FUENTE EXTERNA
SANTO DOMINGO, domingo 14-01-2018.- .El acuerdo mediante el cual Hipólito Mejía y Luis Abinader se reparten los dos principales puestos de dirección del Partido Revolucionario Moderno, revela que en esa organización, que surgió con críticas al partidarismo tradicional, subsisten prácticas de espaldas a las bases.
Este tipo de acuerdo, de aposento, de reparto de la dirección partidaria con la designación a través del dedo, apoyado por los dos principales líderes no beneficia la organización, ya que no fomenta una unidad monolítica.
E incluso tal decisión envía una mala señal al sistema de partidos en el país que hoy se encuentra cuestionado al igual que en otras naciones del continente y demanda de fortaleza para sostener el sistema democrático.
La encuesta Cultura Política de la Democracia en la República Dominicana y en América Latina, 2016/2017, divulgada en noviembre del 2017, establece que la confianza de la población en los partidos políticos es de 20,4%, que ha ido disminuyendo desde 2008 cuando era de 26.7%, lo cual nos da una idea de lo erosionadas que están las organizaciones política en el país.
Por lo regular los partidos que practican este tipo de acuerdo lo extiende hacia el Estado en caso de ascender al poder y colocan en las instituciones a familiares amigos y allegados, produciéndose nepotismo.
Los críticos del binomio Paliza–Mejía lo califican como políticos bisoños, por lo que reclaman la fórmula esbozada por José Francisco Peña Gómez de combinar lo mejor de lo viejo con lo mejor de lo nuevo.
El acuerdo en cuestión, del que se conocen pocos detalles, postula al senador por la provincia Puerto Plata, José Ignacio Paliza, a la presidencia, y a Carolina Mejía, secretaria general, para la convención del 18 de febrero próximo, para elegir una nueva dirección a la organización.
El primero es sindicado como simpatizante de la candidatura de Luis Abinader y la segunda es hija de Hipólito Mejía, quien aspira volver a la Presidencia de la República.
Acuerdo entre Mejía y Abinader no beneficia a la democracia del PRM
Paliza es considerado uno de los más brillantes jóvenes dirigentes del perremeismo con experiencia legislativa, antes de ser senador fue diputado y representa la renovación del viejo liderazgo perremeista cuando amplios sectores reclaman el ascenso a la dirección de sangre nueva.
Carolina Mejía es empresaria, fue candidata a la Vicepresidencia de la República en la boleta del PRM, como compañera de Abinader. No tiene tradición de militante.
Carolina Mejía inscribe su candidatura a la secretaría general del PRM
Durante la administración de Hipólito Mejía (2000-2004) fue miembro de la Junta Monetaria y entró a la vida partidaria de la mano de su padre.
En caso de ser electa secretaria general del PRM tendría que combinar su condición de empresaria con la vida partidaria que es muy exigente.
Políticos bisoños
Los críticos del binomio Paliza–Mejía lo califican como políticos bisoños, por lo que reclaman la fórmula esbozada por José Francisco Peña Gómez de combinar lo mejor de lo viejo con lo mejor de lo nuevo.
Muchos temen que el acuerdo Hipólito–Abinader se lleve de encuentro a los demás aspirantes a la presidencia de la organización, sobre todo a Jesús Feris Iglesias, cuya candidatura ha logrado simpatía más allá de los muros partidarios que lo consideran un hombre con condiciones éticas para estar al frente de la organización.
Feris Iglesias, reputado médico, es apoyado por amplios sectores del PRM y este domingo proclama su candidatura en un acto público convocado en un hotel de la capital. Por lo que se espera que la lucha por la presidencia sea cerrada, ya que sus seguidores están dispuestos a dar la batalla.
Sin embargo, a pesar de que Mejía y Paliza tienen el apoyo de los principales líderes del PRM deben salir al ruedo político a conquistar los votos y con un discurso en donde las masas no lo vean como conciliadores con el gobierno, sino de ruptura con este, de línea opositora dura, quien asuma esta vía tendrá ventajas.
El acuerdo no se limita solo a la presidencia y la secretaría general de la organización, sino que es transversal en a todo el país. Se reflejará en los distintos cargos de la estructura partidaria con la conformación de planchas unitarias, con candidatos comunes.