>Lady Di, Diana Spencer, princesa de Gales, La Princesa Diana, flor universal

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Por Enrique Cabrera Vásquez (Mellizo)

La prensa mundial a todos los niveles. La universalidad de los medios de comunicación, reseñaron profusamente el trágico final de la bella, hermosa y gentil mujer, Lady Di, Diana Spencer, La Princesa de Gales.

Le dieron amplia cobertura noticiosa a su muerte ocurrida la madrugada del domingo 31 de agosto (1997), mientras huía o trataba de evadir desesperadamente, a un grupo de fotógrafos periodísticos conocidos peyorativamente como paparazis, quienes la asediaban constantemente, acosándola sin tregua, con una conducta carente de delicadeza profesional y respeto personal.

Producto de esta necia, terca y obstinada persecución, al automóvil Mercedes Benz, en que iba la princesa Diana junto a su novio, el multimillonario Dodi Fayed, su guardaespaldas Trevor Rees-Jones y el chofer Henri Paúl, se estrelló contra los muros laterales de la pista subterránea, por donde se desplazaba, y con excepción del guardaespaldas Trevor Ree-Jones, todos murieron en ese desdichado accidente.
Luego del mismo, las autoridades francesas dijeron que el conductor del coche siniestrado estaba ebrio y que conducía a una velocidad de más de 160 millas por horas.

No importan los razonamientos técnicos y jurídicos lo cierto es que la princesa Diana pereció involuntariamente fruto del acoso temerario y la persecución mercurial y mercenaria de los llamados paparazis.

La súbita muerte de La Princesa Diana de Gales posibilitó en su momento que sentimientos que creíamos sepultados por el avance arrollador del individualismo consumista, resurgieran de manera generalizada. La humanidad conciente reaccionó sumamente afectada ante esta tragedia que conmovió profundamente todas las razas, religiones y estados del mundo.

La tragedia enlutó todos los corazones sensibles y generosos del mundo. Todos sentimos en ese instante pena y dolor. Todos lloramos a La Princesa Diana. Verdadera manifestaciones de dolor, respeto, admiración, consternación, indignación y pesadumbre se dejaron sentir por todas las regiones del mundo. Todos quisieron expresar su angustia y desgarramiento espontáneo por ese infausto acontecimiento.

La muerte de La Princesa Diana catapultó una la más grandes manifestación de solidaridad jamás conocida hasta ese momento. Todos procuramos decirle a la Princesa vilipendiada, maltratada, injuriada, calumniada, acosada, perseguida y sometida a los caprichos monárquicos; victima de la intriga de Castillo, que siempre estuvimos con ella, apoyándola sin renunciar nunca a su credibilidad.
Ella que estoicamente blandió su frágil figura sin más arma que su cautivante belleza; su gran corazón bondadoso, realizando obras de caridad, abrazando sidosos y enfermos terminales desahuciado por la ciencia médica, luchando contra las minas terrestres en pobladas zonas de guerra, levantando la ideología del amor y la comprensión; preocupándose por la suerte del medio ambiente, por los valores humanos. Asumió una práctica social reivindicando las ansias de justicia humana.
Titánicamente se impuso a la sordidez monárquica, a la cultura morbosa propiciada por mezquinas instancias sociales, egoístas, derrotó hasta con su muerte a esos seres desquiciados y absurdos que la atropellaron sistemáticamente en un intento estúpido de enlodar su imagen, de desminuir su gratificante, oportuna y consecuente solidaridad para con la humanidad, el impacto, emocional de su presencia universal, sólo brindando amor, generosidad, perdonando a sus detractores interesados.
Nuestra amada Princesa de Gales conquistó los corazones del mundo. Aquilató su imagen con creces esparciendo ternura y esperanza.

Hoy la humanidad agradecida y generosa con su doliente alma testimonia de la manera más honda posible, su afecto e identificación para con ella, tan buena, dulce, generosa y espontánea. Madre desvelada siempre por la suerte de sus dos hijos, menores de edad (al momento de su muerte), los príncipes Guillermo y Enrique.

Lady Di rompió los moldes tradicionales del dogmatizado protocolo de la cerrada monarquía británica, estrechando la mano de los pobres y necesitados del mundo, abrazándose con sinceridad manifiesta con la inolvidable Madre Teresa de Calcuta, ese otro ser maravilloso y ejemplar, en la justa y humana causa en favor de los marginados de la fortuna. Por eso es que hoy impotentemente lloramos su violento e inmerecido final.

La Princesa Diana reunió en su conducta los alti-bajos que se dan en el desarrollo dialéctico de la conducta humana, expresando sin ambages en su rutinaria cotidianidad su independencia de criterios, sin cumplidos hipócritica ni formas politiqueras; asumió su rol de Princesa; princesa de los pobres, sin igual, abierta, franca, honesta y sincera consigo mismo y la sociedad mundial. Integra y resuelta en sus sentimientos.

Sectariamente categorismos que con su muerte Lady Di se agigantó. Se inmortalizó y se lanzó vertiginosamente hacia la gloria. Hoy es venerada y amada por millones de hombres, mujeres y niños. Se reconoce su valerosa presencia en la faz de la tierra, su aporte inmenso. Su justa y altruista causa la convirtió en una flor universal surgida del bello jardín de la solidaridad humana.

En la Princesa Diana; nuestra princesa eterna, la vida crece y se esparce con donaire poético. Y es que frente al desgarramiento de los valores humanos y la proyección de una cultura individualista, egoísta, morbosa, cimentada en la competencia mezquina que anula el estimulo moral, el espíritu de solidaridad y entrega a causas nobles y altruistas, ejemplarizada en la brega afanosa de nuestra amada Lady Di, La Princesa Diana; la vida adquiere otra dimensión, brota en nosotros con fuerza optimista un hálito de esperanza; ella, nos rescata y solivianta, recobrando la confianza en la creencia en los conceptos de la solidaridad humana.

De la caridad y la beneficencia social, socorriendo indiscriminadamente a todos los marginados. Liberándonos de la rutina degradante que nos anonada e impulsa como máquina hacia una práctica que recela del calor humano.

Con profunda pena aceptamos la muerte de La Princesa Diana, a la que no volveremos a ver liderando causas redentoras. Mirando su rostro siempre fresco, sonriente y bondadoso. Con sus dulces gestos, tan naturales. Con hondo pesar aceptamos esta infausta realidad del destino, la forzada ausencia física entre nosotros de su agradable compañía, dulce, solidaria y alegre, llena de entusiasmo, un estímulo contagioso de dignidad humana.

¡Cuánta tristeza! ¡Cuándo dolor! Por ti, Laddy Di; nuestra querida y amada Princesa Diana. Con fervor público expresamos nuestro amor por ti, buena mujer, con desbordado sentimiento de dolor te manifestamos todos los afectos posibles.

¡Paz y amor siempre para ti Lady Li del mundo!

Nota: publicado en el periódico semanario EL COLOSO DE MACORIX, edición 15 de septiembre de 1997, pagina 7 de la fecha.

Nota: Reseña de prensa al momento del hecho.

El mundo entero se conmovió con la trágica muerte de Diana, princesa de Gales, madre de un heredero del trono británico y, a sus 36 años, la mujer más fotografiada del mundo. Diana encontró la muerte, la madrugada del domingo 31 de agosto de 1997, en París, Francia, en un accidente automovilístico en el que murió también su amigo, el millonario egipcio Dodi Fayed, de 41 años.

Lady Di. Nunca fue plebeya, sino todo lo contrario: Diana Francés Spencer era pariente lejana de la familia real. Hija de Edward Spencer, vizconde de Althorp, y de Frances Ruth Roche (hija del cuarto barón de Fermoy), pasó a ser conocida con el nombre dinástico de Diana de Gales. Lady Di y su novio egipcio se mataron en un choque en pleno centro de París También murió el chofer del auto La pareja había cenado en el Ritz Los persiguieron fotógrafos en moto, al cruzar un túnel a gran velocidad se estrellaron contra un muro.
(París. AFP, Reuter, AP, Mordzinsky y Avignolo).- La princesa de Gales, Lady Diana Spencer, de 36 años, murió como consecuencia de graves heridas sufridas en un accidente automovilístico, según confirmó esta madrugada el ministro del Interior de Francia, Jean Pierre Chevenement.

Estaba internada en terapia intensiva desde la 1.38 cuando el auto, que iba a más de 100 kms. Por hora, chocó contra la pared de un túnel de tránsito rápido en el centro de esta ciudad. Con ella murió su novio, el millonario egipcio Dodi Al Fayed (41).También murió el conductor del auto, que era empleado de seguridad del Hotel Ritz y chofer personal del millonario.

El guardaespaldas de Lady Di sufrió heridas muy graves y estaba hospitalizado. En el lugar del accidente, la policía no pudo impedir que los fotógrafos tomaran imágenes del Mercedes Benz totalmente destrozado y arrugado como una lata.

El accidente ocurrió cuando el auto era perseguido por varios fotógrafos paparazzi, que iban en motos a toda velocidad por el túnel. El viaducto es una ruta de tres carriles por mano, sin guardarrail en el medio. Al parecer, el accidente lo provocó un fotógrafo que se cruzó con su moto.

Uno de los testigos, después, se habría peleado con el paparazzo. El príncipe Carlos de Inglaterra, ex marido de la princesa de Gales, fue informado sobre el accidente y el estado de la princesa en el castillo de Balmoral, donde pasa sus vacaciones. Las heridas de la princesa Diana eran principalmente en la cabeza y fue internada de urgencia en el hospital de La Pitié Salpetriere.

El choque le fracturó un brazo y provocó traumatismos mortales de cráneo, además de heridas en una pierna. El ministro francés del Interior, Jean Pierre Chevenement, el embajador inglés Sir Michael Jay y el prefecto de policía de París, Philippe Massoni, estaban anoche en el hospital.

El director de la policía judicial de París, Patrick Riou, encabezó personalmente la investigación. La policía detuvo e interrogó a cinco paparazzi en relación con el accidente, también fueron secuestradas dos motocicletas en las que se presume que iban los fotógrafos.

El auto golpeó contra un muro de cemento del túnel a más de 100 kilómetros por hora. El radiador del auto quedó encima de la rodilla del guardaespaldas de la princesa Diana. Hubo un gran embotellamiento de tránsito y el túnel -que está ubicado en el distrito VIII de París cerca de la Place Alma- fue cerrado durante dos horas, mientras la policía impedía la entrada del periodismo.
Dodi Al Fayed era hijo del dueño de Harrods y del Hotel Ritz de París, Mohamed Al Fayed. El joven millonario había llegado con Lady Dy desde Portofino el sábado a la tarde, en su jet privado Gulfstream. Luego de cenar juntos en el Hotel Ritz, frente a la Place Vendome, la pareja salió en auto hacia un petit hotel que Dodi Al Fayed tiene el aristocrático distrito XVI.

Tomaron un camino paralelo al Sena para evitar a los fotógrafos, que los siguieron adentro del túnel. La noticia conmocionó a los europeos, que en el mes de agosto están de vacaciones, porque el noviazgo entre el millonario egipcio y la princesa Diana fue la telenovela del verano.
La BBC de Londres interrumpió la programación habitual. Lo mismo hizo la CNN y Radio France. En Londres, el primer ministro Tony Blair dijo que era una noticia muy triste no bien se informó sobre el accidente.

También el presidente norteamericano Bill Clinton pidió estar informado. Fuentes del Palacio de Kensington confirmaron las noticias, y se informó que Mohamed Al Fayed estaba volando en helicóptero a París, desde Londres.

El regreso La princesa de Gales tenía que estar el 1 de septiembre en Londres, para que su ex marido Carlos le entregara a sus hijos, William Arthur y Henry Charles. Con ellos, Lady Di tomaría unas pequeñas vacaciones hasta el 15 de septiembre, cuando los chicos empiezan sus clases.

Estoy muy enamorada, por fin encontré a una persona que me respeta, me quiere y me protege, había dicho la princesa a su modisto argentino Roberto Devorick.

El joven millonario egipcio pasó por los colegios más caros de Suiza, Inglaterra y Estados Unidos. Era un fanático del polo y jugó en el equipo de la Academia Militar de Sandhurst.