A finales de los 70, Angel Haché se sentó conmigo en un banco del Parque Colón frente a la Escuela Nacional de Bellas Artes (en Santo Domingo) y me dio orientaciones valiosas sobre cómo proceder en mi búsqueda para avanzar mi obra artística por otros rumbos.
Yo no era su alumno en ese entonces, pero esa conversación lo convirtió en mi maestro, alguien que me guió con su certera pedagogía. Sin su preciada orientación mi obra artística no fuera lo que es ahora. Desde aquel momento nos hicimos amigos y tanto Angel, Elsa Núñez y yo desarrollamos una relación amistosa inquebrantable a través de los años.
Sé que la muerte de Angel es un duro golpe para Elsa. También lo ha sido para todas las personas que queremos a Angel. Aquí un breve poema en honor a mi inolvidable maestro:
Poema a Angel Haché.
mi maestro
Fuiste mi Angel
en aquella memorable plaza colonial,
donde guiaste el pulso de mis trazos
y el fluir cromático en la moza superficie
de mi naciente estética;
me hablaste como maestro lleno de fe,
monje pedagogo que divisa la montaña
y sabe que de ella descienden raudos los ríos,
me enseñaste a valorar el milagro del esfuerzo
cuando uno cree en sí mismo al caminar
y eso bastó
para esfumar abismos generacionales entre los dos;
serás para siempre un norte,
un destello de luz perforando la oscuridad del mal agüero
cada vez que despierto pensando la patria,
la misma patria por la que zapateaste lleno de esperanza,
deseoso de otros mares,
hambriento de mejor futuro para todos;
ahora te vas sabiendo que te quisimos en vida
y más allá del descanso eterno de tus huesos,
porque así se agradece el atrevimiento de hacernos sentir
sombra de tus pasos por el trayecto de la vida,
porque siempre estuvimos en la antesala de tu silencio
cuando narrabas la epopeya de un artista
entregado al sacerdocio de su oficio milenario;
adiós hermano, maestro, amigo,
tuya será ya la paciencia memorial
de lo que no perece con la carne
ni se esparce con el soplo de los vientos,
adiós Angel,
hoy sí que baja el telón frente a la máscara de lo sufrido.
Escrito por: Diógenes Abreu. Foto de Diógenes Abreu.
©Dió-genes
Abril 1, 2016. New York