SABANA DE LA MAR.- Porque la escuela se desplomó por ser construida con vicios de construcción, decenas de niños ahora reciben las clases en la terraza de un colmadón y en una enramada forrada con lonas, en la comunidad de La Loma, sección Magua, del costero municipio Sabana de la Mar.
El centro educativo tenía una matrícula de 110 estudiantes, pero más del 50% ha desertado para dedicarse a las tareas agrícolas con sus padres, motivado por la situación crítica que se presenta con la enseñanza en la zona.
La escuela de La Loma fue construida en el año 1979 durante el gobierno de Antonio Guzmán Fernández, pero su estructura fue colapsando, siendo derribadas las últimos block por los vientos huracanados del ciclón Georges en 1998. Desde entonces es el viacrucis, teniendo la escuela que operar hasta debajo de los árboles.
Cuando fue construida no le construyeron baños, sino dos retretes, que ahora fueron abandonados por los escolares, porque siempre están sucios y no hay agua para higienizarlo.
A las dos pizarras que hay en el centro ya no le caben más agujeros, mientras que los dos profesores que imparten docencias en la escuela unitaria permanecen gran parte del tiempo de pies, porque tampoco el centro goza de escritorios y sillas para los educadores.
En el aula que opera debajo de una enramada de zinc y forrada de lonas el calor es insoportable, mientras que el viento que sopla empuja las lonas sobre los estudiantes, provocando distracción, ya que tienen que defenderse para no perder un ojo.
Mientras que en el colmadón, algunos estudiantes utilizan cajas de cervezas vacía para recibir las clases, porque los asientos no llegan a veinte para sentar a una matrícula de 52 niños/as que hay en el centro.
En la escuela se llega hasta el 5to grado de primaria, por lo que estudiantes tienen que recorrer unos cuatro kilómetros, exponiéndose al peligro y las crecidas de ríos y arroyos que bordean la zona, para recibir el pan de la enseñanza en la comunidad de Magua, donde también hay carencia de todos.
La escuela fue sorteada hace más de siete meses para su construcción por el Ministerio Público, están los recursos, pero la obra no ha sido iniciada por la incomodidad del camino.
Solo Santo Clemente y Priscila Camilo son los maestros del centro, quienes tienen que trasladarse de Sabana de la Mar a 24 kilómetros al Este de Sabana de la Mar, para llegar cada mañana al centro de enseñanza.
Santo Clemente, director de la escuela unitaria de La Loma en Sabana de la Mar, reveló que los padres decidieron que desde la próxima semana no enviarán a sus hijos a recibir las orientaciones, hasta tanto el Ministerio de Educación disponga la construcción de una nueva escuela para albergar a los niños pobres de la comunidad.
«La escuela fue construida durante el gobierno de Antonio Guzmán y no edificada con los materiales apropiados, porque fue colapsando por pedazos y se terminó de derribar, para evitar le fuera encima a los estudiantes», recordó el educador.
Pedro Laureano, presidente de la Sociedad de Padres y Amigos de la escuela, denunció que llevan más de seis años con la escuela en el suelo y «hemos decidido desde el próximo lunes no enviar los niños hasta tanto no se inicie la construcción de la escuela, porque los cuartos están ahí».
«A la escuela se le dio 20 años de vida útil y ya tiene 35 y nunca se le hizo una reparación y en vez de baños se construyeron dos letrinas, que ahora están clausurada y forradas de malezas», explicó Laureano a Diario Libre.
En la Loma de Magua desde 1938 hay escuela, recordándose que se iniciaron las clases debajo de una frondosa mata de mango sumoso, que aún se conserva en la comunidad.
Cuando llueve maestros ni alumnos asisten a la escuela, para no ser atajados por las aguas de ríos y arroyos que bordean la comunidad, que carecen de puentes y buenas alcantarillas.
La Loma es una comunidad que basa su economía en la producción de cacao y ganado de carne y leche, pero que la mayoría de la tierra está concentrada en manos de dos o tres familias, lo que impide el desarrollo en la zona.
Es una comunidad muy sufrida, donde el camino vecinal es casi impenetrable, pese a que la zona es visitada con frecuencia por turistas nacionales y extranjeros que visitan el saldo La Jalda, una cascada de 120 metros de caída libre de agua y de donde nace el río Maguá.
Esta zona aguarda la producción más grande de cacao orgánico de la región Este, con más de 8 mil tareas dedicadas al cultivo del grano aromático.