Manuel Díaz Aponte
SAN PEDRO DE MACORIS, sábado, 24, octubre, 2020.- En este 2020 el mundo ha cambiado en todos los órdenes y espacios, impactando sensiblemente diversas áreas como el ámbito académico, incluidos los distintos niveles de la fase preparatoria.
Así por ejemplo, se han modificado los protocolos de la educación inicial y desde la pre primaria; primaria, secundaria, hasta culminar con una carrera universitaria, diplomado o una maestría.
La presencia física del docente y de los estudiantes en las aulas ha sido reemplazada por el uso de la plataforma digital.
Esta realidad podría cambiar progresivamente a partir del momento en que la comunidad científica mundial patentice y certifique oficialmente la vacuna contra el coronavirus.
La Covid-19, ha sido extremadamente implacable contra la humanidad, provocando más de un millón de muertes alrededor del planeta y casi 40 millones de personas contagiadas, según datos de la Universidad Johns Hopkins, de este domingo.
Estamos ante un cuadro social complejo para la altruista labor profesional de enseñar y educar, no importa que sea en un país pobre o desarrollado.
Por supuesto, en el caso de las naciones subdesarrolladas la realidad es aún más difícil debido a que la tecnología no impacta en todos los estratos sociales.
El uso de una computadora sigue siendo una herramienta exclusiva de sectores privilegiados, aunque hay que decir que en el caso de la República Dominicana, las actuales autoridades redoblan esfuerzos para dotar a los profesores y estudiantes de ese imprescindible equipo.
Nueva Metodología
La Maestría en Diplomacia y Derecho Internacional de la Universidad de la Tercera Edad, se fundamenta en la Metodología Andragógica, que permite al participante alternativas y facilidades, especialmente en lo relativo al contacto físico con los facilitadores.
Lógicamente, en estos tiempos de la Covid-19, la modalidad presencial ha cambiado a virtual.
La carga académica de dicha Maestría se distribuye en seis cuatrimestres con 44 horas teóricas; 26 horas prácticas y un total de 57 créditos.
Sus asignaturas incluyen, entre otras: Fundamentos de Andragogía; Geopolítica, Economía Internacional, Derecho Internacional Público, Historia de las Relaciones Internacionales, Relaciones Domínico-Haitiana, Derecho Diplomático y Consular, Servicio Exterior Dominicano, Ceremonial y Protocolo, Práctica de Cancillería, Organización Comunidad Internacional, Proceso Integración Hemisférico Regional y varias conferencias magistrales.
Creo que la mayor debilidad está relacionada al sistema de evaluación de la tesis que presentan los participantes, porque no hay uniformidad de criterios sobre el eje metodológico que debe regir.
En mi grupo, de un total de 22 participantes que iniciamos la Maestría a mediado del 2017, apenas ocho hemos presentado tesis y la razón fundamental, es la indefinición del esquema de la metodología aplicada.
¿Por qué no cambiar los obsoletos sistemas evaluativos para medir la capacidad adquirida por los estudiantes al cursar una carrera universitaria o realizar un postgrado en el nivel maestría?
La creatividad debe imponerse por encima de criterios unipersonales dirigiendo los enfoques hacia las destrezas mostrada por los alumnos.
¿Cuál ha sido su desempeño y aportes finales en su trabajo de tesis?
Y desde luego, su índice académico alcanzado en las asignaturas del programa de estudio.
El sistema educativo en sentido general, demanda de una nueva metodología de enseñanza y de evaluación, como forma de apreciar y medir en su justa dimensión la capacidad de los estudiantes.
La práctica docente debe estar a la par con los avances tecnológicos modernos e instrumentos experimentales con los cuales obtener mayores niveles de rendimiento.
La UTE
Recientemente, logré una experiencia extraordinaria en la Maestría en Diplomacia y Derecho Internacional en la Universidad de la Tercera Edad (UTE), en Santo Domingo.
Allí defendí mi trabajo de tesis sobre la “Evidencia de los Aportes de las Cumbres de Estado Iberoamericanas al Fortalecimiento Institucional de la Región (2002-2014)”.
Obtuve una calificación de 91 puntos que dentro del sistema andragógico equivale a una A.
Es mi segunda Maestría, siendo la primera en la Universidad Metodista de Sao Paulo, Brasil, (1990-1992), donde defendí exitosamente mi tesis titulada: “Análisis Comparativo de la Televisión Pública del Estado de Sao Paulo y de la República Dominicana: Radio y Televisión Cultura y Radiotelevisión Dominicana”. Fue escrita y expuesta en el idioma portugués, alcanzando una calificación de 85 puntos.
Deseo sinceramente, que los restantes colegas de la Maestría finalicen sus respectivas tesis, para ver coronar así el gran esfuerzo y sacrificio que implica volver a estudiar. Mi solidaridad hacia ellos.
El sistema de aprendizaje basado en el método APA, es aplicado en esta Maestría de la UTE, evidenciando interés por resultados innovadores que permitan superar los tradicionales programas de enseñanza.
No obstante, hay serias interrogantes e inquietudes entre los participantes de dicha Maestría en lo que tiene que ver con la metodología empleada.
El modelo o formato APA es el estándar diseñado en 1929 por la Asociación Americana de Sicología para la elaboración y presentación de trabajos escritos de ciencias de la conducta o ciencias sociales.
APA, por sus siglas en inglés ha impactado en su aplicación, sin embargo, existen interrogantes sobre su cuerpo metodológico.
No debe sacrificarse el contenido global de una investigación porque presente ligeras imprecisiones respecto al hilo conductor de su diseño normativo.
Especialmente cuando ni siquiera los propios facilitadores y asesores de tesis, se ponen de acuerdo con la línea central que conformará la investigación.
En este caso, los participantes son quienes sufren las consecuencias directas de esas indefiniciones institucionales.
Aquí, nos preguntamos: ¿Qué es más importante en una investigación, su nivel narrativo, redacción y precisión de lo que se está exponiendo, o simplemente la fijación numérica de citas bibliográficas?
De todas maneras, el aprendizaje es infinito y constante y solo termina en el ser humano, cuando la ley de vida o el Señor Jesucristo nos manda a buscar.