Fuente: R.T.Noticias
Personas en filas en un mercado ambulantes de frutas y vegetales en Caracas, Venezuela, el 3 de noviembre de 2017.
Marco Bello / Reuters
04-julio-2018.- Los especialistas señalan que no existe una explicación lógica para el meteórico cambio de las etiquetas de los productos. Por su parte, el Gobierno promete tomar medidas radicales si no cesa la escalada de aumentos.
El presidente venezolano, Nicolás Maduro, lanzó en un mensaje televisado una pregunta familiar para la mayoría de los venezolanos: ¿Por qué los precios aumentan de la noche a la mañana?
El mandatario del país suramericano cuestionó que luego de anunciar el cuarto aumento del salario mínimo en este año, que en esta oportunidad fue del 200%, al día siguiente, el 21 de junio, los alimentos tuvieran un nuevo etiquetado.
«Si un producto costaba un millón de bolívares (entre treinta y cincuenta centavos de dólar a cambio no oficial), ¿por qué lo cobraron en cuatro?. ¿Qué justifica eso?, ¿qué buscan los dueños de los supermercados?: ¿La paz económica?, ¿la satisfacción de las necesidades?, cuestionó.
«¿Qué pasó en la noche, en la madrugada, para que amanecieran otros precios?, ¿cómo se llama esto?: Economía criminal, guerra económica», sentenció.
La pregunta de Maduro ha tratado de ser respondida por distintos sectores. El economista opositor Luis Vicente León escribió en su cuenta de Twitter que la escalada de precios tiene como origen el modelo económico del Gobierno y el «control estatal».
En su opinión, no existe «experiencia hiperinflacionaria» que no haya culminado con «apertura y financiamiento externo». Sin embargo, a su parecer, la administración de Maduro es «autoritaria y controladora» y es «lenta en entender que no tienen otra salida».
Adiós, café
Para hacerse una idea, tomando el ejemplo de la taza de café. A principios de junio costaba 550.000 bolívares y al cierre alcanzó el millón, según el índice del café con leche de Bloomberg. Subió casi el doble en un mes. Sin embargo, el incremento se eleva exponencialmente si consultamos un texto publicado por RT en febrero de este año, cuando la misma taza costaba 45.000 bolívares. Con lo que se compraban 22 tazas hace cuatro meses hoy día solo se podría comprar una.
Centro de entrenamiento para baristas en Caracas, Venezuela, el 3 de abril 2018. / Marco Bello / Reuters
La Comisión de Finanzas de la Asamblea Nacional, actualmente en desacato, ubica la inflación en el mes de mayo en el 110% y establece la acumulada anual en 24.571%, según El Nacional, mientras el Fondo Monetario Internacional (FMI) prevé que Venezuela cerrará este año con una inflación del 13.000%.
Personas en filas a las afueras de un supermercado en Caracas, Venezuela, el 6 de enero de 2018. / Marco Bello / Reuters
Desde 2015 la cifra oficial no ha sido publicada por el Banco Central de Venezuela y voceros del Gobierno atribuyen esa omisión a la existencia de «índices alterados por los actores económicos» en medio de la guerra económica. En esa oportunidad, la inflación anual fue del 180,9%.
Sin embargo, la explicación para los precios que cambian al cerrar los ojos no se sustenta únicamente con la de una economía hiperinflacionaria.
Precios monopólicos
En opinión del economista Luis Enrique Gavazut, la situación es «compleja» y «requiere el esfuerzo de todos los agentes económicos», según una entrevista hecha por Unión Radio.
El investigador considera que la «escalada hiperinflacionaria» no está relacionada exclusivamente con el tema cambiario, monetario o petrolero sino que responde a la «concentración económica de fijación a voluntad de los precios».
Centro de distribución de la empresa de alimentos Polar en Maracay, Venezuela, el 27 de octubre de 2015. / Carlos Garcia Rawlins / Reuters
Gavazut recuerda que Venezuela posee una economía de mercado donde la propiedad de los medios de producción está en manos de privados, que conforman monopolios y oligopolios.
Empresarios dolarizados
Estos empresarios se guían por marcadores de precios «fuera de la racionalidad económica» o por el tipo de cambio ilegal, que en su modo de ver, «es el precio más importante» porque la economía venezolana es «hiperdependiente de las importaciones», debido a que más del 90% de los bienes de consumo final e intermedios son importados.
El especialista maneja la cifra de 170.000 millones de dólares que esos monopolios han sacado del país, que tienen en cuentas bancarias en el exterior y que no han sido utilizados para «alimentar la oferta del mercado cambiario».
«Mientras se guíen por esos marcadores para establecer los precios en bolívares no vamos a salir de este túnel», aseveró en la entrevista.
«Respeten al pueblo»
En su mensaje televisado, Maduro volvió a hacerle advertencias a los sectores empresariales que, en Venezuela, también son «subsidiados» debido a que dependen de la renta petrolera y obtienen divisas preferenciales del Estado para el procesamiento de materias primas y distribución.
«Pónganse a derecho, respeten al pueblo», expresó el mandatario. «Nada ni nadie me va a detener. Si siguen practicando la economía criminal van a obligarme a tomar decisiones radicales de fondo. Después no nos acusen de dictadores», añadió.
Maduro pidió a los empresarios cumplir con la Ley de Precios Acordados, aprobada por la Asamblea Nacional Constituyente en 2017, y respetar los mecanismos de fijación de precios. Sin embargo, el tema además de económico ha sido político desde la llegada de Hugo Chávez a la Presidencia y con la posterior elección de Maduro en 2013.
¿Especulación para todos?
En entrevista, Ingerzon Freites, economista e integrante del Observatorio Venezolano de la Realidad Económica (OVRE), explica que en el país suramericano la economía es altamente especulativa y no se regula por las leyes en esa materia. Además, se le agrega la fijación o referencia de precios de productos y servicios en dólares a tasa ilegal aún cuando se paguen en moneda doméstica.
Este fenómeno ha hecho que, por ejemplo, las hortalizas, que se producen en suelo venezolano, sean vendidas al consumidor según la tasa del dólar paralelo, aunque no hayan sido importadas. De igual manera, objetos, servicios, inmuebles, vehículos, entre otros, están fuera del mercado formal.
Una mujer compra frutas y vegetales durante una inspección especial a los mercados en Caracas, Venezuela, el 20 de junio de 2018. / Marco Bello / Reuters
Freites se refiere, en este caso, a una «dolarización de facto», donde no es necesario que la moneda estadounidense sea de uso legal y que ha diluido los sucesivos aumentos salariales que no se guían por esa lógica.
La fijación de precios en Venezuela, continúa, se da en su mayoría en función del dólar porque «hay un problema de expectativas»: Si la gente pierde confianza en la moneda local, trata de proteger sus activos y se va a otra moneda.
¿Hay salidas?
Gavazut, consultado por este medio, habla de los precios relativos que el mercado informal ajusta luego de que los monopolios dan la última palabra impresa en sus etiquetas. En su opinión, el Estado, como ha hecho en distintas oportunidades, debe negociar con esos grandes conglomerados. Actualmente, se conformaron mesas de trabajo para revisar las estructuras de costos y fijar los precios de 50 productos básicos.
El Estado puede presionar con mayores impuestos a las ganancias y al patrimonio y de igual manera puede decretar el monopsonio –donde existe un solo demandante– estatal obligatorio, agrega Gavazut.
Freites considera que la problemática podría resolverse con la aplicación de un plan de estabilización que incluya las macropolíticas fiscales, monetarias, cambiarias y la política de renta. «Siempre va a haber una solución, no hemos tocado fondo».
Un trabajador cuenta los bolívares en Venezuela, el 29 de mayo de 2018. / Marco Bello / Reuters
Contempla además que se fortalezcan los mecanismos de control, como los impuestos a los precios altos. «La política económica son controles», afirma Freites a diferencia de la opinión de los especialistas de la oposición, que generalmente atribuyen el alto costo de los bienes y servicios a las restricciones del Estado en cuanto al tipo de cambio.
¿Qué hacer?
Frente a la pregunta tantas veces hecha de cómo hacen los venezolanos para satisfacer sus necesidades básicas no existe una respuesta certera. Habría que recordar que, según cifras oficiales, en 2017 la inversión social se ubicó en 74,1%.
Este año el ministro de Comunicación, Jorge Rodríguez, informó que unas seis millones de familias compran mensualmente a precios subsidiados por el Estado una caja con unos quince productos alimenticios. Si cada núcleo estuviera compuesto por tres personas, estaríamos hablando de unas 18 millones de personas en un país de unos 30 millones de habitantes.
Además, un porcentaje del 60% de la población recibe bonificaciones mensuales que se asignan según su nivel socioeconómico y condiciones especiales. Sin embargo, estas medidas aún resultan insuficientes debido al acelerado incremento de los precios sin justificación alguna.
De igual manera, un porcentaje que el economista Luis Vicente León ubica en 26% de la población tiene acceso a divisas, a través de sus ahorros, remesas –calculadas por el Gobierno en 3.000 millones de dólares en 2017– o pagos en la moneda estadounidense en el país suramericano, según Prodavinci.
Las cifras oficiales arrojaron que en 2017 la pobreza se ubico en el 18% y la extrema en el 4,4%.
Maduro, cuyo bandera durante la campaña electoral de las presidenciales fue priorizar el tema económico, en medio de la guerra económica y las sanciones financieras contra Venezuela, ha afirmado que próximamente se tomarán acciones macroeconómicas, monetarias, tributarias, de precios, de productividad y de producción. «Estoy seguro este esfuerzo va a coronar, con victorias parciales, una nueva economía», afirmó.