en las selvas del sur de Colombia, para instalar formalmente el proceso de diálogo y negociación.
Esa «silla vacía» marcó de alguna manera un accidentado proceso de diálogo que terminó de romperse en febrero de 2002, después del secuestro del senador Jorge Eduardo Gechem, quien luego permaneció seis años y medio en poder de las FARC.
Pero además, Molano considera que «Marulanda» fue pragmático. El académico cree que aunque el dirigente guerrillero inicialmente se había opuesto a los cultivos de coca y marihuana, terminó aceptándolos porque le reportaban dinero a las FARC; lo mismo con respecto a la práctica del secuestro.
«Aunque las FARC tengan organismos colegiados, ‘Marulanda’ fue el jefe absoluto. Su palabra, un dogma. Mandaba en lo político y lo militar, sin ninguna duda», añadió.
El sociólogo de origen francés Daniel Pecault no duda en afirmar que bajo el mando de Marulanda las FARC «dejaron de ser una guerrilla de autodefensa y se convirtieron en una guerrilla muy poderosa militarmente y, en la última fase, bastante metida en el narcotráfico con métodos muy discutibles, empezando por el uso sistemático del secuestro».
No obstante, aunque muchos coinciden que las FARC son en buena parte una guerrilla campesina, se discute mucho sobre qué tan campesino fue «Marulanda».
«Campesino ilustrado»
«Yo diría que fue un campesino ilustrado, con el conocimiento de los comerciantes de pueblo en materia de aritmética, contabilidad, historia y geografía regional», señaló Molano.
Cubides más bien es de la opinión de que «Marulanda» no fue un campesino típico.
«Su familia es campesina, pero él tenía experiencia urbana, incluso quiso ser inspector del Ministerio de Obras Públicas. Él ya había hecho una transición hacia lo urbano, aunque no conocía ninguna de las grandes metrópolis de la época», aseguró.
No se sabe con certeza cuántos hijos tuvo Marulanda, aunque algunos, como el ex consejero de paz Carlos Eduardo Jaramillo, señalan que todos son hombres.
¿Quién fue, finalmente, este hombre que vivió gran parte de su vida alzado en armas? No es fácil decirlo.
No obstante, Fernando Cubides afirma que «Marulanda» «fue un empecinado, un estratega intuitivo, que logró construir su leyenda y hacer parte de ella a fuerza de sobrevivir, en una guerrilla más dispuesta a matar que a vivir».
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