Uno tenía el grado de comisario. Los otros dos eran suboficiales. Los tres, integrantes de la Policía Federal, se habían asociado para fundar una lucrativa empresa criminal que, hasta que fueron descubiertos y detenidos, les había hecho crecer su patrimonio en forma exponencial.
El comisario Roberto Mora y los cabos primero Natalia Cainzos y Andrés Martínez formaron una asociación ilícita que se dedicaba a diferentes rubros: la presunta participación en el tráfico de estupefacientes y de precursores químicos, «mexicanedas» de cargamentos de droga que después fueron vendidos, el robo de casas, y la tenencia ilegítima de armas y municiones prohibidas.
Así surge del procesamiento con prisión preventiva firmado en las últimas horas por el juez federal subrogante de San Isidro Daniel Gutiérrez, dado a conocer a los medios informativos.
En el expediente judicial, se sostiene que el comisario Mora, apodado «Ninja» y que trabajaba en la Dirección General de Asuntos Jurídicos, Cainzos y Martínez, conocido como «Andy», estuvieron en negociaciones con gente vinculada al poderoso cartel mexicano de Sinaloa, liderado hasta su detención por Joaquín Guzmán Loera, alias «el Chapo», para darle poyo logístico, cobertura y contactos.
A esa organización, integrada por ciudadanos mexicanos y argentinos, tras una investigación de la jueza federal de San Isidro Sandra Arroyo Salgado y de la Gendarmería Nacional se le secuestró más de 2000 kilos de cocaína líquida oculta en el interior de dos transformadores eléctricos trifásicos secuestrados en la zona aduanera de Puerto Progreso, en Mérida, en el estado mexicano de Yucatán. La droga había salido del puerto de Dock Sud.
Mora, Martínez y Cainzos estuvieron investigados en ese expediente donde la semana pasada Arroyo Salgado procesó a seis sospechosos, pero como las «negociaciones emprendidas se interrumpieron, al parecer, porque los miembros del cartel mexicano no estaban conformes con las garantías que les ofrecía el comisario de la Policía Federal», los tres uniformados fueron separados de la pesquisa y los detectives judiciales profundizaron los otros hechos ilícitos que protagonizaron como «empresa criminal», según la resolución del juez subrogante Gutiérrez.
Negocio con químicos
En el fallo, se afirmó que Mora y «terceros no identificados» cerraron un acuerdo para comercializar 30 tambores con 200 litros de precursores químicos que «se encontraban bajo su esfera de disposición presumiblemente también como consecuencia de un hecho ilícito».
Cerca del 3 de diciembre del año pasado, el comisario, según el expediente judicial, se ocupó de encontrar un comprador para el precursor químico.
Unos días después, el 9 y 10 de diciembre, el comisario Mora y el cabo Martínez, en un falso allanamiento, secuestraron en una casa de Esteban Echeverría 200 kilos de marihuana, que después «habrían comercializado logrando una ganancia aproximada de 50.000 pesos», según afirmó el juez subrogante.
Unos meses antes, en julio de 2013, según el expediente judicial, hubo un robo en la casa del comisario Julio Navarro, por entonces jefe de la División Almacenes de la Policía Federal, situada en Muñiz, en San Miguel.
Según el expediente judicial, el hecho fue planeado por Mora y ejecutado por Martínez y un cómplice de nacionalidad colombiana.
En la casa donde residía Cainzos, en La Reja, en Moreno, los investigadores secuestraron 267 gramos de cocaína y se sospecha que era droga para comercializar.
En los allanamientos que se hicieron en los inmuebles de los uniformados, que fueron detenidos en el Departamento Central de Policía Federal, se secuestraron 180.000 dólares y 130.000 pesos. Además, según el expediente judicial, los sospechosos habrían adquiridos automóviles de alta gama e hicieron importantes inversiones inmobiliarias.
El juez Gutiérrez describió a la banda como «una organización sofisticada para concretar los delitos». Agregó también que el rol de jefe de la organización lo ejercía el comisario Mora, en tanto los cabos Martínez y Cainzos «eran miembros».
«No pueden más que generar honda preocupación los actos, organizados y permanentes en el tiempo que sólo pudieron realizarse frente a una llamativa pasividad de los estamentos superiores y de contralor de la propia Policía Federal», afirmó el juez en los puntos salientes de su resolución.
Descubren otra «narcopizzería»
Un hombre fue detenido en el partido bonaerense de Pilar, acusado de vender cocaína con los pedidos de pizzas y empanadas de su comercio gastronómico. El hecho se conoce dos días después de otro caso similar registrado en una pizzería de Lanús, donde se ofrecían cocaína y marihuana y se promocionaban pizzas y empanadas «especiales».